Tras una decepcionante segunda parte, la saga Transporter vuelve a la carga una vez más con otra película repleta de acción, coches, combates coregrafiados, artes marciales y una «rubia en apuros».
Repite, una vez más, Jason Statham, abonado al papel de Frank Martin, el mejor «transportador» de los bajos fondos, todo seriedad, reglas y frialdad. Francois Berléand vuelve a hacer de Tarconi, el inspector de policía francés cachazudo, simpatico, y casi cómico. Recuerda mucho a Louis de Funes, aunque menos gracioso. El papel de niña guapa de la película ha recaído en Natalya Rudakova, una desconocida que se estrena en la gran pantalla con este papel. Posiblemente no la veamos nunca hacer teatro, pero aporta una cara ( y cuerpo ) hermosa a la película, que es lo que se busca.
El guión no es una obra maestra, pero se nota la mano de Luc Besson. Buenas persecuciones, peleas las justas…Se agradece sobre todo que los coches a gran velocidad vuelven a ser los protagonistas. Coches de lujo a todo gas por las carreteras de Europa, con un Audi como protagonista (gran coche, sin duda), que son, o deberían ser, en definitiva, la esencia de la saga.
No estamos ante una gran superproducción, pero si eres de los que gustan las películas de acción con coches, deberías darle una oportunidad.