58 SEMINCI. Sección Oficial. ‘Omar’: Pone rostro y carne humana a los dos frentes de la lucha en Cisjordania
El director es especialmente inteligente a la hora de introducir una tierna historia de amor en la vida de Omar (Adam Bakri), un proyecto de futuro, la apremiante sensación de que la vida se escapa mientras realiza el sacrificio que le impone el deber. El muchacho tiene celos de Amjad, su compañero, que también está enamorado de la misma chica, hermana del tercero. La discreción, el peligro y varias estancias en prisión como sospechoso del atentado ponen una distancia entre ellos que hace que surja la desconfianza y que se plantee si la sinceridad de su amada Nadia es tan fundada como él creía.
Omar es una película cargada de frescura, intensidad, verdad cinematográfica y sentimiento, capaz de recordar lo shakesperiano a través de las mentirosas trampas del destino. Mientras, el protagonista librará un tenso y peligroso duelo de voluntades con Rami (Waaled Zuaiter), uno de los responsables del servicio de inteligencia israelí. Incluso el agente, pese a su falta de escrúpulos, se nos presenta como un personaje plenamente humano, que de hecho juega esa baza para conseguir la cooperación de Omar. La relación de odio entre ambos es vibrante.
Estamos ante una historia trágica, pero no me canso de repetir que la tragedia vendida por sí misma no suele alcanzar más que el agotamiento. Por eso es de agradecer que se nos muestre además una forma de vida, una posibilidad de éxito a la hora de buscar la felicidad, una dosis de humor, una realización ágil. Omar tiene todo esto. Sólo podría reprocharse que la desbordante personalidad y carácter del protagonista a través de la destacable actuación de Adam Bakri no tenga una correspondencia con su pareja femenina.
Omar tiene la fuerza de esas películas que te gustan en su conjunto, que te sobrecogen y que cambian tu opinión y tu referente de las cosas, que te sorprenden y te agitan al instalar en tu cabeza la idea de que quizá la realidad no esté tan clara, que hay que pensar un poco más antes de colocar pegatinas de buenos y malos.