Las críticas de David Pérez «Davicine»:
El regreso de las golondrinas
La humilde y sencilla Ma, y el tímido Cao, han sido expulsados de sus respectivas familias y obligados a contraer un matrimonio concertado. Ahora tendrán que aunar sus fuerzas y construir un hogar donde sobrevivir. En medio de la adversidad, comienza a forjarse entre ellos un vínculo, ya que tanto Ma como Cao, en sintonía con los ciclos de la Tierra, se crean un refugio en el que pueden prosperar.
Li Ruijun (Volar con la grulla, River Road , Walking Past the Future) escribe y dirige El regreso de las golondrinas, protagonizada por Wu Renlin y Hai Qing. La película ganó la Espiga de Oro en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, Seminci 2022, y se estrenó con gran aclamo en el Festival de Berlín 2022, siendo todo un éxito de taquilla en su país natal. Tras su paso por festivales de todo el mundo, se estrena en España el 14 de julio de la mano de BTeam Pictures.
La relación entre el ser humano y la tierra
Li Ruijun ha dirigido seis largometrajes, y por lo general tienden a centrarse en la relación entre los seres humanos y la tierra, así como en la actitud del mundo rural hacia la familia, la vida y la muerte en una China que se transforma a pasos agigantados. Sus películas están ambientadas predominantemente en su ciudad natal de Gaotai y en ellas actúan sus amigos y familiares. En su filmografía nos encontramos obras como Summer Solstice (2007), The Old Donkey (2010), Fly with the Crane (2012), River Road (2014) y Walking Past the Future (2017), que han sido seleccionadas en festivales como Venecia, Cannes, Berlín y Tokio.
En la última película de Li Ruijun, El regreso de las golondrinas, el humilde y sencillo Ma Youtie y la tímida Cao Guiying han sido expulsados de sus respectivas familias y obligados a contraer un matrimonio concertado. Ahora tendrán que aunar sus fuerzas y construir un hogar donde sobrevivir. En medio de la adversidad, comienza a forjarse entre ellos un vínculo, ya que tanto Ma como Cao, en sintonía con los ciclos de la Tierra, se crean un refugio en el que pueden prosperar. Una historia sobre el amor eterno, contra viento y marea.
El drama silencioso de la propia vida
Ma y Cao son dos personas maltratadas por la vida y por sus familiares, que deben aprender a convivir el uno con el otro. Como la vida misma, los días pasan, y poco a poco va surgiendo un acercamiento y forjándose una intimidad entre ellos que, más que un romance, es un bello ejemplo de ternura a través de sus actos cotidianos. Este acercamiento tiene lugar a lo largo del lento devenir de los acontecimientos alrededor del extenuante trabajo en el campo, y lo vemos florecer a través del drama silencioso que el cineasta ha optado como medio contemplativo para reflexionar sobre muchos más aspectos de la vida.
Durante varias estaciones, vemos a la pareja arar y sembrar, cosechar y volver a prepararse para la siguiente campaña de siembra, y El regreso de las golondrinas no esconde que se trata de un agotador y lento trabajo que requiere de un gran cuidado, mucho más del que podrían esperar algunos espectadores ajenos a este tipo de vida. Este sacrificado trabajo sirve para ir uniendo aún más a Ma y Cao, centro absoluto de toda la película, sobre quienes se presta toda la atención como si no hubiera nada más aparte de ellos. Por desafortunada que sea su situación inicial, juntos logran sacar lo mejor de su situación y llevar una vida razonablemente buena. A pesar de lo difíciles que son sus vidas, casi nunca se quejan, pero el progreso es imparable, y la sociedad china se moderniza lentamente en su contra, para que aún sean más difíciles las cosas.
Metáforas y simbología
En cuanto la película está centrada en la pareja y su estilo de vida, bien podría haber estado ambientada en cualquier año, dado que para ellos parece no haber llegado la modernidad y las facilidades que nos rodean en las grandes urbes, pero puede que no conocer la ciudad permita que sean más felices con lo que tienen. Aunque pronto nos damos cuenta que estamos en nuestra época presente, y un poderoso empresario montado en su lujoso BMW es el responsable de comprar las cosechas y las parcelas de tierra de los agricultores a precios bajos, explotando a los trabajadores hasta la extenuación, incluso absorbiendo su fuerza a través de la sangre con una curiosa metáfora vampírica cuando Ma tiene que donarle sangre regularmente al empresario como consecuencia de una enfermedad.
El regreso de las golondrinas tiene una interesante narrativa simbólica que va más allá del vampirismo de los empresarios, pudiendo también verse reflejado el agotamiento físico de Ma a través de su burro o la infertilidad de Cao vista como una cáscara de trigo atrofiada. Estas y muchas más metáforas logran reforzar el mensaje que quiere traspasarnos incluso cuando la historia se pierde en trivialidades, pero nunca abandona la intimidad y la ternura con la que narran los acontecimientos.
En lo que respecta al apartado visual, la misma calidez y ternura de la historia es reflejada en las imágenes, apoyándose mucho en los primeros planos, y usando con acierto una discreta iluminación junto a un empleo de colores cálidos, especialmente en los interiores de sus humildes moradas, aunque también en exteriores bajo el sol abrasador o la fría lluvia. El regreso de las golondrinas es un drama, pero en ocasiones se muestra casi como un documental, no solo al mostrar la dura vida cotidiana de los protagonistas, casi siempre en su trabajo en el campo, sino también por los planos durante sus momentos de intimidad en su hogar.
En resumen, El regreso de las golondrinas es una película dolorosamente honesta con una belleza surgida de la pobreza y el sufrimiento, mostrando el cambio en la sociedad china a través de imágenes sencillas pero hermosas, sin caer en un falso sentimentalismo exagerado.
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El regreso de las golondrinas
Frustrante, muy sobrevalorada. Lo mejor, la idea, la película, un peñazo. Al tiempo
EL REGRESO DE LAS GOLONDRINAS
La primera impresión es la de su excesiva duración, aunque se dé por bien empleado el tiempo; luego está la vida agrícola sin profundizar en el “beatus ille”; y la familia o la pareja como medio necesario de desarrollo; los escalones en la división social, la selección natural y la diferencia de géneros. En el trasfondo están los antiguos planes quinquenales estatales que modeló la antigua Unión Soviética y la construcción actual de colmenas humanas favorecidas por los Estados para hacer más populoso el planeta. El sedicente socialismo y los presuntos planes colectivos. Actualidad.
Una historia en una China que puede ser la actual. Una China rural en la que el sistema social margina a quienes la Naturaleza o la suerte no pone ni siquiera en línea de salida. Una historia en la que el título original- The return to dust-… que traducido como “La vuelta a la tierra” o ”El regreso a la tierra o al polvo” parece acercarse más que “El regreso de las golondrinas”, que suena a romanticismo becqueriano o a que la golondrina tópicamente –salvo mejor opinión ornitológica- anuncie el comienzo de la primavera, aunque algunas no volverán como anticipaba Bécquer.
Una historia china, dura y cruel, que no muestra sino la prolongación en nuestros días de aquella Roca Tarpeya junto a la cima sur de la colina capitolina o aquel monte Taigeto espartano. Pero también desliza que la convivencia genera empatía y ésta el acercamiento y el amor con sus múltiples recíprocos cuidados e intereses.
¿Reivindicar la necesidad de la familia, una vuelta al clan familiar? ¿La familia como selección natural por la propia naturaleza? ¿Una división clasista de los humanos entre los que valen y los que no? Las fichas están dispuestas en el tablero. El espectador mira y ve.
Lenta, parsimoniosa, con más aire de documental que de narración dramática. Para gozar de los planos, de la interpretación, de la fotografía y del colorido, Para una tarde beatífica.