Las críticas teatrales de Laura Zurita:
La venganza de Don Mendo
El caballero castellano Don Mendo Salazar, Marqués de Cabra, se considera burlado cuando descubre que su prometida, Magdalena, se casará con Don Pero Collado, Duque de Toro. Después de un encuentro funesto, Don Mendo acaba inculpándose como ladrón y termina encarcelado y condenado a ser emparedado por orden de Magdalena. Su trágico destino se ve alterado por su amigo, el Marqués de Moncada, que lo salva del brutal castigo engañando a la ley. Don Mendo amenaza con volver a por Magdalena, pero ya no por amor, sino por venganza.
La venganza de Don Mendo, obra teatral de Pedro Muñoz Seca, está dirigida y versionada por José Saiz y protagonizada por José Saiz, María Ruíz, Daniel González, Juanan Lucena, Raquel Carrasco, Arturo Sebastià, Estela Muñoz y Carmen Higueras. Se estrenó en España el día 7 de julio de 2022, y pudimos verla por cortesía del Teatro Reina Victoria.
Un texto desaforado e inmortal
La venganza de Don Mendo es un recorrido por casi todos los metros y formas estróficas de la poesía castellana, y exhibe orgullosamente retruécanos, ripios y juegos de palabras a mansalva. No en vano la obra pertenece al género del astracán, un género cómico menor que solo pretende hacer reír a toda costa. «La venganza de Don Mendo» es hoy en día la cuarta obra más representada de todos los tiempos en España junto con «Don Juan Tenorio», «Fuenteovejuna» y «La vida es sueño».
Yo misma soy una gran aficionada a la obra, que he visto representada un par de veces en el teatro, y varias veces más en la hilarante versión cinematográfica de Fernando Fernán Gómez, de 1961. El texto es desaforado, desinhibido, absurdo, una parodia delirante de las tragedias históricas, y divertidísimo en sí mismo. Pero esta versión, además, añade algo nuevo.
Al principio se advierte al espectador, “Esto no es un musical, es un drama histórico medieval”, mientras los actores cantan y bailan, y se van vistiendo con trajes de lo más vistosos, recreaciones fantasiosas de usanzas medievales, con más lentejuelas que pretensiones de verosimilitud. Desde el principio, pues, se marca la línea de una versión musical y colorida, que añade la estética del guiñol, y música a la parodia.
La ausencia de algunos versos
Tras un principio dubitativo, en la que faltaba algún verso, La venganza de Don Mendo va tomando velocidad y empaque. Los actores dejan muy claro que la obra no se toma en serio a sí misma. Entregados y animosos, fomentan la complicidad con el público, al que contagian buen humor y mucha energía. Están muy bien todos, sin excepción, pero destaca Don Mendo (José Saiz) que resulta tierno y conmovedor al tiempo que desternillante. Los intérpretes además cantan y bailan bien, y saben también decir el verso, al menos el verso de Muñoz Seca, que debe enunciarse, como es sabido, con falsa afectación y verdadero desparpajo.
Con la adición de los números musicales, y efectos varios, la obra dura unas dos horas, y es tan entretenida y gozosa que se pasa en un suspiro.
Un pero a esta versión de La venganza de Don Mendo es que, como ya se ha indicado, de vez en cuando faltan algunos versos, sea por olvido (que no creo) o por hacer más aceptable un texto que es un retrato de su época, y con los ojos de hoy puede resultar machista y patriarcal a almas severas. Hablo, por ejemplo, del fragmento de “las clásicas gallinas”. Como en otras ocasiones, defiendo que es una mala idea retocar una obra para proteger al público, que es adulto y no necesita de censura bienintencionada, pero algo pacata, de las obras en nombre del presentismo. El texto es el que es, y está bien así.
Dicho esto, La venganza de Don Mendo es una obra divertidísima, una versión arriesgada que apuesta por una modernización de una obra ya muy moderna, y sale bien parada de ello.
¿Qué te ha parecido la obra teatral?
No me meto con lo del tema de quitar texto seguramente lo quitarían porque se les quedaría quizá muy larga la obra, imagino, ya que la han alargado ya de por sí con canciones, y el tema debe haber la modernizado aún más y lo colorido y original de los del vestuario estoy de acuerdo. Que el elenco en general es muy bueno, también, pero lo que me chirría es que destaques al actor que interpreta a Don Mendo sobre todos los demás, quizá es que le conoces, no se me ocurre otra razón :(. El único modo de destacar sobre los demás para mí es siendo el menos actor de todos y el que menos se lo ha trabajado: el texto lo emite monótonamente y sin matices, tiene muy poco de trabajo corporal y transmite, por tanto, poco.
Gtacias por tu comentario. En cuanto a Don Mendo, escribí mi opinión sincera, no conozco al actor más que a los demás. Me alegro de que te gustara la obra, que es muy divertida.
(…) Por no decir que lo peor de la obra creo que lo protagoniza a él, destacando sus momentos de playback en la canción versionada de la Vida de Brian «the bright side of life». El público se da cuenta de estas cosas y «encutrece» la obra completa. Los demás actores parecían cantar en directo, y bastante bien por cierto, menos él. Si no se sabe cantar lo suyo es que se coja a otro actor que sí sepa, ya que no se trata de un secundario sino del protagonista, opino. Y me alarmó la escena donde como juglar a lo cantar de gesta, y delante de los reyes y la nobleza, narra toda la verdad sobre el engaño de Magdalena (lo que se supone un momento clave de la obra). Todo esto fue en PLAYBACK, donde parece que el actor no ha tenido a bien aprenderse el texto simplemente, porque no era ni siquiera cantado. Además se apagaban las luces y solo se iluminaba a la bailarina, cosa que no tenía ningún sentido porque hacía que el público no pusiera atención al texto, precisamente, y el público no es tonto. Una pena que se haya dirigido de esta manera, porque el resto de la obra está muy bien.