Sexo y amor en esta evolución del mumblecore
El mundo online
PVT Chat oscila entre el drama psicológico y la comedia negra para hablarnos de cómo ha cambiado la forma de relacionarnos hoy en día. Nos hemos acostumbrado a interactuar con los demás a través de una pantalla que sirve como escudo protector. A la vez, es una ventana anónima para dar rienda suelta a todas las perversiones y emociones que permanecen ocultas a los demás bajo nuestra máscara social. El protagonista se gana la vida jugando al Blackjack en webs y casinos de juego online. En nuestro país existe ahora mismo un debate sobre la mala influencia de este tipo de páginas en las nuevas generaciones y cómo han creado un nuevo tipo de dependencia entre los jóvenes. En realidad no hay nada nuevo en eso, simplemente resulta más sencillo tener acceso a este tipo de juegos. El tema está tratado tangencialmente en la película, pero no se profundiza en el mismo.
Además de pasarse el día jugando a las cartas, el protagonista también frecuenta asiduamente webs con contenido pornográfico. En especial, páginas de espectáculo en vivo en las que se puede interactuar con las chicas para hacerles peticiones especiales a cambio de sumas de dinero. Se podría entender como una forma de prostitución en la era digital, pero tampoco es algo exactamente nuevo, es la modernización de los locales de striptease y los peep shows. La mayor diferencia que encontramos es poder acceder a todos estos contenidos desde casa y desde el anonimato. El sexo como adicción se trata en la película (la escena en que aprovecha que se queda un rato solo en casa de una amiga y no puede evitar conectarse con el ordenador de la chica a la webcam erótica para masturbarse), pero tampoco diría que es el tema principal. Creo que uno de los problemas de la película es la falta de concreción cuando flirtea con los temas más peliagudos.
El sexo de ‘PVT Chat’
El eje central sobre el que rota PVT Chat es la relación de dependencia emocional que surge entre el adicto y la webcamer. Ella es una pintora que ejerce de dominatrix y le obliga a apagarse los cigarrillos en la lengua. El tema del sadomasoquismo es una excusa que tampoco se explora en ningún momento, más bien resulta poco creíble la manera en que se plasma. Sí funciona de manera teórica para reflexionar sobre el intercambio de roles y los desequilibrios que se producen en las relaciones cuando se ejerce la dominación sobre el otro. En una de las secuencias se decide cambiar el punto de vista y traspasar la pantalla. Ahí conocemos realmente quién es la verdadera Scarlett y vemos que en su vida cotidiana tiene una relación de pareja dónde no es la parte dominante. Ahí había un buen material para abrir nuevas bifurcaciones en la construcción psicológica de los personajes.
La atracción entre cliente y webcamer evoluciona hasta una escena de sexo que resume las premisas de la película. En ella vemos que los cuerpos se han acostumbrado tanto a las relaciones a distancia que no se estimulan igual con el contacto físico. El director la filma sin tapujos, pero la sensación es que no sabe transmitir un discurso claro y conciso sobre la desconexión social en la que vivimos sumidos. PVT Chat tiene entonces su mayor atractivo en el trabajo de los actores principales. Por un lado tenemos a un valiente Peter Vack que no duda en exponer su cuerpo en pantalla y por otro a una magnética Julia Fox que se postula como una actriz de mucho futuro. La complicidad que consiguen cuando interactúan a través del plasma es uno de los mayores logros de la película. Sin embargo, las subtramas que se generan a su alrededor son bastante menos atractivas y dispersan nuestra atención.
Para potenciar la sensación de estar viviendo frente a una pantalla, Ben Hozie utiliza en su cámara ópticas angulares. Es una decisión inteligente que dota a las imágenes de cierto surrealismo escénico para ocultar las carencias presupuestarias. Esta historia de amor nihilista apegada al presente tiene un halo de irrealidad impostada. No se cuánto hay de buscado en eso. Recomiendo PVT Chat a espectadores sin prejuicios que busquen historias actuales o a los amantes del cine indie norteamericano en general. Si solo te acercas a ella por el morbo te aburrirás.
¿Qué te ha parecido la película?
Esta es una película que comienza en un desorden frenético y concluye con el mismo grado de incertidumbre. Meet cutes rara vez ha sido tan visceral o económicamente dependiente, pero de alguna manera PVT Chat no solo lo hace funcionar, sino que se convierte en una película de sustancia. La energía áspera de la película es una virtud, y hay mucho de ella en la actuación de Julia Fox como una dominatrix en línea que cautiva a Jack. Pero los esfuerzos de Hozie por decir algo sobre el romance moderno podrían haber usado más disciplina.