Las críticas de Daniel Farriol
La fiebre de los ricos
(Rich Flu)
La fiebre de los ricos (Rich Flu) es un thriller dramático español con elementos de ciencia-ficción que está dirigido por Galder Gaztelu-Urrutia (El hoyo, El hoyo 2), con un guion escrito por el propio director junto a Pedro Rivero, Sam Steiner y David Desola, adaptando un idea original de Desola y Gaztelu-Urrutia. La historia plantea cómo un virus mortal empieza a infectar a las personas más ricas del mundo, lo cual obliga a todo el mundo a deshacerse de sus fortunas. El problema es que ya no queda nadie a quien venderlas…
Está protagonizada por Mary Elizabeth Winstead (Calle Cloverfield 10, Swiss Army Man), Rafe Spall (El ritual, Un pequeño contratiempo), Lorraine Bracco (Los Soprano, Diario de un rebelde), Jonah Hauer-King (El tatuador de Auschwitz, El mundo en llamas), Timothy Spall (El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo, Nieva en Benidorm), Dixie Egerickx, César Domboy y Richard Sammel. Tras su presentación en España dentro de la programación de Sitges 2024, se ha estrenado el 24 de enero de 2025 de la mano de Filmax.
Los ricos también lloran
La fiebre de los ricos (Rich Flu) es un interesante thriller dramático que parte de una original premisa para enredarse después en su búsqueda por hacer trascender a toda costa su «mensaje». La producción estuvo plagada de problemas como la sustitución casi íntegra en 2022 del reparto que estaba previsto inicialmente con Rosamund Pike, Daniel Brühl y Macaulay Culkin, al frente. Una vez finalizada, la película estuvo en un cajón casi un año hasta que pudo verse en el Festival de Sitges 2024, donde no fue bien acogida por parte de la crítica, y ahora, por fin, se ha estrenado en salas comerciales en busca del beneplácito del público.
Detrás de las cámaras tenemos al director bilbaíno de El hoyo (2019), Galder Gaztelu-Urrutia, quien afronta su proyecto ambicioso hasta la fecha contando con un reparto internacional de campanillas que incluye los nombres de Mary Elizabeth Winstead, Lorraine Bracco o Timothy Spall. La película nos propone una alegoría distópica que reflexiona sobre las diferencias sociales propiciadas por el capitalismo y el fracaso social para absorber los flujos migratorios entre países con distinta capacidad económica.
El inconfundible sarcasmo social de David Desola
La idea de partida del guion es bastante atractiva y afín a todo lo que pasa por la cabeza de David Desola, un dramaturgo catalán que se caracteriza por incluir en todas sus obras un potente trasfondo de crítica social unido a un sentido del humor gamberro y satírico tan deudor de Rafael Azcona como de Dario Fo. Otra característica en sus textos es imaginar distopías o, mejor dicho, situaciones surrealistas que siempre parten de la cotidianidad más cercana. Si en Baldosas nos hablaba del problema de la vivienda y la especulación inmobiliaria, en Almacenados de la explotación laboral o en El hoyo del «ascensor social», en La fiebre de los ricos (Rich Flu) nos propone una perversa inversión de roles que dinamita las estructuras económicas prestablecidas.
En este caso, su ocurrencia es un virus mortal que solo afecta a la gente pudiente. De ese modo, los ricos querrán desprenderse de sus fortunas y pertenencias para no morir de éxito, nunca mejor dicho, lo que contrasta con el deseo de mucha gente de clase media que mataría por alcanzar esas grandes fortunas. El concepto marxista de la conciencia de clase adquiere aquí un cariz del todo perverso. Sin embargo, en la traslación de esa sugerente idea hasta el guion definitivo de la película se nota que ha pasado por demasiadas manos y reescrituras y que, probablemente, haya perdido por el camino su comicidad inicial en pos de una solemnidad melodramática que no le sienta demasiado bien.
Demasiado aleccionadora
La fiebre de los ricos (Rich Flu) acaba siendo un filme entretenido y bien filmado, con un acción vigorosa y la presencia de una estupenda Mary Elizabeth Winstead como protagonista. El primer tramo de la película es ejemplar, pero durante su desarrollo nuestro interés se resiente sobremanera debido a la obviedad de algunas metáforas con un subrayado constante sobre los elementos críticos hacia la sociedad contemporánea como si su público objetivo fueran estudiantes de primaria y no un público adulto capaz de razonar por sí mismo.
Es por eso que La fiebre de los ricos (Rich Flu) se desinfla a medida que el tono se vuelve menos ácido adquiriendo otro más ceremonioso y aleccionador. Es una lástima porque el conflicto ético de la protagonista es suficientemente potente como para haberle sacado más punta. Winstead interpreta aquí a una mujer de clase media que ansía imperiosamente subir su estatus social, algo que paradójicamente alcanza en el peor momento, cuando los poseedores de las grandes fortunas perecen por el extraño virus (más un castigo divino que una enfermedad contagiosa). Su personaje, convertido en el punto de vista del espectador, tiene aristas y toma decisiones éticamente reprobables para obligarnos a ponernos en su situación e imaginar qué haríamos nosotros en su lugar.
La vileza de la condición humana y los claroscuros morales son el eje de la narrativa, independientemente de la clase social del individuo, pero situar a uno en el lugar del otro siempre es algo atractivo para entender mejor los problemas globales que afectan a la sociedad contemporánea aunque muchas veces miramos hacia otro lado. La fiebre de los ricos (Rich Flu) es una película que se queda a medio camino de sus intenciones, pero posee suficientes elementos de interés para el debate posterior.
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La película tiene la misma trama de la novela «Antidistopía» (publicada en 2020), aunque, según las declaraciones del director y los guionistas en la prensa, es una idea original que ellos escribieron. La novela aborda cómo un virus afecta al dinero y a la propiedad privada obligando a las personas del mundo capitalista a deshacerse de ello para no morir. Esta pandemia lleva al fin del capitalismo y al origen de una nueva situación global (y por tanto a un mundo nuevo). Es decir, la mismo trama de la película (estrenada en 2025 y que comenzó a rodarse a finales del 2022). Tanto la novela como la película están estructuradas en dos partes. El virus y lo que ocurre después. Las diferencias, en el desarrollo, residen en que «Antidistopía» es una crítica a las distopias y la película es una distopia con tintes apocalípticos. En mi opinión, esta idea inicial es lo más interesante de la película (pero su desarrollo es problemático) y parece no ser muy «original».