Las críticas de Daniel Farriol:
Todo queda en casa
(Sam & Kate)
Todo queda en casa (Sam & Kate) es un drama romántico estadounidense que está escrito y dirigido por Darren Le Gallo. Es la historia de un joven que regresa a casa para cuidar de su padre enfermo y que se enamora de la propietaria de una librería al mismo tiempo que su padre comienza a flirtear con la madre de la chica. Está protagonizada por Jake Hoffman (Superior, Enter the Dangerous Mind), Schuyler Fisk (The Nanny, Restless), Dustin Hoffman (El hombre del laberinto, Luck), Sissy Spacek (Night Sky, The Old Man & The Gun), Henry Thomas (El entresuelo, La maldición de Bly Manor), Tyler Labine, Elizabeth Ludlow y Dylan McNamara. La película se ha estrenado en España directamente en plataformas como Movistar+ o Filmin el día 11 de Mayo de 2023.
Una comedia romántica «a cuatro» que deriva hacia el melodrama familiar
A la habitual ecuación romántica de «chico conoce a chica» en Todo queda en casa (Sam & Kate) hay que sumarle la de «padre de chico conoce a madre de chica». Esa es la rocambolesca premisa que tiene esta agradable ópera prima de Darren Le Gallo, marido de la actriz Amy Adams, cuya faceta multiartística le había llevado hasta ahora a combinar la actuación con la pintura, disciplina ésta en la que había destacado por desarrollar un estilo expresionista y surrealista que dista bastante del tono amable que tiene su primera película.
La trama sigue a Sam (Jake Hoffman), un joven que regresa a su pueblo natal para vivir en cada de su padre, Bill (Dustin Hoffman), quien debido a su avanzada edad comienza a tener dificultades cardiovasculares y de movilidad. Sam trabaja en la fábrica de chocolate del pueblo junto a un amigo músico, Ron (Henry Thomas, sin acreditar), aunque su verdadera vocación es el dibujo y la pintura, por eso siempre lleva consigo un cuadernito donde improvisa bocetos. Sam se queda prendado de la propietaria de una librería, Kate (Schuyler Fisk), a la que invita a salir sin mucha suerte y sin saber que la madre de la chica, Tina (Sissy Spacek), es una vieja conocida de Bill. De ese modo, los cuatro comenzarán a verse a menudo y las dos parejas iniciarán una relación en paralelo.
La primera mitad de la película sigue los cánones habituales de la comedia romántica donde Le Gallo muestra su vertiente más divertida a través de ágiles diálogos y situaciones que nos permiten conocer mejor a cada uno de los personajes sin salirse de los tópicos habituales. Sin embargo, la segunda mitad del filme ofrece un par de giros imprevistos que derivarán la comedia hacia un intenso melodrama familiar.
Más allá de la pantalla
A primera vista, la particularidad anecdótica que llama más la atención de Todo queda en casa (Sam & Kate) es que el actor Jake Hoffman es hijo en la vida real de Dustin Hoffman y que la actriz Schuyler Fisk es hija de Sissy Spacek. Es un ejercicio casi de metaficción al que se añade, por ejemplo, que Fisk también sea compositora y cantante al igual que su personaje, de hecho, la emotiva canción del final que te hará sacar los clínex del bolsillo, «Life After», es una creación suya que interpreta con su propia voz. Ambos vástagos llevan años en el mundo de la interpretación, pero es evidente que su carrera cinematográfica no ha tenido la misma repercusión que la de sus progenitores, verlos juntos es una curiosa manera de redescubrirlos, hallar sus similitudes y advertir la complicidad que tienen en pantalla.
La película utiliza el anzuelo de la comedia romántica para hablarnos de temas mucho más profundos de lo que es habitual en este subgénero. Los cuatro personajes protagonistas son personas con heridas sin cicatrizar provocadas por el abandono, la enfermedad, la muerte y los deseos incumplidos. Por todo ello, la comedia Todo queda en casa (Sam & Kate) acaba convertida en un drama hermoso y realista que no escatima el tener que acercarse al inevitable dolor que acompaña la existencia de cualquier persona durante su largo recorrido por la vida, pero haciéndolo desde la emoción sincera y sin regodearse demasiado en lo lacrimógeno.
La vida y nada más
Todo queda en casa (Sam & Kate) transpira autenticidad por los cuatro costados gracias al elenco y a un guion muy bien escrito que sabe jugar sus cartas para trascender los lugares comunes desde la más absoluta sencillez. Se podría decir que tiene una narrativa clásica, luminosa, diáfana, casi parece sacada de otra época, sin que eso pretenda sonar peyorativo sino todo lo contrario. Las reflexiones que contiene se transmiten sin aspavientos ni sermones y el elemento romántico acaba siendo un refugio para explorar la verdadera intimidad de los personajes. Bill es un hombre iracundo que convive con un terrible sentimiento de culpa; Sam vive atenazado por la sensación de fracaso; Tina acumula objetos en su casa para mitigar la soledad; y Kate ha renunciado a vivir en plenitud (ha dejado la música y se cierra al amor) por ser incapaz de superar el duelo de una pérdida.
La película discurre por todas esas emociones sin renunciar al humor y desde una perspectiva optimista que busca poner en valor las pequeñas cosas de la vida, la familia, las amistades, los sueños por cumplir… pero también con la advertencia de lo efímera que resulta nuestra existencia y de lo necesario que es disfrutar del momento presente para no arrepentirse después.
Todo queda en casa (Sam & Kate) es un filme honesto y placentero que se disfruta igual que lo haríamos tomando un buen café o leyendo un libro interesante abrazados por la brisa del atardecer. Posee el plus impagable de contar con la presencia de Dustin Hoffman y Sissy Spacek, además de un divertido Henry Thomas que aquí pasa de ser el amigo de un extraterrestre a convertirse él mismo en un marciano, siendo la gran revelación de la película Schuyler Fisk.
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Todo queda en casa (Sam & Kate)
