Las críticas de Laura Zurita:
Renfield
En esta moderna historia de monstruos sobre el leal sirviente de Drácula, Nicholas Hoult (Mad Max: Fury Road, franquicia X-Men) interpreta a Renfield, el torturado ayudante del jefe más narcisista de la historia, Drácula (el ganador del Oscar Nicolas Cage). Renfield se ve obligado a conseguir las presas de su amo y a cumplir todas sus órdenes, por degradantes que sean. Pero ahora, tras siglos de servidumbre, Renfield está dispuesto a ver si hay vida fuera de la sombra del Príncipe de las Tinieblas. Si tan sólo pudiera descubrir cómo acabar con su codependencia.
Renfield está dirigida por Chris McKay e interpretada por Nicholas Hoult, Nicolas Cage, Awkwafina, Ben Schwartz, Adrian Martinez, Shohreh Aghdashloo, Bess Rous, Brandon Scott Jones, Jenna Kanell, Caroline Williams, William Ragsdale, Derek Russo, Camille Chen, Danya LaBelle y Rhonda Johnson Dents. La película se estrena en España el 14 de abril de 2023 de la mano de Universal Pictures International Spain.
Larga tradición vampírica
El mito de Drácula nos sigue fascinando después de tantos años y tantas películas, desde las inquietantes propuestas en blanco y negro de los primeros años del cine (Nosferatu), hasta las versiones modernas que rezuman sensualidad (Entrevista con el vampiro), humor (Lo que hacemos en las sombras) o almíbar (la saga Crepúsculo).
Lo que destaca a Renfield es que, aunque el gigantesco conde Drácula sigue siendo la figura más llamativa de la película, el protagonista es Renfield, su familiar y devoto sirviente. R. M. Renfield es un personaje que ya aparece en la novela Drácula, de Bram Stoker, de 1897. Es el sirviente y familiar del Conde Drácula, trastornado y fanáticamente devoto, a cambio de la promesa de la inmortalidad. Renfield vive comiendo bichos diversos y resolviendo el día a día, siempre en segundo plano.
Renfield, de hecho, hace guiños a las primeras películas sobre el conde Drácula, con imágenes en blanco y negro, carteles del cine mudo, y el archiconocido y fúnebre castillo con la ambientación típica de la época. A lo largo de la película se recogen varias tradiciones sobre vampiros en un encantador totum revolutum, desde las estacas o los crucifijos hasta la idea de los familiares de los vampiros, que obtienen su fuerza vital de otras fuentes que no son la sangre de humanos.
Renfield, que lleva muchos años al servicio del conde Drácula, a las maduras y a las duras, y duras, por cierto, hay muchísimas. Pero Renfield empieza a estar cansado de aventuras, y ha descubierto algunas de las bondades del siglo XXI, entre ellas las terapias de grupo. En ellas descubre el significado de la codependencia, y empieza a soñar con liberarse de las inagotables exigencias de su señor.
Realmente divertida
Renfield resulta realmente divertida. Es una especie de cruce de comedia bienhumorada sobre los grupos de autoayuda con un poco de vampirismo y unas gotas de película de mafiosos y policías, todo ello comprimido en una obra de un metraje muy civilizado, poco más de 90 minutos.
Hay mucha acción, y un montón de golpes y peleas de estilo de juegos de ordenador o novela gráfica, violencia que es imposible tomar en serio, sangre y líquidos vitales esparcidos por doquiera. Pero todo es tan exagerado que ni da miedo ni impresiona, es solamente diversión.
La mezcla de temas serios (la codependencia) con la ironía, la exageración y el ingenio de Renfield está bien equilibrada y, aunque cada persona tendrá sus pasajes favoritos, es casi seguro que todos se lo pasarán en grande.
Excelente diseño de producción
El diseño de producción hace un excelente trabajo al conseguir que cada personaje tenga su ambiente. La atmósfera de la residencia de Drácula es todo lo contrario de los impolutos interiores de diseño de Crepúsculo. Se mezclan el gusto por el fasto y por lo macabro con lo barato y venido a menos, una especie de quiero y no puedo vampírico. La chaqueta de Renfield, por ejemplo, seguro que era muy elegante y de buen tejido lustros ha, pero está gastada y descosida, una metáfora perfecta de su estado de ánimo. En contraste, la casa de los mafiosos rebosa del fasto de nuevos y espléndidos ricos, y al piso de Renfield parece que no le cupieran más tonos pastel.
Nicholas Hoult, que encarna al joven Renfield, tiene el duro papel de hacer de hombre que no sabe dónde está de pie, y parece confundido, con esa tendencia suya a agradar a todo el mundo, bien comiendo bichos o bien comprando el jersey de moda. El conde Drácula tiene que dar entre miedo y risa, y ser poderoso, pero también anacrónico y fuera de sitio. Nicholas Cage es perfecto para el papel. El actor, que tan a menudo roza la sobreactuación, encarna bien un hombre henchido de narcisismo desatado, manipulación emocional y encanto mortal. Por otra parte, Awkwafina, interpretando a la agente Quincy, tiene una buena presencia escénica como valiente defensora de la ley, pero nos quedamos con ganas de más, porque está un tanto desaprovechada.
Renfield es deliciosamente exagerada y barroca, la divertida historia del choque entre un vampiro decadente y el siglo XXI del que saltan chispas. La diversión está asegurada.
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Renfield
