Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Becky
Becky es un implacable thriller de venganza con un irreconocible Kevin James (Superpoli de centro comercial), quien cambia de registro y se convierte en este thriller de acción en un sanguinario asesino que persigue a una adolescente llena de furia descontrolada (Lulu Wilson). La película se ha estrenado en España, sin pasar por cines, en Movistar+ el día 12 de Febrero de 2021.
‘Solo en casa’ bañada en sangre
La valiente y rebelde Becky (Lulu Wilson) acompaña de mala gana a su padre Jeff (Joel McHale) a su casa del lago donde pasarán el fin de semana en un esfuerzo por intentar reconectarse después de la muerte de su madre. El viaje empeora cuando un grupo de convictos que se han escapado de la cárcel, liderados por el despiadado Dominick (Kevin James), invaden la casa. Becky, que ya no es la niña de papá, decide tomar cartas en el asunto.
Este thriller de acción de alto voltaje ha sido descrito como «John Wick con una niña de 13 años», aunque más bien es un Solo en casa aderezado con una gran cantidad de sangre, en el que los inocentes ladrones son criminales neonazis, y el valiente Macaulay Culkin se transforma en una violenta adolescente interpretada por Lulu Wilson. Aún así, me arriesgo a ver otra inspiración en la película, pues también tiene algo de La Jungla de Cristal, con un Bruce Willis que puede con todo y con todos, y tiene la intención de matar a los intrusos, nada de tan sólo asustarlos.
Becky es un placer culpable
Con la premisa de la película podríamos pensar que roza la parodia, e incluso que alguna escena podría ser algo ridícula, pero no es así, y ciertamente Becky se convierte en un placer culpable, pues lo bien que lo he pasado viendo como una niña de trece años despacha sin piedad a los criminales -con grandes dosis de violencia explícita y litros de sangre al más puro estilo gore- es algo que no imaginaba.
En un principio la violencia pensamos que nos va a llegar en la forma de Dominick (Kevin James) y sus tres compañeros de aventuras, quienes en sus cabezas tan sólo tienen la opción de intimidar y matar a quien se cruce en su camino y sus planes. Pero ahí es cuando hay un giro inesperado y Becky se transforma en una máquina de matar, sin nada que perder y mucho que vengar, para lo que sigue el manual de estilo de Culkin y se fabrica una gran cantidad de armas casera. Y mientras da buen uso de su armamento casero, nosotros disfrutamos como niños, asombrándonos con cada una de las bizarras escenas de las que es mejor no hablar para mantener la sorpresa.
Ojo por ojo
La película emplea su violencia desmedida como forma de reflejar y dar rienda suelta al odio y desesperación de la adolescente, pero lo hace con un sentido del humor negro y perverso para deleite de quienes disfrutan con escenas gore sin filtros, capaces de revolver los estómagos más delicados.
Y este ojo por ojo da pie al enfrentamiento entre la joven Lulu Wilson y Kevin James. La primera otorga a su personaje una gran pasión y una frialdad nada habitual en una joven de su edad que no tenga un comportamiento sociópata. Ni las salpicaduras de sangre que la van bañando hace que cambie un ápice su mirada asesina, y logra recrear algunas de las escenas más impactantes vistas últimamente. Igual de sorprendente está James, una elección algo atípica pues no es habitual contratar a un cómico para un personaje de este tipo. Habitualmente Kevin James suele interpretar a bonachones, y aquí sale de su zona de confort de forma eficiente.
En una película en la que se busca sorprendernos con su violencia, también sorprende la edición tan brillante que tiene, con un montaje impecable. Desde su inicio nos deleitan con planos impactantes. Por ejemplo, en una de las escenas más increíbles -y que podría pasar desapercibida- emplean el montaje para que dos personajes, a gran distancia entre ellos, mantengan una conversación con Walkie Talkies y en un sólo plano se miren a los ojos con un sencillo movimiento de cámara. La diversión es lo que buscan sus directores, Jonathan Milott y Cary Murnion, pero ello no tiene que ir en contra del alarde técnico.
Muchos espectadores no estarán cómodos viendo como una adolescente se convierte en una violenta justiciera, pero esa es la base para que, en algunos momentos, la película sea más divertida, ofreciendo una mirada fresca a las típicas películas de venganzas con Liam Neeson y alejándose de esa visión emotiva y navideña en la que los niños buscan defender sus hogares. Sin duda alguna, no es apta para todos los públicos, ni será bien recibida por quienes odien el exceso de sangre, pero cuando te metes en la película, y asumes que es ficción, la disfrutas como se merece.
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