Las críticas de Daniel Farriol:
Separación
Separación es un drama de terror estadounidense dirigido por William Brent Bell (The Boy, Devil Inside), con guion de Nick Amadeus y Josh Braun (The Instant Talk Show, The Anti Gravity Room). La historia explica la lucha por la custodia de Jenny, la hija de una pareja que se está separando hasta que la madre muere trágicamente en un accidente. Entonces, las marionetas que hay en la casa empiezan a cobrar vida de repente de una forma aterradora. Está protagonizada por Rupert Friend (Van Gogh, a las puertas de la eternidad, Hitman: Agente 47), Violet McGraw (La maldición de Hill House, M3GAN), Madeline Brewer (Cam, Still), Brian Cox (Succession, Bajo la misma piel), Mamie Gummer (The Collection, True Detective III), Troy James, Simon Quarterman y Manny Perez. La película se ha estrenado en Movistar + y Rakuten TV el día 17 de Diciembre de 2021.
La Familia Siniestra
Separación de William Brent Bell logró estrenarse en los cines de Estados Unidos, cosechando algunas de las críticas más destructoras de lo que llevamos de cine de terror en este 2021. Sin embargo, la película es mucho más entretenida de lo esperado y funciona en sus errores como un cajón de sastre del género (o mejor dicho cajón desastre) con multitud de ideas absurdas amontonadas sobre una trama doméstica que narra como puede llegar a influir la separación de una pareja en el crecimiento de nuestros hijos. El universo emocional que tenía el mítico drama legal Kramer contra Kramer (Robert Benton, 1979) se superpone aquí a las atmósferas malsanas creadas por autores como James Wan, Tim Burton o Guillermo del Toro. Es una combinación tan extraña que fascina por la arbitrariedad de la disposición de sus elementos a lo largo de la trama.
Separación podría entenderse como el reverso misógino de Mamá (Andy Muschietti, 2013). Sorprende bastante que alguien se haya atrevido a producir algo así en los tiempos del #MeToo y de la revolución feminista en el mundo del cine que, sin duda, ha aportado un nuevo enfoque a temas y géneros conocidos. Y es que el guion de Nick Amadeus y Josh Braun parece sacado de una convención de hombres separados que se han reunido para despotricar de sus ex mientras comparten algunas latas de cerveza. La historia cuenta la traumática separación matrimonial entre Jeff (apático Rupert Friend) y Maggie (odiosa Mamie Gummer). Ella es una versión amplificada y remasterizada de la Joanna interpretada por Meryl Streep en el citado clásico de Benton, convertida en una malvada bruja de cuento que atosigará al sufrido protagonista en vida y, al parecer, como un espectro vengativo tras la trágica muerte de la mujer en un accidente. La pareja tiene en común a su hija de 8 años, la dulce Jenny (estupenda Violet McGraw, la mejor del reparto con diferencia), que se dedica a jugar en su cuarto con unas tétricas marionetas inspiradas en los exitosos cómics creados por su padre sobre The Grizzly Kin (La Familia Siniestra).
Marionetas que cobran vida y otros desvaríos
El guion de Separación se construye con retazos de los lugares comunes de otras muchas películas de terror. La (in)coherencia interna tiene una evolución adictiva que te lleva por caminos insospechados, incluso cuando algunos giros dramáticos se intuyen de muy lejos. Tenemos muñecos que cobran vida, demonios contorsionistas, espectros nocturnos que acechan desde el rincón de la habitación de la niña, sueños dentro de otros sueños y hasta una niñera crecidita (la actriz Madeline Brewer tiene 29 años) que oculta secretos y se insinúa al padre. Tiene tantos elementos del cine de terror como de un telefilme de sobremesa, incluso se respira cierta atmósfera de producción de bajo coste y pasión por lo cutre que, en realidad, no es algo buscado por el director.
Pese a todos los despropósitos argumentales que encontramos y un final desastroso, hay algo inexplicable en Separación que la convierte en un guilty pleasure y en una película de género mucho más apetecible que otras de las estrenadas este año a bombo y platillo. Supongo que a veces se trata de relativizar las cosas y mirarlas con cierto sentido del humor. William Brent Bell, apasionado del terror y de los muñecos aterradores como demostró en The Boy (2016) y su secuela Brahms: The Boy II (2020), vuelve a incidir en el tema dando vida a los personajes del cómic ficticio The Grizzly Kin (algo que no estaba en el guion) lo que otorga un trasfondo lúgubre bastante atractivo visualmente a una historia donde predomina el drama familiar. El problema es que los muñecos vivientes poco tienen que ver con el espectro vengativo que es la verdadera amenaza, igual que lucha por la custodia con el abuelo de la niña (desubicado Brian Cox) poco encaja con el descenso a la oscuridad del protagonista y su consumo de ayahuasca para provocar alucinaciones que le ayuden en la creación de un nuevo cómic. Si eres un cinéfilo sin prejuicios acostumbrado al terror de Serie B o a las paradojas del género, puede que te guste Separación, pero si buscas algo de terror puro te aburrirás.
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