sábado, febrero 24, 2024

Crítica de ‘Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido’: Kieślowski vive

Las críticas de José F. Pérez Pertejo: 
Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido
Este fin de semana se estrena en España la gran triunfadora de la pasada edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, lleva por título Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido, les recomiendo vivamente que vayan a verla y a continuación les dejo con las líneas que escribí hace casi un año tras su visionado en la sección oficial de la 65 Seminci.

 

Miren, llámenme nostálgico o lo que quieran (dentro de un orden), pero reconozco que sentarme en una butaca de cine, que se ilumine el proyector y uno reconozca en la pantalla las texturas del celuloide ya me predispone a favor. No discuto que la alta definición y el 4K nos han traído una perfección de imagen muy agradecible para ver series o películas en nuestras pantallas de televisión, pero hay historias que se benefician de una menor definición y de un tratamiento de la imagen diferente que aporte otras sensaciones al espectador.

Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido es el prolijo título que la directora húngara Lili Horvát ha elegido para su segundo largometraje tras The Wednesday Child (2015). Haciendo un ejercicio de reduccionismo extremo podríamos hacer una sinopsis más breve que su título porque, en esencia, la película es simple y llanamente «una historia de amor». Ya, como si una historia de amor pudiera ser simple y llana. Ninguna lo es y la que aquí se trata, menos que ninguna.

Marta es una mujer rozando los cuarenta, neurocirujana de profesión (y ni la edad ni la profesión del personaje son datos intrascendentes), que tiene un reconocido estatus en Nueva Jersey donde lleva muchos años ejerciendo su profesión. En un congreso de neurocirugía tiene un flechazo con un colega de profesión que para más señas es húngaro, como ella, pero él vive en Hungría. Tras lo que se supone un breve romance, ambos, sin intercambiarse números de teléfonos, correos electrónicos o redes sociales, quedan en encontrarse en un día y hora concretos en uno de los extremos del Puente de la Libertad de Budapest. Él no aparece, ella se siente defraudada y se presenta en la Facultad de Medicina para buscarle, lo encuentra en el aparcamiento y él le dice que debe estar confundiéndole con otra persona porque es la primera vez que la ve en la vida.

Con esta premisa argumental ciertamente atractiva, Lili Horvát teje un guion complejo que juega tanto con sus personajes como con los espectadores a los que consigue desorientar de un modo sutil. Los finos hilos que sujetan la memoria son puestos en entredicho por la propia Marta que duda de si realmente vivió lo que recuerda. La decisión de no volver a Estados Unidos y quedarse en Budapest durante un tiempo indefinido (de ahí el título) le hará solicitar trabajo en el departamento de neurocirugía del hospital de su ciudad. La secuencia donde su jefe la contrata es absolutamente demoledora, viene a decirle que con el currículum que tiene es imposible no contratarla, pero le advierte de la estupidez que está a punto de cometer cambiando su trabajo en Nueva Jersey por un hospital en el que los pacientes se agolpan en la sala de espera y los doctores, hombres en su mayoría, no van a recibir con los brazos abiertos a una mujer joven y brillante.

El film juega a partir de ahí con varias líneas narrativas con las que Hovárt teje una tupida red que incluye una soterrada crítica al funcionamiento del sistema sanitario de su país, las vicisitudes profesionales de Marta tratándose de ganar la confianza de sus colegas y de los pacientes o sus vaivenes emocionales fruto del juego establecido entre memoria e imaginación.

Todo ello con una concepción estética claramente deudora del cine de Krzysztof Kieślowski tanto en la configuración de los planos como en la puesta en escena, el tratamiento de la luz y de la paleta cromática, el manejo del tiempo, el uso de la música como elemento implicado en la narración o el modo de retratar a sus personajes, particularmente a la protagonista Natasa Stork con la que resulta casi imposible evitar la evocación del personaje de Irène Jacob en La doble vida de Verónica. Si a esto le sumamos que, como dijimos al principio, la película está filmada en 35 mm, uno tiene la sensación de haber viajado 30 años atrás y estar viendo una película europea de principios de los noventa, años en los que el director polaco filmó sus grandes obras maestras.

Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido es un film poliédrico, con aristas más romas y otras afiladas, en el que el plano psicológico en el que ocurren muchas de las cosas se desliza delicadamente en la trama central. Horvát rueda con mucha clase y Natasa Stork está fantástica. Si me interesa la trama que me cuentan, me perturba lo que no me cuentan y el envoltorio estético me hace recordar un cine que adoro, no puedo sino rendirme. Quiero más películas así.


¿Qué te ha parecido la película?

[kkstarratings]

Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido

9

Puntuación

9.0/10

1 COMENTARIO

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