
Sin haber dado el salto a Hollywood, algo raro en estos actores, Tony Jaa ha decidido dar el salto a la dirección, tal como hicieran otros mitos de las artes marciales, el citado Chan o el propio Bruce Lee, y lo hace con resultados satisfactorios para los que vayan al cine esperando encontrarse una película de “mamporros” sin ningún guión.
El guión resalta por su ausencia. Desde el momento que oímos el título y nos enteramos que no se trata de una secuela de Ong Bak, ya nos comenzamos a extrañar. Y claro está que el actor nos deleita con su repertorio pero en ocasiones no sabe ni él a quien está pegando. En sí trata la historia de venganza de un niño que ve como sus padres mueren (como Bruce Wayne) y que es “adoptado” por un grupo de “criminales” que le forman en todas ( matizo “todas”) las artes y técnicas de matar posibles, siendo el elegido para liderar a dichos criminales, de la misma forma que es el elegido para ser el rey de los elefantes (aquí lo eligen para todo). Con esto podéis pensar que la trama dará juego, pero desde que lo entrenan hasta que se enfrenta a todos los tailandeses habidos y por haber, de todas las tallas y formas, no sucede nada en la trama, salvo ciertos flashbacks de su pasado, que no tienen excesiva trascendencia, excepto para servir de hilo argumental y poder seguir repartiendo.
Si analizamos fríamente la historia podríamos decir que nos encontramos con una variante tailandesa del spaghetti western aunque con toques de historia… aderezado con detalles de Conan, sobre todo por crecer rodeado de venganza, acero y odio.
Ahora bien, no os dejéis engañar por todo lo dicho anteriormente, pues a pesar de no tener guión, la película cumple con lo que se espera de ella: son 110 minutos de golpes por doquier, y lo único que flojea es cuando los protagonistas no pelean, que te aburres, pero la fotografía de la película, la plasticidad que la otorgan, los movimientos imposibles y, sobre todo, algunos detalles curiosos de rodaje y postproducción que parecen más sacados de una gran producción USA por la creatividad y la visión para plasmarlo en pantalla, hará que disfrute el niño que todos llevamos dentro y que aún recuerda con la piel de gallina las primeras películas de Hong Kong que veía. Memorable, entre otras pocas cosas, las escenas de muerte que rodean su infancia, donde con gran evocación épica al más puro estilo 300 nos harán sentir que estamos ante algo más grande de lo que es… y poco más.
Una película sin más pretensiones que mostrar peleas, pero que podrían haber suprimido el poco guión que tiene y haber dado más juego a las peleas con paquidermos, algo que parece que tendría que ser así por el título y el póster, pero que finalmente escasea. Tony Jaa sabe pelear, sabe dirigir… pero aún tiene que buscar un guionista que se complemente con él.
Tienes toda la razón.
¿Al final se muere o no?
Porque no se que pasó que me quedé traspuesto cuando estaba rodeado en la escena final y lo iban a matar
SPOILER ENOOOOOOOOORME, no sigais leyendo los que no queráis saber el final… pero esto va para responder a Luz:
sí, se muere pero se reencarna, para que no te de tanta pena su muerte… Es un final un poco cutre…
Nooooooo
Ya no veo la película…. xDDD
Bueno, la verdad es que no la iba a ver de cualquier manera así que…
davicine no digas eso…no se muere…lo condenan a muerte pero al siguiente momento se ve to viejo (y con el Ong Bak detrás, que por fin sale) como dando a entender que la "cristalización de nuestras mentes" (¿¿comorl??) ha hecho que lo de su karma se arregle y sobreviva.
O eso… o no me he quedao mu bien con el rollo