Ocho años y Ochenta misiones después, «Los Magnificos» preparan su salida de Irak, cuando el superior de Smith, el General Morrison advierte a Hannibal de evitar una misión solicitada por Lynch, un misterioso operativo de la CIA, para recuperar unas placas de impresión de dólares que estan en manos de insurgentes, también ignorando la advertencia de la Capitana Charissa Sosa. Los Magnificos cumplen la misión, pero al regresar, el contenedor con el dinero recuperado y el vehiculo del General Morrison, son destruidos por un grupo de mercenarios liderados por el sanguinario Brock Pike. Sin el testimonio de Morrison sobre sus actos, Los Magnificos son arrestados, destituidos y sentenciados a 10 años en prisión.
Seis meses después, Lynch visita a Hannibal en la carcel para pedirle ayuda a rastrear a Pike, quién piensa venderle las placas a un misterioso arabe. Hannibal también ha rastreado a Pike por su cuenta y decide ayudar a Lynch con la condición que limpie sus nombres. Con la ayuda de un cigarro que contenía una sustancia que le ayudó a fingir su muerte, Smith ayuda a libera a Faceman, a Murdock y a Baracus. Sosa, quien ha sido degradada a Teniente, se lanza en búsqueda del equipo. En Alemania, logran rastrear a Pike y recuperan las placas, con la sorpresa que el arabe es en realidad el General Morrisón, quién se asoció con el criminal para engañar a Lynch. Este logra localizarlos y bombardea su escondite. Los Magnificos escapan con vida, pero Morrison muere.
Tras contactar a Sosa y advetirle que está siendo vigilada, Faceman planea enfrentar a Lynch, engañandole. En medio de la batalla, Baracus elimina a Pike, mientras que Hannibal y Murdock logran poner en evidencia a Lynch, quién finalmente es arrestado. Debido a su fuga, Los Magnificos son arrestados de nuevo, pero logran escapar con la llave de las esposas que Charissa le dió a Faceman cuando le besó antes de despedirse y prometerle que les ayudaría a limpiar sus nombres.
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