sábado, febrero 24, 2024

Crítica de ‘Papicha, sueños de libertad’: Homenaje a la perseverancia de las mujeres de espíritu libre

Las críticas de David Pérez «Davicine»: 
Papicha, sueños de libertad

La ópera prima de Mounia Meddour está basada en su propia historia, y nos lleva hasta Argelia, en los años 90. Nedjma, su protagonista, es una estudiante universitaria que intenta que los acontecimientos de la guerra civil que empiezan a ocurrir a su alrededor no le impidan vivir una vida normal, salir de noche con su mejor amiga Wassila y vender vestidos hechos por ella en los baños de las discotecas. Mientras la sociedad se vuelve más conservadora, ella decide luchar por su libertad e independencia organizando con sus amigas un desfile en la Universidad.

Lo que podría ser una entretenida historia sobre las aventuras y desventuras de una universitaria de espíritu libre, cambia radicalmente cuando la joven vive en Argelia, y es que lo que en casi cualquier otro lugar podría ser fácil de conseguir, en Argelia, y más en esos años, se transforma en una experiencia claustrofóbica con impactantes escenas repletas de suspense y tensión, con la libertad de la mujer siendo encerrada no solo por los enemigos, sino también por quienes podrían llamarse amigos o iguales. Y sí, la película tiene un toque de Mustang y de Las Vírgenes Suicidas, pero más allá de la historia nos impresiona también la brillante interpretación de su protagonista, Lyna Khoudri, tan incendiaria como los ataques que sufren las mujeres y que hacen que la protagonista pase de inocente a guerrera en su lucha feminista.

Papicha, sueños de libertad (la palabra es argot argelino para referirse a una chica guapa y moderna) está claramente realizada para que sea defendida por quienes apoyan el derecho de la mujer a expresarse, pues desde la silla de dirección ocupada por una mujer, a una increíble protagonista femenina, pasando por la representación de mujeres fuertes que no quieren arrodillarse ante nadie, todo está medido a la perfección para llevar su mensaje a los cines, bien hilado gracias a un buen guion.

Junto con la diseñadora de vestuario Catherine Cosme, el director de fotografía Leo Lefevre ofrece la contribución técnica más notable, y es que la fotografía de Papicha, sueños de libertad, con un trabajo de cámara vanguardista, se centra mucho en mostrarnos los cuerpos y rostros de las mujeres en primeros planos, lo que ayuda a que empaticemos con ellas y nos pongamos en su piel, pero también ofrece detallados planos de las telas con las que Nedjma crea sus vestidos, funcionando como metáfora de las limitaciones que sufren las mujeres, siendo uno de los momentos más potentes la transformación de un ‘haik’ (túnica tradicional de las mujeres del Magreb) en un seductor vestido.

Nedjma (Lyna Khoudri) es el personaje principal, pero junto a ella tenemos a otra estudiante universitaria, Wassila (Shirine Boutella), que son dos grandes amigas que llevan una vida «moderna» para las limitaciones que encuentra la mujer argelina, quedando patente desde la primera escena, en la que se ve, con primeros planos, como se cambian de ropa en un taxi ilegal para alejarse de la cruda realidad e ir camino de una discoteca, en lo que más que una ruta de fiesta es una carrera de obstáculos donde la alegría se mezcla con el miedo. Khoudri, actriz conocida gracias a su galardonada interpretación en Les bienheureux, consigue mostrarnos a Nedjma como una mujer cautivadora y de carácter fuerte, complementándose perfectamente con la debutante Boutella, consiguiendo que en las escenas entre ambas salten chispas.

Para diversificar el grupo, la película incluye a Samira (Amira Hilda Douaouda), una compañera de clase que usa hijab y tiene valores conservadores, y a los jóvenes Mehdi (Yasin Houicha) y Karim (Marwan Zeghbib), los romances de Nedjma y Wassila, cuyos puntos de vista aparentemente liberales ocultan la intolerancia y el conservadurismo que sigue estando patente en las generaciones más jóvenes. Todos estos personajes, en conjunto, permiten capturar momentos increíbles cuando intentan vivir sus vidas en un momento de transformación profunda, y es que la camaradería femenina se nos muestra de forma auténtica y convincente.

Meddour amplifica la violencia en el clímax de la película, abandonando tanto el personaje principal como a la narrativa que nos había acompañado durante el metraje, e incluso intenta convencernos de su mensaje con ciertos recursos, cuando no sería necesario, pero ni esos puntos evitan que veamos el talento de la cineasta y el potencial de la película.

Papicha, sueños de libertad es una película que debería hacernos reflexionar sobre algo que no está tan lejos ni en el tiempo ni en el espacio, y es que nada ni nadie debería coartar la libertad de ninguna persona, independientemente de su sexo, religión o condición. Un debut por todo lo grande para una cineasta que ha dejado claro que tiene mucho que contar.

Papicha

7

Puntuación

7.0/10

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