Las críticas de Daniel Farriol en el 75 Festival de Locarno:
Petrol
Petrol es un drama australiano con elementos de fantasía que está escrito y dirigido por Alena Lodkina (Strange Colours). La historia nos muestra a una impresionable estudiante de cine que hace amistad con una actriz carismática que rápidamente excita su imaginación. Tras mudarse a vivir juntas se embarcan en una travesía de despertares, sueños y fantasmas. Está protagonizada por Nathalie Morris (Bump), Hannah Lynch (The Eclipse), Emmett Aldred, Daniel Aloisio, Kit Brady-Brown, Jia Jia Chen, Brittany D’Argaville y Robert P Downie. La película ha podido verse en la Sección «Concorso Cineasti del Presente» del 75 Locarno Film Festival 2022.
Cine y vida, realidad e imaginación
Una película tan ambigua como Petrol requería de un título que tuviera igualmente distintas lecturas. La traducción más literal al español sería «gasolina» y serviría para definir el combustible necesario en la vida que tanto anhelan encontrar las dos protagonistas de esta historia, Eva (Nathalie Morris) y Mia (Hannah Lynch). Pero me inclino más a pensar a que hace referencia al color, ese azul verdoso o azul petróleo que simboliza la libertad y la armonía del mar, por algo es precisamente con una imagen del mar con la que se inicia y finaliza la película, más allá de un breve epílogo final.
Petrol relata la amistad entre una estudiante de cine y una actriz de pasado misterioso. Es una relación marcada por la fascinación, el deseo y la búsqueda introspectiva del bienestar mutuo. Alena Lodkina, cineasta australiana de procedencia rusa, se muestra tan elegante en su puesta en escena como esquiva en el discurso que pretende transmitir, lo hace a través de imágenes sugerentes que parecen ocultar algo enigmático y fantasmagórico sin adentrarse del todo en ese terreno.
La simbología del arte, en este caso el cine, como recurso para el autoconocimiento personal. Se propone un juego de espejos y reflejos convexos que confunden la realidad con la interpretación individual de esa misma realidad, es decir, la percepción que posee Eva de su amistad con Mia parte de una idealización casi mística en su mente de la que cuesta discernir lo que sucede realmente de lo que no (son constantes las escenas en las que vemos a Eva despertarse tras los encuentros con su amiga).
Un relato de autoconocimiento lleno de símbolos
En una escena de Petrol se cita a Oscar Wilde, así que resulta evidente la comparativa con su novela «El retrato de Dorian Gray» donde se explora el mito de la eterna juventud y se habla de la fascinación que siente un artista por el hombre al que hace un retrato. Se cambia la pintura por el cine, pero la fascinación de Eva por Mia es similar, casi sexual, acercándose aquí a la manifestación de la juventud desde el prisma de la melancolía, el descubrimiento y el crecimiento emocional (la rosa verde simboliza eso). La juventud como una etapa de la vida donde los sueños aún son/parecen posibles, pero aún se debe batallar contra un sinfín de inseguridades e incertidumbres particulares.
Todo eso está bien reflejado por Lodkina en la película, lástima que a veces se pierda el rumbo y parezca que navegamos a la deriva sin tener claro hacia donde nos lleva. En la escuela de cine, Eva presenta un proyecto documental que retrata la fragilidad de los cuerpos durante la vejez, pero el profesor le empuja a que indague más profundo dentro de su ser para ofrecer algo personal que evite los clichés del cine. En esa búsqueda interior se mezclan convicciones artísticas con indagaciones identitarias que son proyectadas en el rostro de la escurridiza Mia. Su amiga es una mujer impenetrable que desaparece durante días sin explicar los motivos, entra y sale de la pantalla como un fantasma, una especie de Rusalka, la sirena de la mitología eslava, así que tenemos otra vez el mar como nexo entre realidad y fabulación.
Es ahí donde el relato no termina de cuajar del todo. Las escenas oníricas y otras referencias a los fantasmas parecen querer llevar el relato a un terreno que nunca se indaga y todo eso se queda en el limbo. Petrol es un interesante drama intimista de narrativa enigmática sobre una joven en búsqueda de sí misma tal y como se desprende de la constante presencia de espejos o de esa inquietante imagen de Eva observando a otra Eva que está de espaldas, tan reconocible como inalcanzable.
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