Las críticas de Daniel Farriol:
Cinco lobitos
Cinco lobitos es un drama español escrito y dirigido por Alauda Ruiz de Azúa (Eres tú). La historia sigue a Amaia, una joven que acaba de ser madre y debe enfrentarse a algo para lo que no existe manual de instrucciones. Su pareja debe ausentarse por trabajo durante unas semanas, por lo que la chica decide volver a casa de sus padres para compartir con ellos la responsabilidad de criar al bebé. Está protagonizada por Laia Costa (Victoria, Foodie Love), Susi Sánchez (La enfermedad del domingo, El cover), Ramón Barea (La vida era eso, Voces), Mikel Bustamante (Maixabel), Amber Williams, Lorena López, José Ramón Soroiz y Leire Ucha.
La película pudo verse en la Sección Panorama de la Berlinale y en otros festivales de nuestro territorio como el D’A Film Festival o el Festival de Málaga donde obtuvo la Biznaga de Oro a Mejor Película y arrasó llevándose el Mejor Guion, ex aequo a Mejor Actriz para Costa y Sánchez, y Premios del Público, del Jurado Joven, Asecan, Signis y Feroz. Se estrena comercialmente en España de la mano de BTeam Pictures el día 20 de Mayo de 2022.
Un debut asombroso que nos habla sobre el ciclo de la vida
Cinco lobitos es una ópera prima absolutamente prodigiosa. Así de claro y sencillo. El debut tras las cámaras de la vasca Alauda Ruiz de Azúa sorprenderá a propios y extraños, incluso a aquellos que a priori no se sientan demasiado identificados o atraídos por los temas que trata. Y es que estamos frente a un filme que desborda autenticidad y sensibilidad por los cuatro costados. Ahora que está tan de moda en el cine español aquello de buscar la verdad subvirtiendo los límites de los géneros ficción/documental incluyendo actores no profesionales para ofrecer esa frescura cotidiana, esta película demuestra que pueden alcanzarse los mismos objetivos con un método más tradicional y cinematográfico, con actores de verdad que nos hacen olvidar que lo son. En Cinco lobitos es imposible resistirse ni evocar en la mente nuestras propias vivencias mientras contemplamos esta preciosidad de tono naturalista que penetra en nuestra intimidad como pocas películas logran hacerlo.
La trama es de aparente simpleza, de aquellas que parecen no contar nada extraordinario. Es la historia de una familia cualquiera, tan reconocible y común como la de cualquiera de nosotros. Amaia es una joven que acaba de dar a luz a su primer hijo, un hecho que la lleva a enfrentarse a una serie de responsabilidades inesperadas que trastocan la vida en pareja que tiene con Javi. Ambos son padres primerizos, inexpertos y están asustados. Nadie les advirtió de lo complicado que es criar a un hijo, compaginarlo con el trabajo y con el día a día que llevaban hasta entonces.
Para complicarlo aún más, Javi decide ausentarse durante una temporada al aceptar un trabajo en otra ciudad, algo que deja a la madre sola ante el peligro. Ese nuevo reto crea un cisma en su relación que se irá deteriorando en la distancia y en el rencor. Es por ello que la chica decide regresar a casa de sus padres, a un pequeño pueblo costero del País Vasco donde pasó su infancia, para que le ayuden con los cuidados del bebé y sentirse así un poco más segura. Amaia descubrirá que ahora es madre, pero que nunca ha dejado de ser hija. Durante el ciclo de la vida los roles a menudo se intercambian en una especie de círculo extraño en el que debemos aprender a cuidar, pero también a ser cuidados por la gente que nos quiere. Será un intenso proceso de aprendizaje tanto para Amaia como para su madre Begoña.
Actrices y actores en estado de gracia
Cinco lobitos parte de un guion quirúrgico en el que se construyen cuatro personajes maravillosos que nos resultan reconocibles en sus dudas, imperfecciones y necesidades vitales. Es muy fácil empatizar con cada uno de ellos tanto por sus virtudes como por sus defectos, en los que también nos sentiremos reflejados, ya que en definitiva todos tienen algo de nosotros o de la gente que nos rodea. Ruiz de Azúa extrae unas interpretaciones asombrosas de los cuatro intérpretes principales: Laia Costa nunca ha estado mejor, ya dije en Málaga que merecía la Biznaga de Oro y se la dieron, pero que le den también el Goya, el Oscar o cualquier otro premio que se precie, está simplemente perfecta; Susi Sánchez, es una actriz majestuosa que aquí vuelve a demostrarlo, la química con su hija en la ficción es absoluta; Ramón Barea, es otro de los grandes de nuestro cine, creo que no siempre ha sido reconocido como se merece, su grandeza aquí radica en saber mantenerse en un segundo término cuando toca darle protagonismo a las mujeres, pero sin descuidar la importancia de los pequeños detalles que le definen; y, finalmente tenemos a Mikel Bustamante que es quién tiene el personaje menos agradecido de los cuatro, pero que no desentona en ningún momento ante el torrente de talento de esas tres bestias pardas.
El filme reflexiona sobre la maternidad y sobre el constante cambio de roles entre los miembros de la unidad familiar. La joven madre que cuida a su bebé puede, a su vez, necesitar siendo adulta el ser cuidada por su propia madre que, con el paso del tiempo, las enfermedades o la senectud, necesitará de los cuidados de esa hija. Es un juego de espejos convexos que deforma cuál es la figura maternal real, pero sin dejar de posicionarla en el centro del relato-imagen, desenfocándose todos los sentimientos superfluos en unos márgenes indistinguibles. Ruiz de Azúa retrata la maternidad sin idealizarla, no hay que ser perfecta para ser una buena madre.
El enfoque humanista de las relaciones familiares
Todo lo que ocurre en Cinco lobitos te sacude emocionalmente, entre la caricia y la bofetada. Lo hace con una sutileza naturalista que se cuela por los poros de su pulcra narrativa, casi invisible, que para nada resulta contemplativa o morosa. Es por eso que la película no pierde el tiempo con excesos melodramáticos, no los necesita, sin embargo, te mantiene toda la proyección con el corazón encogido y el lacrimal humedecido. El inexorable paso del tiempo representado por el ciclo de la vida es suficiente reclamo para emocionarnos de principio a fin sin renunciar nunca al sentido del humor que desprenden unos inteligentes diálogos que dotan al conjunto de aún más veracidad y cercanía. Al principio de esta reseña comentaba que era una de esas películas en las que parecía no suceder nada extraordinario y sí que pasa mucho, la vida. Hallaremos tristeza, decepción y muerte durante ese trayecto, pero también empatía y amor, siendo la familia el verdadero cielo protector para superar el infortunio y nuestras debilidades.
La realizadora ha manifestado en diversas ocasiones la influencia que han ejercido en ella algunos directores japoneses como Yasujirō Ozu o Hirokazu Koreeda. No es de extrañar viendo cuál es su tratamiento de las relaciones familiares y el tono tremendamente humanista con que ilumina esa cotidianidad sencilla relatada a través de gestos, miradas y palabras no siempre pronunciadas. Sin duda, al maestro Koreeda le encantaría la película que ha hecho Ruiz de Azúa. Cinco lobitos se ha convertido desde ya mismo en una de las películas españolas más importantes del año, casi me atrevería a decir que de la última década. Es un filme que nos ha servido para descubrir la personal mirada de una autora novel que tiene un futuro infinito por delante. Eso sí, he de reconocer que siento un poco de miedo ante la noticia de que ha sido fichada por Netflix y que en abril ha terminado el rodaje de la comedia romántica Eres tú que pronto estará disponible la plataforma. Ojalá que Ruiz de Azúa no pierda la inteligencia emocional que demuestra en esta ópera prima y nos vuelva a regalar otra obra tan inmensa.
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