La acción transcurre en el verano de 1943, en el Frente Ruso. En un lugar perdido del frente, hay hombres que luchan por sobrevivir, por sus camaradas, por el nacionalsocialismo, o por conseguir una cruz de hierro. La trama está muy bien llevada, con la acción desarrollandose in crescendo hasta un final que es una sangrienta, y merecida, burla del protagonista, y, en definitiva, de la película contra los que ven las guerras como una forma de obtener honores.
Los peores instintos del hombre salen a la luz una y otra vez, cebándose con los débiles, los indefensos, o los que, simplemente, tienen mala suerte. Los soldados deben enfrentarse a una muerte casi segura mientras, a su alrededor, los mandos piensan en honores y prebendas, sacrificando tropas como peones. La tensión, el desgaste, la desesperación de los soldados está perfectamente plasmado en la película. Los hombres que aparecen no son esos alemanes casi ridículos, altos, perfectos, estúpidos, tan de boga en muchas películas. Son gente normal, como tú y como yo, encerrados en una guerra de la que tan solo quieren salir vivos. Es un tremendo alegato contra la guerra, mostrando toda su grandiosidad, y todo su horror.
La ambientación está muy bien conseguida, con armas, tanques, ametralladoras, utilizadas en la Segunda Guerra Mundial. La inmersión en la época es total.
Trailer de la película (en inglés):