lunes, octubre 14, 2024

Crítica de ‘La emperatriz rebelde (Corsage)‘: Isabel de Baviera en una jaula de oro

Las críticas de Laura Zurita:
La emperatriz rebelde

En la Navidad de 1877, Isabel de Austria (Sissi) celebra su 40 cumpleaños. Como Primera Dama de Austria y esposa del emperador Francisco José I, no se le permite expresarse y debe seguir siendo la bella joven emperatriz para siempre. Para cumplir estas expectativas, sigue un estricto régimen de ayuno, ejercicio, peinados y mediciones diarias de la cintura. Asfixiada por estas convenciones, hambrienta de conocimiento y de vida, Isabel se rebela cada vez más contra esta imagen.

La emperatriz rebelde está escrita y dirigida por Marie Kreutzer e interpretada por Vicky Krieps, Florian Teichtmeister y Katharina Lorenz. La película se estrena en España el 2 de diciembre de 2022 de la mano de Adso Films.

Lejos de la idealizada Sissi

Cuesta hacer una reseña de La emperatriz rebelde, basada en la vida de la emperatriz Isabel de Baviera, emperatriz de Austria, sin hacer referencia a esa trilogía de Ernst Marischka. tan conocida, Sissi, Sissi Emperatriz y El destino de Sissi, que encumbró a Ronny Schneider y Karl Boehm, y puso a ese personaje en la historia para los aficionados al cine.

Han pasado muchos años desde la acción que recoge Sissi. 20 años de imperio que pesan sobre las cabezas y el matrimonio de Franz Joseph e Isabel. De hecho, en La emperatriz rebelde se hacen guiños a la estética de la trilogía de Sissi, a vestidos y encuadres, y en las continuas referencias a la legendaria belleza de la emperatriz.  Una belleza ya en decadencia, convertida en una desgracia para la emperatriz, que intenta mantenerla con dietas drásticas y ejercicio continuos.

La emperatriz rebelde se opone frontalmente a la visión edulcorada e idealizada que las películas mencionadas ofrecen de Isabel de Baviera. La rebeldía y falta de formalidad ­­­­­­­­­que tan encantadores eran en el cuento de Sissi, ahora son inconvenientes y molestos. El perpetuo buen tiempo y los vestidos brillantes se han tornado paisajes neblinosos y vestidos oscuros. Las ganas de vivir siguen ahí, pero de una forma atormentada.

Dolorosos corsés

El título original es muy revelador, Corsage, en español «corsé». Porque el duro corpiño juega un papel protagónico en la historia, tanto el corsé real y físico, el que Isabel insiste en llevar tan apretado como en su primera juventud, que le quita la respiración y deja unas marcadas laceraciones en su espalda. Y el corsé figurado, tan doloroso o más, de las expectativas de la corte y del pueblo, que insiste en limitar su papel al de figura representativa y adorada, digna y lejana, en lugar de una mujer de carne y hueso. Isabel de Baviera es la imagen misma del pájaro en la jaula de oro.

La emperatriz rebelde no es una biografía, ya que no se corresponde con la verdad histórica. Introduce anacronismos e invenciones, y no pretende ajustarse a los criterios establecidos para los biopics. Más que una narración de hechos. La emperatriz rebelde es el retrato, a pinceladas coloridas y desiguales, de una mujer como la directora imagina que hubiera podido ser. La emperatriz está cansada, desilusionada, y posiblemente deprimida, por lo que se comporta de manera extraña. Tiene un brillo ausente en la mirada, pero está en sus cabales. Es altanera y desdeñosa con su esposo (lo que sí parece ser ajustado a la realidad), aunque lo estima y cuida, a su desapegada manera.

El final propuesto de la vida de Isabel de Baviera tampoco es verídico. Eso sí, es consecuente con el personaje y encaja bien con la película, tanto en el fondo como en la soberbia forma, contando mucho en muy corto tiempo y sin palabras.

Llama la atención los momentos en los que la emperatriz es rodada por un pionero de las imágenes en movimiento, en los tiempos en los que el séptimo arte daba sus primeros y dubitativos pasos. Tiene el encanto del meta cine, de la fascinación de los pioneros por las posibilidades del nuevo medio de expresión, y se non è vero, è ben trovato

Primorosamente ambientada

La emperatriz rebelde tiene una estética muy cuidada, el trabajo de dirección de arte es soberbio. El lujo se hace evidente, pero no cautivador, los hermosos vestidos de terciopelo y fastuosos peinados se ven incómodos y pesados. Las habitaciones de los emperadores aparecen recargadas y poco habitables, y el pasillo desolado entre las habitaciones del emperador y la emperatriz es una metáfora del alejamiento dentro del matrimonio, una vez tan lleno de amor. El emperador y la emperatriz se aman, pero la larga mesa donde cenan, y los asuntos palaciegos, han conseguido separarlos.  El uso de líneas verticales entre ellos tan a menudo refuerza la misma impresión.

Utilizar la música moderna con la ambientación de época da un efecto dinamizador y dramático, acompaña siempre a la emperatriz cuando toma decisiones adultas e independientes. Los gestos más cotidianos se impregnan de un sabor épico, muy cinematográfico.

Pero la película se mantiene, más que nada, gracias al gran trabajo de Vicky Krieps. Con su gesto desilusionado, parece vivir siempre en el filo de la navaja, entre la rebeldía y la depresión. Es un personaje aparentemente desabrido y desagradable, pero en el fondo de su temperamento desapacible, el talento de la actriz deja ver su pena y soledad.

La emperatriz rebelde es el retrato de una mujer cansada y deprimida, dibujado a base de momentos primorosamente ambientados, que se mantiene gracias a la estupenda actuación de su protagonista, Vicky Krieps.


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La emperatriz rebelde

7.5

Puntuación

7.5/10

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