martes, marzo 19, 2024

Crítica de ‘El último día de los Smiths’: Vinilos y nostalgia ochentera

Las críticas de Daniel Farriol:
El último día de los Smiths

El último día de los Smiths (Shoplifters of the World) es una comedia dramática estadounidense escrita y dirigida por Stephen Kijak (Sid & Judy, Equal), basándose en una historia original de Lorianne Hall. Estamos en Denver, en 1987. Cuatro amigos tratan de recuperarse a su manera de la noticia de la separación de «The Smiths», la icónica banda musical británica. Mientras tanto, un aficionado acérrimo del grupo entra a mano armada en una emisora de radio para obligar al DJ a que pinche los discos del grupo durante toda la noche. Muchos otros seguidores ven en ese gesto algo heroico y se concentran a las puertas de la emisora. Está inspirada libremente en hechos reales.

Está protagonizada por Ellar Coltrane (Boyhood, Drowned), Helena Howard (Madeline’s Madeline, The Wilds), Joe Manganiello (Archenemy, Stano), Elena Kampouris (Jupiter’s Legacy, Children of the Corn), Isabelle Fuhrman (Escape Room 2: Mueres por salir, La huérfana), Sasha Lane (Utopia, Daniel no es real), James Bloor (Leatherface, Noche de lobos) y Nick Krause (White Rabbit, 2149: The Aftermath (Confinement)). Tras su paso por el AMFF 2021 en Julio de 2021, ahora puede verse en Movistar + desde el día 30 de Noviembre de 2021.

La realidad no supera a la ficción

El último día de los Smiths es una película-homenaje a la banda The Smiths que toma prestado el título original Shoplifters of the World de una de sus canciones más emblemáticas. En tono desenfadado y utilizando el humor como desengrasante para el retrato nostálgico de una época, el director Stephen Kijak firma una película que encandilará a los fans del extinto grupo de Mánchester. Sin embargo, es posible que deje bastante fríos al resto de espectadores o incluso les acaba saturando con su multireferencialidad a las canciones del grupo. El film cuenta con el beneplácito de Morrissey y del resto de la banda, aprovechando el guion una anécdota relacionada con el grupo para potenciar el conflicto dramático de este coming of age ambientado a finales de los 80.

La historia sigue las peripecias de un grupo de jóvenes seguidores de The Smiths durante la noche en que su grupo favorito anuncia en los medios que se va a separar. El cisma emocional que la noticia provoca en ellos les lleva a vagar y divagar durante una noche descontrolada por distintos bares y locales mientras afrontan sus penas con alcohol y algunos escarceos sexuales. Aún más a pecho se lo toma Dean, el dependiente de una tienda de discos que, revólver en mano, decide asaltar esa misma noche una emisora de radio especializada en música metal para obligar al DJ a que pinche únicamente canciones de The Smiths. Ese absurdo gesto entre delictivo y heroico lleva a concentrarse a las puertas de la emisora a muchos otros seguidores del grupo para compartir un momento tan significativo en sus vidas. Es una manera de escenificar la famosa frase «Shoplifters Of The World. Unite And Take Over».

Aunque la historia tiene un punto de romanticismo épico y en los créditos iniciales de la película se nos insta a creer que está basada en hechos reales, lo que pasó de verdad parece ser que fue bastante distinto. Sí es cierto que en 1988 un chaval llamado James Kiss quiso entrar en una emisora de radio llevando consigo un arma y multitud de cintas de cassettes de The Smiths bajo el brazo. Lo que está menos claro es que llegase a entrar en la emisora y mucho menos obligar al DJ durante 4 horas a poner sus canciones. De hecho, según varios testigos, el chico se acobardó en el último momento y no llegó ni a acceder al vestíbulo. Pero bueno, ya sabemos que el cine es pura fantasía y que, a veces, nos gusta más una leyenda urbana que una verdad.

Un retrato generacional incompleto

El último día de los Smiths es una comedia generacional de corto alcance que se beneficia de tener una banda sonora que incluye 20 canciones originales de The Smiths. Eso, sin duda, ayuda a transportarnos a una época pasada donde la música importaba de verdad. El pop melancólico y reivindicativo que caracterizaba a la banda, junto a otros grupos de la época, se convirtió en una forma de vida para muchos jóvenes. Las letras de Morrissey a menudo se metían en charcos importantes en contra del sistema educativo inglés, la monarquía, la política de Tatcher, la discriminación homosexual o aquella famosa apología en favor del vegetarianismo y en contra del consumo de carne animal equiparándolo en «Meat is Murder» al asesinato de personas.

Más allá de estar de acuerdo o no con sus ideas, lo que sí está claro es que en los años 70 y 80 había varias corrientes musicales en la escena punk e independiente con posicionamientos políticos y sociales que ahora cuesta encontrar más allá del postureo en redes sociales de cantantes de ritmos latinos y música precocinada en el microondas de la radio fórmula. Por desgracia, El último día de los Smiths es bastante ligera y no profundiza demasiado en el aspecto social reivindicativo de las bandas de aquella época. El retrato generacional se concentra en algunos clichés poco efectivos representados en los cuatro amigos protagonistas. La noche de fiesta les servirá para conocerse un poquito más así mismos, pero son personajes cuyas respectivas crisis existenciales nos importan más bien poco. Por suerte, la actriz Helena Howard tiene una presencia arrolladora en cámara y evita que caigamos en el absoluto sopor.

Un evocador viaje musical

Mucho más entretenida y emocionante me parece la curiosa subtrama de Dean (Ellar Coltrane, el niño de Boyhood). Es la que hace referencia al episodio ficcionado antes comentado del asalto a la emisora de radio. Se obvia el suspense y la tensión que podría derivarse de ese momento para concentrarse en la evolución de la relación que entabla con su rehén. Es un DJ metalero (divertido Joe Manganiello) con el que en apariencia tiene gustos musicales irreconciliables y una visión de la vida antagónica. Sin embargo, a medida que avanza la noche llegarán a un grado de comprensión el uno con el otro que nos regala algunos de los mejores momentos de la película. También sirve como un evocador viaje musical en la memoria del espectador.

El último día de los Smiths parte de un idea más atractiva sobre el papel que en pantalla. Aún así es una bella carta de amor a la música The Smiths y, por extensión, a toda una época. Nostalgia retro y recuerdos de juventud. Vinilos y cintas de cassette. El glam rock como pintura de guerra contra la intolerancia (por desgracia, aún de actualidad). Toda la música alternativa como reivindicación de lo diferente. Y sí, por favor, como gritaban The Smiths: ‘Hang the DJ». Y regresemos a los 80, al menos en lo musical.


¿Qué te ha parecido la película?

El último día de los Smiths

6.2

Puntuación

6.2/10

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