Según ha declarado el cineasta:
«Esta película [Mad Max: Furia en la carretera] tuvo luz verde tres veces y tres veces se cayó a lo largo de una década. Fuimos a rodar con Mel Gibson en 2001, pero luego pasó lo del 9 de septiembre y el dólar estadounidense se derrumbó frente al dólar australiano cerca del 30 por ciento, por lo que perdimos esa cantidad de presupuesto durante la noche… Fue cuando nos llovió en Australia. En el desierto llovió por primera vez en 15 años, y terminamos en el sur de África occidental, Namibia. Pero en este proceso, habíamos cavado profundamente la historia de fondo, no sólo de los personajes, sino de todos los vehículos. ¿Cómo los volantes se convirtieron en objetos religiosos y cosas por el estilo? Así que terminamos con dos guiones, sin realmente quererlo. Hablamos con el estudio [Warner Bros] al respecto en estos momentos, pero sobre cuál de las dos historias sucederá después, no estoy tan seguro».
Miller pasó a reiterar, sin embargo, que a él le gustaría hacer una pequeña película de efectos especiales limitados y sin muchos extras, razón que ya citó al comentar que no dirigiría una secuela de El hombre de acero:
«Quiero hacer una pequeña película sin efectos especiales antes de hacer nada de eso, sólo para hacerlo rápidamente. Rodamos Mad Max: Furia en la carretera durante ocho meses … eso es un montón. Todos los días con calor y polvo, con extras, es muy duro. Tenemos dos más planificadas, pero en algún momento en el futuro».
Os recordamos que Mad Max: Furia en la carretera es la última entrega de la saga de George Miller con Tom Hardy como «Mad» Max Rockatansky, el personaje interpretado por Mel Gibson en el original de Miller así como en sus secuelas. Situada cronológicamente tras los hechos de Mad Max 2, el guerrero de la carretera, la historia cuenta cómo Max pasa de ser un oficial de policía a un superviviente en mitad del desierto, donde casi todo el mundo está enloquecido luchando por las necesidades de la vida.
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