Las críticas de Daniel Farriol en el 74 Festival de Locarno:
I giganti (The Giants)
I giganti (The Giants) es un drama italiano dirigido por Bonifacio Angius (Ovunque proteggimi, Perfidia) que también co-escribe el guion junto a Stefano Deffenu. La historia nos muestra una reunión de amigos de toda la vida. Se reencuentran tras muchos años sin verse. Lo hacen en una casa remota en un valle olvidado. Muchos recuerdos, balas e historias de amor desde el abismo. Está protagonizada por Bonifacio Angius, Stefano Deffenu, Michele Manca, Riccardo Bombagi y Stefano Manco. La película ha podido verse a competición en la Sección de Concorso Internazianole del 74 Locarno Film Festival 2021.
Filosofía, drogas y masculinidad perdida
I giganti (The Giants) es una película fallida que busca ser una radiografía tragicómica sobre la masculinidad entre el discurso nihilista de Nietzsche y el psicoanálisis existencial de Sartre. Demasiada pretenciosidad y grandilocuencia para una película de tono teatral y que está desconectada casi en todo momento del espectador. La historia gira en torno a cuatro viejos amigos que se reencuentran en la casa de uno de ellos para pasar una jornada nocturna entre risas, recuerdos, alcohol y algunas drogas. Se les une el hijo de uno de ellos que les observa con el cinismo que otorga la perspectiva de una nueva generación. Poco más contemplaremos en la película que largas conversaciones que buscan cazar al vuelo reflexiones desesperadas sobre personajes desesperados. Lo que consigue finalmente es desesperar al público.
Rodada en plena pandemia, la película sucede casi íntegramente en el interior de una casa de pueblo italiana que parece estar bastante apartada de la civilización. Solo veremos gente en el exterior durante un cortejo fúnebre que pasa junto a la casa en una escena bastante surrealista. El punto de partida del filme utiliza la misma idea-metáfora inicial de La gran comilona (Marco Ferreri, 1973) siendo una influencia cinematográfica confirmada por el propio autor. Aquí se sustituye el suicidio gastronómico de los amigos por otro vinculado a los estupefacientes como método regenerador-vomitador de la memoria. Hay un tono plomizo en toda la trama que deambula entre lo melancólico y el patetismo antipático de unos personajes con los que resulta ciertamente complicado empatizar en lo más mínimo.
El baile de los gigantes
Bonifacio Angius dirige, co-escribe y protagoniza esta extraña película con aire de anti-wéstern emocional que a menudo resulta ininteligible en sus postulados. Conversaciones aisladas entre personajes aislados que rememoran tiempos pasados en los que se creyeron uno gigantes. Han acabado empequeñecidos ante la propia (y triste) realidad de sus vidas. Y en eso se regocija su autor. El título de I giganti (The Giants) es también una referencia explícita a Los Gigantes de Monte ’e Prama, conocidos como los Kolossoi, que son unas esculturas de la Edad de Hierro que fueron halladas por casualidad en los años 70 por un agricultor de Cerdeña y que representan la figura de guerreros y luchadores.
La analogía está un poco pillada por los pelos, pero podría entenderse que las esculturas simbolizan el culto al héroe de las antiguas civilizaciones, algo que se ha ido arrastrando hasta nuestros días para describir el significado del rol masculino en la sociedad. I giganti (The Giants) deambula sin solución de continuidad entre la tragedia griega (ese final forzado y rocambolesco…) y el spaghetti western (se utilizaron lentes de cámara que imitan la puesta en escena de Sergio Leone). Todo ello a ritmo de bolero y de viejas canciones de Luigi Frassetto. La sensación final es que la película acaba siendo más un capricho filosófico de escenografía limitada que una historia suficientemente interesante sobre el desencanto masculino.
Unos pocos flashbacks de estética clasicista y viscontiana sirven como escenificación dolorosa de la nostalgia por el pasado. Son algunos de los pocos momentos en que se da respiro al espectador ante la claustrofóbica sensación de no ir hacia ninguna parte. En un momento dado la aparición de dos mujeres en escena motiva un seductor contraste que saca a relucir en lado más lastimoso y miserable de esos hombres en plena autodestrucción. De forma inexplicable el guionista-director prefiere deshacerse pronto de esos personajes para centrarse en el lamento onanista de sus pequeños hombres. I giganti (The Giants) es una película de solo 80 minutos que se hace larga y aburrida.
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