En plena crisis existencial de la Iglesia Católica por todas las informaciones acerca de muchas tropelías de muchos de sus integrantes, esta obra audiovisual pretende ser un ejemplo de modelo de los buenos sacerdotes que todavía existen, vivos o en la memoria de la gente que los conoció.
Desde luego, es llamativa una de las frases promocionales de la producción y es «La única película que habla bien de los curas». Afirman que es una documental capaz de emocionar a creyentes y no creyentes. Desde luego, arroja cierta valentía porque es muy fácil apoyar a un grupo cuando el viento sopla a favor. Pero ahora que vienen mal dadas, sacan la cara por el colectivo al que pertenecen y tratan de dar testimonio. Ahí queda.