Las críticas de Daniel Farriol:
El campo de la muerte
El campo de la muerte (Escape The Field) es un thriller estadounidense que está dirigido por Emerson Moore, que también co escribe el guion junto a Sean Wathen y Joshua Dobkin. La historia nos muestra a seis extraños que despiertan atrapados en mitad de un campo de maíz interminable y descubren que algo misterioso los está persiguiendo. Ninguno sabe porqué ni cómo han llegado hasta allí.
Está protagonizada por Jordan Claire Robbins (Fashionable Yours, Anon), Theo Rossi (Emily la estafadora, Ejército de los muertos), Shane West (Memento Mori, Despertando a Zodiac), Tahirah Sharif, Elena Juatco, Julian Feder, Nicole Kawalez y Dillon Jagersky. La película puede verse en Filmin desde el día 23 de Junio de 2023.
Un campo de maíz convertido en una trampa mortal
El campo de la muerte es un filme de serie B que pertenece a ese subgénero no reconocido de «gente desconocida despertando en un lugar extraño» como sucedía en Cube (Vincenzo Natali, 1997), Círculo (Aaron Hann y Mario Miscione, 2015) o en la franquicia Saw con Jigsaw dispuesto a torturar a sus víctimas como parte de un juego macabro. Es un inicio atrapante y siempre potente que se sustenta en varios puntos de interés para el espectador: descubrir quiénes son las personas escogidas y cómo han llegado hasta allí; cuál es el objetivo de la «prueba» y quién hay detrás del juego; y cuál es la forma de escapar (en caso de existir alguna).
Sin embargo, el suspense necesita ser alimentado más allá de la premisa argumental y muchas veces ese tipo de películas acaban sucumbiendo ante la falta de originalidad o de la coherencia interna de la propuesta. En efecto, de todo eso adolece esta ópera prima de Emerson Moore en la que seis desconocidos despiertan en un maizal junto a «algo o alguien» que pretende darles caza, por lo que deberán unirse para intentar escapar allí. Cada uno de ellos tiene una cualidad distinta, Sam (Jordan Claire Robbins) es enfermera, Ryan (Shane West) un ex militar y Cameron (Tahirah Sharif) una experta informática, por ejemplo, además de que todos han despertado junto a un objeto que puede serles de utilidad como la brújula de Ethan (Julian Feder), las cerillas de Tyler (Theo Rossi) o el cuchillo de Denise (Elena Juatco), aunque no la que ellos imaginan de inicio.
Un ‘Escape Room’ al aire libre
Los seis desconocidos serán asediados por una extraña criatura que amenaza con matarlos, así que deberán emprender una búsqueda a contrarreloj para hallar una salida, pero el maizal se convertirá en un laberinto infinito lleno de trampas en el que parecen estar dando círculos sin avanzar realmente. El campo de la muerte utiliza los mismos códigos de una Escape Room, pero al aire libre. Mientras sortean las trampas y la presencia amenazadora que pretende darles caza, al mismo tiempo deberán usar el ingenio para resolver los acertijos que se les plantea. Sam será la más perspicaz de un grupo donde costará que el espectador empatice con varios de sus miembros debido a la estupidez o mal genio que destilan. Los personajes son de cartón piedra, casi de viñeta.
La falta de identificación con los protagonistas es un hándicap importante para que nos importe su lucha por la supervivencia, es lo mismo que sucede en determinados slasher sobre adolescentes descerebrados en los que terminamos poniéndonos de parte del asesino de turno para que acabe cuanto antes con todos ellos. El desarrollo del guion daba para un corto, a los pocos minutos la historia se torna repetitiva a través de un juego de escape sin emoción ni suspense donde tampoco se nos develará demasiado sobre lo que está ocurriendo y cuáles son las motivaciones que hay detrás de todo el asunto. Y eso que la película incluso se alarga con una escena postcréditos…
El maíz alto que no asusta
El campo de la muerte es un pasatiempo de sobremesa bastante discreto que desperdicia el sugerente punto de partida antes citado de «gente desconocida despertando en un lugar extraño». Le falta sangre, humor y mala leche para que fuera algo mínimamente interesante. O, al menos, utilizar la fotogenia de los maizales para recrear una atmósfera claustrofóbica que asfixiara a los personajes en ese laberinto natural, algo parecido a En la hierba alta (Vincenzo Natali, 2019) donde se adaptaba la novela corta de Stephen King y Joe Hill, un claro referente para esta película.
Si eres un cinéfago sin filtro capaz como yo de zamparse cualquier subproducto de Serie B podrás pasar un rato más o menos entretenido viéndola, pero si buscas algo más «elevado» (perdón por el chiste), sin duda, esta película no está hecha para ti.
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