Aunque comenzó a ser popular gracias a la televisión y a la serie Las chicas Gilmore, Melissa McCarthy se convirtió en estrella gracias al director Paul Feig que le ofreció el papel de Megan en La boda de mi mejor amiga, la única de las actrices en la exitosa comedia que conseguía hacer sombra a Kristen Wiig. A partir de ese momento, se hizo un hueco en películas como Por la cara, St. Vincent o Tammy, además de convertirse en una de las protagonistas de la futura Cazafantasmas III. Pero hasta entonces, Paul Feig vuelve a contar con ella y con su innata capacidad de hacer reír en Espías.
Espías está protagonizada por Susan Cooper, trabajadora de escritorio en la CIA que, al perder al espía de quien es asistente, decide lanzarse a la acción y presentarse voluntaria para recorrer Europa tras los pasos de la hija de un mafioso que amenaza con vender un arma nuclear al mejor postor. Contra todo pronóstico Cooper demuestra ser un eficaz agente al servicio de los Estados Unidos gracias a sus poco ortodoxos modos de trabajar que se basan principalmente en la improvisación.
Paul Feig vuelve a ofrecernos con Espías una comedia fundamentalmente femenina, que no quiere decir solo para mujeres. Jude Law y Jason Statham son aquí meros partenaires de McCarthy, mientras que Rose Byrne (quien también trabajase en La boda de mi mejor amiga) y la comediante británica Miranda Hart se convierten junto a ella en verdadera heroína y villana de la historia. Así que lo que Feig hace, por así decirlo, es guardar a James Bond en el cajón y sacar a Moneypenny al campo de batalla, y el resultado es hilarante. No solo porque Byrne y Hart siguen de cerca a McCarthy en lo airoso de sus interpretaciones, sino porque, a pesar de ser meros floreros, Jude Law, Bobby Cannavale y Jason Statham aprovechan su poco tiempo en pantalla para ofrecer también muchas risas, sobre todo en el caso del último, que parodia al hombre de acción al que nos tiene acostumbrados en sus películas, pero que aquí es además desternillantemente idiota.
El talento de Feig no se manifiesta tanto en sus guiones como en la plena confianza en sus actores, en los que delega para llevar los diálogos a buen puerto. En este caso, el corazón de la película es Melissa McCarthy y, a pesar de los giros predecibles en una parodia, Espías funciona igual de bien como comedia que como película de acción. Y en cuanto a ese tema, mucho me temo que he de darle la razón a Statham con respecto a las películas de superhéroes; ya quisiera Marvel en Vengadores: La era de Ultrón haber tenido las coreografías de peleas que aquí utiliza Feig, en lugar de los tramposos movimientos rápidos de cámara que ahora se estilan.
En la temporada de los blockbusters veraniegos, Espías se presenta como una tentadora propuesta que sin duda llenará las salas de cine, y por merecidas razones, porque consigue reunir en dos horas comedia y acción sin perder ritmo, y congregar un elenco de actores que funcionan en su totalidad como una maquinaria cómica puesta a punto.
Seguramente vaya a verla, porque cuando vi el trailer hace tiempo me llamó la atención. Ver a Jude Law y a Jason Statham en pantalla siempre es un aliciente, a ver qué tal se desenvuelven en papeles más cómicos. Aunque claramente la prota será McCarthy. Además no está recibiendo malas opiniones, incluida la de Cris.
Es mejor de lo que me esperaba. La verdad es que me reí bastante