Según recogen varios periódicos nacionales, la primer palabra que el presidente del Jurado, Frances McDormand, aprendió del español, fue «Cojones». Y, al parecer, se lo tomó en un sentido muy literal porque cuando ha llegado el momento de entregar los premios, lo ha hecho otorgando los premios con un criterio, quizás, más basado en la testosterona que en otros elementos racionales.Porque, contra todo pronóstico, ha sido Los pasos dobles, de Isaki Lacuesta, la que se ha alzado con la Concha de Oro, consiguiendo a la vez que el galardón volviera a manos españolas despúes de nueve años.
Además, el formato empleado de usar la obra de un artista actual, Miquel Barceló, para emular a otro anterior, ha sido muy criticado por entender que en realidad se exalta a este. El problema, en definitiva, con Los pasos dobles, es que es una película abierta a cualquier opinión sobre ella, tanto muy buena, como muy mala, y lo mismo que recibe la Concha de Oro, podría, a la vez, ser ignorada en todos los premios.
En definitiva, un palmarés que intenta ser original, pero que, francamente, se queda en irregular, o carente de criterio definido.
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