Las críticas de Laura Zurita:
Dos forajidos
Harland Rust tiene la mala reputación de fuera de la ley despiadado, con precio por su cabeza. Cuando se entera de que su nieto de trece años ha sido condenado a la horca por un supuesto asesinato, decide viajar a Kansas. Después de un violento enfrentamiento, Rust consigue sacarlo de la prisión y huir hacia la frontera. Rust y su nieto tendrán que unir sus fuerzas para escapar del legendario mariscal Wood Helm y de un infame cazarrecompensas.
Dos forajidos está dirigida por Joel Souza sobre un guion que coescribe con Alec Baldwin. En su reparto encontramos a intérpretes de primer orden, como el propio Alec Baldwin, Brady Noon, Jensen Ackles, Josh Hopkins, Travis Fimmel y Frances Fisher. La película se estrena el 7 de noviembre de 2025 de la mano de A Contracorriente Films.
Película marcada por su rodaje
Dos forajidos (traducción poco relevante e innecesaria del estupendo y conciso título original Rust) llega a nuestras pantallas con el peso del accidente que llevó a la muerte de su directora de fotografía, Halyna Hutchins, durante el rodaje. Ese hecho, violento y absurdo, puede condicionar su recepción en las pantallas. No es solo un western espectacular; es una película que carga también con una responsabilidad moral invisible.
Se trata de un western clásico en forma y estilo, que como muchos se basa en un hombre secretamente doliente: un hombre endurecido por la ley del oeste (Harland Rust) emprende un viaje para salvar a su nieto, condenado a la horca. Es una premisa potente, que mezcla redención familiar y preguntas sobre la manera en que funcionaba la justicia.
Visualmente, Dos forajidos logra rescatar la estética solemne del género, con planos grandiosos de paisajes áridos y hombres solitarios, y épica y heroísmo expresados en la composición de las imágenes. La puesta en escena muestra respeto por las convenciones del western clásico, pero se tiñe de una carga de melancolía que puede relacionarse con los westerns crepusculares.
Guion prolijo en exceso
El conflicto moral de Dos forajidos —un sistema que condena, un hombre que huye de su pasado para proteger a alguien inocente— tiene potencia dramática, y algunos momentos dialogan bien con esa ambigüedad entre ley y humanidad. El guion, sin embargo, es prolijo en su estructura narrativa y se pierde en meandros y repeticiones. Hay un viaje con etapas que se alargan sin aportar suficiente tensión a la trama y ciertos personajes episódicos que no terminan de adquirir peso emocional. Esa dispersión acaba por afectar al ritmo general, lo que, sumado a la larga duración de la película, ocasiona que se haga pesada.
Asimismo, la carga melodramática pesa demasiado en ocasiones, con repeticiones emocionales que debilitan el impacto de Dos forajidos. Se siente que la película quiere emocionar y reflexionar, y la duración excesiva no ayuda a ninguna de las dos cosas.
Además, llega a las pantallas bajo el peso de la tragedia, que ciertamente hará que se hable de ella, pero un poco aprisionada por el debate que hubo ese día sobre si debía seguir adelante su proyección de la película. Será interesante para el espectador ver las imágenes postcrédito al respecto.
En resumen, Dos forajidos es una película en la mejor tradición del western, de gran belleza estética, que no llega a ser redonda porque el guion tropieza con su propia ambición. Pero su voluntad de entroncar con los clásicos, su atmósfera y sus grandes protagonistas la convierten en una obra interesante.
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Dos forajidos
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