jueves, marzo 28, 2024

Crítica de ‘Turbo Kid’, Parte 2: Homenaje fallido a los ochenta

Las críticas de Agustín Olivares: Turbo Kid

Turbo Kid narra la historia de The Kid, un chavalín que rula en un futuro post-apocalíptico con su BMX. Vive solo, es un friki del superhéroe “Turbo Rider” y trata de sobrevivir comiendo ratas mutantes y bebiendo agua turbia. Un día conoce a Apple, una tarada muy maja y bastante guapa, que se convertirá en su compañera de aventuras. Pero un día la secuestra Zeus, un cabrón carismático, y Kid tiene que rescatarla. La rescata, pero después se descubre que Apple está enferma y necesita de un remedio milagroso para curarla (bueno, esto no es así, pero tampoco quiero espoilearos cosas). Cuando consiguen llegar al sitio donde la pueden curar pasa algo muy chungo, y el Turbo Kid se larga para cargarse a Zeus con la ayuda de Bruce Wayne, o algo así. Pero antes se había encontrado una nave espacial con un astronauta que viste la ropa de Turbo Rider (¿¿WTF??). Se la roba, se la pone y se convierte en Turbo Kid.

Aunque la película es entretenida y tiene puntazos cómicos muy chulos, hay muchas cosas que no funcionan. Apunten:

1. La película pretende ser un homenaje al cine de los ochenta. Me parece genial tirar del hijo nostálgico, pero hay que acotar un poco. No es lo mismo homenajear el cine juvenil tipo Los Goonies que el gore desparramado de Terrorificamente muertos, o las pelis post-apocalípticas estilo Mad Max, o el cine de acción rollo Terminator. No, no es lo mismo. Pero los tres directores de Turbo Kid se emperran en homenajearlo todo al mismo tiempo, y el resultado es muy irregular. Por ejemplo, los toques gore parecen más una salida de tono que un elemento bien integrado. En mi opinión, centrarse más en el rollo Goonies hubiera funcionado mucho mejor. Pero no soy el guionista, así que da igual.

2. Hay “deus ex machina” para parar un tren. El más gordo (¡Alerta de spoiler!) es la llegada fortuita de The Kid a la nave espacial enterrada, y la vestimenta del astronauta que es igual que la de Turbo Rider, el superhéroe favorito de The Kid. ¿Por qué ese señor lleva esa ropa? Es como si los astronautas de nuestra realidad vistieran como Iron Man o Batman. Absurdo.

En un momento tenemos dos “por que si” que les vienen muy bien a los guionistas: Kid encuentra la nave porque si, y el astronauta viste como Turbo Rider porque si. Además, se supone que ese tipo lleva muchos años muerto, pero su super-arma sigue cargada, con dos municiones. Vale, compro que las pilas alcalinas son la repanocha en el futuro y duran décadas. Sigamos.

Algunos de los “deus ex machina” de la peli son “falsos deus ex machina” (cosas que ocurren aparentemente porque si, pero que más adelante se justifican), pero en el momento en el que ocurren te sacan de la peli.  Por ejemplo, y siguiendo con las pilas alcalinas futuristas, cuando Kid (perdón, ya Turbo Kid) ha disparado las dos municiones que tenía en la recamara, se ve obligado a darle marcha al machete, salpicando de sangre todo lo que tiene alrededor. Pero llega un momento en el que las cosas están muy feas, y es aquí cuando el arma sin munición se recarga porque si, y el bueno de Turbo salva el día. Más adelante explican, más o menos, que el arma tiene un “autocargado” que dura nosesabecuanto. Aquí hay una cagada rica por parte de los guionistas. Hubiera sido muy sencillo poner ese plano de “autocargandose” en la primera lucha, de forma que cuando se carga “porque si” en la segunda hubiera habido una razón verosímil. Pero no soy el guionista, así que da igual.

3. Otro punto flaco de la peli, el último para no saturar, es el ritmo. A ratos me llegué a aburrir. Supongo que se debe a que el objetivo del protagonista cambia continuamente. En otras palabras, parece que la peli no sabe hacia dónde va: Que si rescato a no se quién, que si salvo a no se cuantos, que si me encuentro un astronauta del futuro, que si mato al malo o no. Con un objetivo bien definido esto se hubiera subsanado. Además, hay flashbacks de la infancia de Kid que son totalmente innecesarios, solo retrasan la acción importante. ¿Sabéis de que van los flashbacks? Si pensáis un poquitín lo adivináis: ¡Un trauma infantil! Estos americanos tienen una fijación por los traumas que no veas. ¿Hace falta un trauma de la infancia para que la peli se entienda? No. ¿Da más profundidad al conflicto entre Kid y Zeus? Tampoco.

No obstante, no todo es malo. La fotografía, por ejemplo, está muy cuidada, y te lleva directamente a los ochenta. La ambientación está genial, y el arte es un pasote. El vestuario también mola mucho. Y los VFX y efectos especiales son brillantes (algunos un poco cutres, pero sospecho que hechos adrede para darle ese toque 80’s).

Las interpretaciones están muy bien. Sobresale especialmente Laurence Laboeuf, quien interpreta a Apple. Si la película merece la pena ser vista, a un nivel de personajes, es por esta tarada y entrañable chica. Ella acapara los momentos más memorables del film, y si algún personaje merece un Spin-off es este.

Munro Chambers como Kid también cumple, aunque el más molón es el mítico Michael Ironside en el papel de Zeus. Este tipo tiene un carisma especial, es capaz de engrandecer cualquier papel. Además, la trama de su personaje me parece la más interesante, teniendo en cuenta sobre todo su desenlace.

En definitiva, como homenaje ochentero cumple a duras penas, dejando la sensación de que podría haber dado más de si. En este sentido, Kung Fury me parece más acertada.

Por otro lado, la película es entretenida pero tiene unos errores de guión que la ensombrecen. Una cosa es hacer una película-homenaje a los ochenta, y otra es centrarte tanto en aspectos estilísticos y estéticos que descuides tu historia. Al fin y al cabo, en mi opinión, la historia es el 80% del film. Si no se cuida este aspecto, ni la fotografía, ni el arte ni los VFX van a hacer que tu peli sea una buena peli.

P.D: Respondiendo a la pregunta que lanzaba en un anterior post: ¿Merece la pena gastarse 30 euros en esta película? La respuesta, querid@ lector/a, está en tu corazón.

2 COMENTARIOS

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