Las críticas de Laura Zurita:
El 47
El 47 cuenta la historia del barrio barcelonés de Torre Baró, pero esta es también la de muchos otros barrios formados en los años 50 por emigrantes que se instalaban en la periferia de las grandes ciudades de nuestro país. En muchos casos, en viviendas levantadas por sus propias manos tras haber tenido que dejar su tierra para labrarse un futuro lejos de su hogar. Años después, en la década de los 70, muchos de esos barrios seguían todavía sin estar considerados parte de la ciudad. Ni siquiera tenían agua corriente, electricidad ni otros servicios básicos.
La película está co-escrita y dirigida por Marcel Barrena e interpretada por Eduard Fernández, Clara Segura, Zoe Bonafonte, Salva Reina, Óscar de la Fuente, Betsy Túrnez, Vicente Romero, David Verdaguer, Borja Espinosa y Carme Sansa. El 47 se estrena en España el 6 de septiembre de 2024 de la mano de A Contracorriente Films.
Nace un barrio
El 47 nos transporta a la Barcelona de los años 70, sumergiéndonos en la historia de Torre Baró, un barrio de chabolas construido con esfuerzo y determinación por inmigrantes. La película, a través de la mirada de Marcel Barrena, nos muestra la lucha de una comunidad marginada por conseguir sus derechos y construir un futuro mejor.
Desde el inicio de El 47 somos testigos de la precariedad y la esperanza de familias que, con sus propias manos, erigen sus viviendas. La ley permitía que los habitantes de las parcelas conservaran sus casas si y solo si estaban techadas al amanecer. En este contexto, emerge la figura de Manolo Vital, que empieza a mostrar una gran inteligencia y capacidad de liderazgo, y cómo contribuye a sortear las dificultades, interpretando la ley a su favor. La película nos vuelve a mostrar el barrio veinte años más tarde, cuando Torre Baró se consolida como lugar de residencia y un espacio de solidaridad. A pesar de ser un barrio habitado y estable, le faltaban servicios básicos, entre ellos el transporte que vinculara el barrio con Barcelona. Manolo encabeza una iniciativa para resolver esta situación.
Uno de los aciertos de la película es su capacidad para recrear la atmósfera de la época. La ambientación cuidada y la utilización de actores no profesionales, muchos de ellos vecinos del barrio, aportan una autenticidad y una frescura claramente perceptibles en la película. La película toma claramente partido por estos personajes, haciendo que el espectador se sienta identificado por sus vidas, sus alegrías y sus dificultades.
El 47 es un reflejo de una época marcada por la desigualdad y la lucha por los derechos sociales. Entre los hechos de la película se intercalan algunos comentarios sobre la situación sociopolítica del momento. España era una democracia recién nacida, una sociedad en proceso de cambio, pero aún lastrada por los largos años de dictadura. Un breve intercambio entre Manolo y un concejal es un ejemplo de cómo, con pocas palabras, se pueden expresar grandes ideas sobre el contexto histórico. Destaca, también, hay un cálido guiño a la figura de un tal Pascual, usuario de la línea 47, que más que se insinúa será el futuro Pascual Maragall, recordado alcalde de Barcelona.
En la película, al igual que en todas las buenas películas de época, encontramos mensajes trascendentes que van más allá de su propio tiempo. La situación de los habitantes de Torre Baró nos recuerda a los desafíos que enfrentan los barrios marginados en la actualidad, y nos invita a reflexionar sobre cómo tratamos a los inmigrantes.
El 47 logra una inmersión en la Barcelona de los 70 al combinar hábilmente ficción y realidad. El uso de imágenes de archivo en la narración se combina con una estética cinematográfica que evoca las películas de la época El grano de la película y su paleta de colores contribuyen a esa sensación de realidad, y añade a la película un toque de nostalgia. La banda sonora contiene canciones de la época, muy bien elegidas para encajar en la acción, y una emocionante canción compuesta e interpretada por Valeria Castro hecha expresamente para la película.
El film plantea de manera sutil cuestiones como la construcción de Cataluña (o el País Vasco) y la diversidad de sus habitantes. Se cuestiona quiénes son los habitantes de Barcelona, de dónde provienen y cómo se adaptan a su nueva realidad. Estos interrogantes cobran especial relevancia en un contexto histórico marcado por las reflexiones sobre lo que significa la identidad catalana. La película se convierte así en un espejo de la sociedad catalana, invitando al espectador a reflexionar sobre la propia historia.
Es también notable el uso de las lenguas española y catalana en El 47. Se muestra una realidad donde los idiomas coexisten en el espacio público y en el privado, no ya solo en la misma conversación sino, a veces, dentro de la misma frase.
Formidables interpretaciones tanto de los protagonistas como de los actores de reparto
La interpretación de Eduard Fernández como Manolo Vital es sencillamente magistral. Fernández logra transmitir con gran intensidad la complejidad de un personaje al que la vida le dio pocas oportunidades, pero mucha inteligencia, carisma y determinación. La manera de la que el actor, que es catalán, habla en El 47 este idioma, con la inseguridad de un idioma aprendido como adulto y acento extremeño, es todo un recital interpretativo. Clara Segura es la otra gran protagonista de El 47. Su personaje, la esposa de Manolo, es una mujer formidable que tiene una vida y una personalidad propias. Las interacciones de los personajes son momentos cumbres en la película. Es de destacar los excelentes actores que hacen papeles más cortos, pero también decisivos, como David Verdaguer o un estupendo Salva Reina. La decisión de incluir a vecinos del barrio como actores, como ya se ha comentado, es un acierto. Su presencia en la pantalla aporta una autenticidad y una emoción que enriquecen el 47 como película y como testimonio.
El 47 es un relato conmovedor con sabor a verdad. La película trata no solamente de Torre Baró en los 70 en un momento determinado, sino que también cuenta una historia reconocible por muchos de nosotros, tanto en el pasado como en el presente. El 47 es nos conmueve y nos invita a reflexionar sobre la importancia de la lucha colectiva y de la dignidad personal.