viernes, marzo 29, 2024

Crítica de ‘Pasando página (Funny Pages)’: Viñetas y contracultura

Las críticas de Daniel Farriol:
Pasando página (Funny Pages)

Pasando página (Funny Pages / Two Against Nature) es una comedia negra estadounidense que está escrita y dirigida por Owen Kline. La historia sigue las andanzas de un joven y rebelde aspirante a dibujante de cómic que abandona los estudios y a su familia para irse a vivir a una sala de calderas y descubrir así lo que es la vida real. Está protagonizada por Daniel Zolghadri (Historias del bucle, Low Tide), Matthew Maher (AIR, Por un mañana mejor), Miles Emanuel, Maria Dizzia, Josh Pais, Stephen Adly Guirgis, Marcia DeBonis y Michael Townsend Wright. La película puede verse en Movistar+ desde el día 17 de Mayo de 2023.

Un homenaje al cómic y a la contracultura de los años 70

Pasando página es una comedia negra e irreverente que busca recuperar el espíritu transgresor del cómic underground de los años 70 a través de un homenaje enfocado a un público muy concreto, lo que puede dejar fuera de juego al resto de espectadores. El argumento del filme sigue los pasos de un joven llamado Robert Bleichner (Daniel Zolghadri), un fanático de los cómics que decide dejar los estudios y volar del nido familiar para intentar abrirse camino en el mundillo del noveno arte demostrando su talento mediante dibujos sarcásticos con un fuerte contenido sexual explícito.

Bajo esa sencilla premisa, el director Owen Kline (hijo del actor Kevin Kline y de la actriz Phoebe Cates), imbuye su cámara con la energía rebelde que tenía la época de la contracultura para ofrecernos una comedia tan hilarante como desconcertante que atiborra la pantalla con personajes estrambóticos en situaciones extrañas directamente extraídas de una viñeta de Robert Crumb. Por desgracia, la idea resulta más divertida sobre el papel que en la realidad donde el desarrollo de la historia queda diluido debajo de esa caricaturización surrealista de los protagonistas.

Pasando página

La obscenidad sexual como provocación

Pasando página se une así a películas de culto como American Splendor (Shari Springer y Robert Pulcini, 2003) o Ghost World (Terry Zwigoff, 2001) en su retrato de perdedores comiqueros como reflejo de una época o una sociedad que necesitaban ser sacudidos a través de la transgresión (más o menos igual que ahora). El chaval protagonista es un soñador que cambia su acomodada vida familiar para vivir en un sótano infernal donde rugen las calderas de un edificio cochambroso. Allí compartirá habitáculo con dos sudorosos hombres adultos que disfrutan viendo en un ordenador portátil películas de aventuras como Duelo en el fondo del mar (Robert D. Webb, 1953) en «glorioso Cinemascope» o masturbándose mientras leen «las biblias de Tijuana», pequeñas historietas pornográficas que se popularizaron durante los años 30-40.

En general, se hace un retrato de la sexualidad con algunas connotaciones incómodas (desde el humor) al mostrar hombres adultos excesivamente desinhibidos como, por ejemplo, el profesor/mentor del chaval que no tiene reparos en desnudarse ante él para que ser dibujado o, también, a través de las conversaciones con Miles (Miles Emanuel), amigo del protagonista al que menosprecia en varias ocasiones aludiendo a una posible condición sexual reprimida.

La obscenidad sexual siempre ha sido un arma arrojadiza contra el conservadurismo social, así que eso también forma parte del juego desvergonzado que nos propone la ópera prima de Owen Kline y con la que busca desmarcarse conscientemente de todo lo que huela a Hollywood para acercarse mejor a las texturas de la escena indie norteamericana de la época que homenajea. Para ello cuenta con unos mecenas de auténtico lujo, los hermanos Safdie aparecen como productores junto a la prestigiosa A24 como empresa distribuidora.

Pasando página

Entre lo grotesco y lo nostálgico

Pasando página consigue su objetivo solo a medias. Lo mejor que tiene la película es la perversa caracterización de personajes tan geniales y grotescos como Mr. Katano (Stephen Adly Guirgis), el casero Barry (Michael Townsend Wright) o el perturbado Wallace Shearer (Matthew Maher), un antipático vagabundo con problemas para controlar su ira que años atrás había trabajado como separador de color en algunos cómics que Robert admira.

Sin embargo, algo no encaja con el propio protagonista, un jovenzuelo cuya personalidad refleja bastante poco la mirada transgresora de sus viñetas y que, en realidad, se diferencia bastante poco de cualquier adolescente en proceso de aprendizaje que podamos encontrar en otra película con esa temática. El filme acaba siendo, entonces, un coming of age bastante cínico sobre perdedores y sueños imposibles donde las viñetas se convierten en el espacio nostálgico ideal para recordar la revolución ideológica que supuso en su momento la contracultura, todo ello, amenizado mediante un revival verbenero de orquestas y sonoridades rocksteady donde suenan canciones de los 60 de The Techniques o The Flames, entre otras bandas.


¿Qué te ha parecido la película?

Pasando página

5.8

Puntuación

5.8/10

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