Crítica de ‘Missions’: Un viaje a Marte lleno de enigmas

 

Missions es una serie de ciencia-ficción francesa creada por Julien Lacombe (Derrière les murs), Ami Cohen y Henri Debeurme (Moah, Trauma). Nos plantea la historia de la primera misión tripulada a Marte. La tripulación está integrada por científicos de alta categoría y por una joven psiquiatra, responsable de su salud mental. Pero justo cuando están a punto de aterrizar, algo sale mal. Está protagonizada por Hélène Viviès, Clément Aubert, Mathias Mlekuz, Jean-Toussaint Bernard, Giorgia Sinicorni, Côme Levin, Adrianna Gradziel, Arben Bajraktaraj, Vincent Londez y Natacha Andrews. La primera temporada de la serie puede verse en España en el canal Syfy desde el día 19 de Abril de 2021.

 

Missions es una ambiciosa serie francesa de ciencia-ficción que saca partido a sus escasos recursos para ofrecer una más que digna incursión televisiva en el género. La mayor parte de la acción tendrá lugar en el interior de la nave Ulises junto a la variopinta tripulación de la primera misión tripulada a Marte financiada por un multimillonario francés. Sin embargo, cuando logren aterrizar en el Planeta Rojo se encontrarán con un par de desagradables sorpresas. Por un lado, descubrirán que no han sido los primeros humanos en llegar allí y que se les ha adelantado una nave norteamericana financiada por otro multimillonario en busca de la inmortalidad que te otorgan los libros de historia (luego descubriremos que se está muriendo y que tiene otras razones de peso para organizar ese costoso viaje). Lo segundo con que encontrarán al salir a la superficie es a un astronauta ruso que dice llamarse Vladímir Komarov y que se comporta de manera extraña.

 

El personaje de Komarov está inspirado en un astronauta real conocido por ser el comandante del primer vuelo espacial de tripulación múltiple. Murió en 1967 a bordo de la Soyuz 1, según cuenta la leyenda, a sabiendas de los problemas de seguridad que tenía la cápsula y para proteger a su amigo Yuri Gagarin que era el piloto suplente. Esa historia de heroísmo espacial se integra con convicción dentro de la trama. El personaje de Komarov, interpretado por un inquietante Arben Bajraktaraj, entronca con la tradición de la ciencia-ficción más sesuda y filosófica al estilo de Arthur C. Clarke o Isaac Asimov. La serie está ambientada en un futuro cercano por lo que resulta inexplicable la aparición de alguien que presuntamente murió en el espacio más de 50 años atrás. Pero ese no será el único enigma al que se enfrentará la tripulación de la Ulises.

 

Entre la ciencia-ficción adulta y otra de carácter más festivo

La primera temporada de Missions está compuesta por 10 episodios con un formato reducido de entre 20 y 25 minutos cada uno. Convierte el visionado en algo rápido y adictivo, aunque encuentro que para la historia que pretende desarrollar hubiera sido mejor contarla en un guion de largometraje, la fragmentación le ocasiona problemas de ritmo evidentes. La puesta en escena es atractiva y los efectos visuales más que solventes, tanto en la recreación del interior de la nave como en las escenas de la superficie marciana que están filmadas en Marruecos. Si no eres muy tiquismiquis, el nivel de producción puede competir perfectamente con obras de presupuesto mucho más holgado. También hay que destacar la fotografía de Maxime Cointe (Amor ocasional, No Limit), así como la excelente banda sonora compuesta por Etienne Forget (Le dernier voyage de Paul W.R, The Forest) que utiliza sintetizadores con sonido ochentero para recrear unas capas atmosféricas entre lo épico y misterioso. 

En cuanto al guion tengo más objeciones. Me gusta mucho cuando la trama se vuelve mística y se adentra en terrenos psicológicos explorados por obras como Solaris (Andréi Tarkovski, 1979) o Prometheus (Ridley Scott, 2012). Sin embargo, se le otorga demasiada importancia a una subtrama de intriga corporativa mucho más convencional que no me interesa lo más mínimo. Los personajes están bien definidos, pero se cae en algunos estereotipos y, lo que es peor, en la utilización de un humor chusco para introducir chascarrillos innecesarios en algunos diálogos. Esa indefinición entre ciencia-ficción adulta y otra de carácter más festivo le pasa factura al conjunto. En el reparto, ya sea casualidad o no, encontraremos que están mucho mejor los tripulantes de la nave francesa, con Hélène Viviès a la cabeza en el papel de psicóloga, que los tripulantes americanos, la mayoría de ellos muy sobreactuados y de los que tan solo salvo a Ben Homewood.

Life On Mars?

Missions es una serie bastante curiosa que ofrece suficientes puntos de interés para cualquier amante de la ciencia-ficción clásica. Se plantean suficientes enigmas para desentrañar durante la trama relacionados con nuestra propia existencia, con la presencia alienígena en el espacio o con el desarrollo de la inteligencia artificial. Sí, encontrarás similitudes con otras películas y series, pero nunca se convierte en un mero refrito de sus referencias, proponiendo caminos propios que resulta satisfactorio recorrer junto a los protagonistas. Ya existe una segunda temporada grabada en la que se seguirá profundizando en los misterios planteados, aunque tras el cliffhanger del final, todo será diferente.  

Confiemos en que en los nuevos episodios se reconduzca el viaje de este trayecto hacia el Marte más desconocido. La serie francesa funciona mejor cuando se adentra en la ciencia-ficción misteriosa al más puro estilo de 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) que cuando juega a las escenas de acción de «malos contra buenos». Y si la segunda temporada no está al nivel de esta primera, siempre nos quedará seguir escuchando en bucle el «Life on Mars?» de David Bowie, canción a la que se hace un guiño por parte de los guionistas, absolutamente conscientes de todo el universo referencial en el que se mueven. Si fuera tú, le daría una oportunidad a Missions.