jueves, abril 25, 2024

Crítica de ‘El ángel de la muerte’: El enfermero asesino

Las críticas de Daniel Farriol:
El ángel de la muerte

El ángel de la muerte (The Good Nurse) es un thriller dramático estadounidense dirigido por Tobias Lindholm (The Investigation (El caso del submarino), A War (Una guerra)). El guion corre a cargo de Krysty Wilson-Cairns (1917, Última noche en el Soho), adaptando la novela de Charles Graeber que, a su vez, se inspiró en la historia real del asesino en serie Charlie Cullen. La trama sigue a una enfermera que comienza a sospechar que su nuevo colega en el turno de noche es el responsable de una serie de misteriosas muertes súbitas de algunos pacientes.

Está protagonizada por Jessica Chastain (Los ojos de Tammy Faye, It. Capítulo 2), Eddie Redmayne (El juicio de los 7 de Chicago, The Aeronauts), Nnamdi Asomugha (El amor de Sylvie, Crown Heights), Kim Dickens (Fear the Walking Dead, En un lugar salvaje), Noah Emmerich (Beautiful Girls, Sospechosos), Ajay Naidu, Devyn McDowell y Chris Henry Coffey. La película, tras su paso por el Festival de Toronto, se ha estrenado en Netflix el día 26 de Octubre de 2022.

Una historia real ficcionada sobre un enfermero asesino

El ángel de la muerte es una sólida recreación de los hechos reales acontecidos entre 1988 y 2003 en unos 9 hospitales de los Estados Unidos en los que Charlie Cullen (Eddie Redmayne) trabajó como enfermero y acabó convertido en asesino en serie. Se declaró culpable de la muerte de 29 pacientes a los que suministró dosis letales de insulina y digoxina para «terminar con su sufrimiento», aunque se estima que fueron más de 400 personas a las que mató mediante ese procedimiento. Una de las cosas más llamativas es que para actuar con total impunidad necesitó de la complicidad de la dirección de los hospitales donde trabajaba que, en lugar de realizar investigaciones sobre el exceso de muertes repentinas, decidieron lavarse las manos para evitar ser salpicados por la responsabilidad subsidiaria que les hubiera correspondido como institución donde se ejercían tales crímenes, en parte, debido al fallo existente en un programa informático que permitía al asesino recabar la medicación necesaria sin ser detectado.

Apodado erróneamente como «el ángel de la muerte», al ser considerado como un asesino piadoso como otros criminales que han actuado en hospitales, su compañera y amiga Amy Loughren (Jessica Chastain) se ha apresurado a manifestar que eso no es cierto y que muchas de las víctimas no padecían sufrimiento alguno ni estaban al borde de la muerte. La película de Tobias Lindholm es respetuosa en cuanto a ese aspecto y no pretende humanizar más de la cuenta al asesino del que nunca se conocerán los motivos reales de sus acciones (todo indica que sufría un trastorno mental derivado de algunos traumas de infancia), aunque sí se ficciona en gran parte la relación que mantuvo con Amy y sus hijas (a las que nunca conoció), potenciando también por otro lado la trama paralela de investigación policial para darle así un contexto de mayor suspense a la historia central.

Una poderosa crítica al servicio sanitario estadounidense

El ángel de la muerte es un filme que combina el drama con la intriga, utilizando como punto de vista principal el de la enfermera Amy Loughren, una madre soltera que encuentra en Charlie a un amigo con el que compartir sus noches de hospital y a una figura paterna para sus hijas. Su relación es tan estrecha que ambos comparten un secreto que nadie conoce, ya que la mujer padece de una afección cardíaca que le obligaría a guardar reposo y colocarse en una lista de espera para un futuro trasplante, pero no puede renunciar a su trabajo hasta pasados unos meses con el objetivo de conseguir un seguro médico para poder tratarse.

La película es muy crítica con el servicio sanitario estadounidense. Además, de la necesidad de la enfermera de trabajar estando gravemente enferma, algo que se refuerza con el montante de una factura que debe asumir tras una visita médica, esto se refleja especialmente con la actitud indecente que mantienen los consejos de dirección de los hospitales que prefirieron quitarse el problema de encima (despedir al enfermero asesino) en lugar de denunciarlo a la policía. Mucha gente sabía o sospechaba que Charlie Cullen era un asesino y nadie hizo nada para evitarlo. El director danés Tobias Lindholm se muestra certero expandiendo su visión más allá del brazo ejecutor e implicando a todos aquellos que le permitieron actuar. «Nadie me lo impidió», asevera el criminal cuando es interrogado en comisaría, aunque lamentablemente en la vida real ninguno de los hospitales fue responsabilizado por esos actos irresponsables.

El mayor hándicap que tiene la película es basarse en unos hechos reales donde no existe cabida para la sorpresa o para un giro argumental que refuerce su final. De ese modo, la intriga dramática creada alrededor de la relación entre los dos protagonistas es mucho más interesante que la propia resolución policial de los crímenes. Sin llegar a ser aburrida, los 121 minutos resultan excesivos dado que los apuntes psicológicos de todos los personajes parecen quedar incompletos, dejando una sensación final de desafección y frialdad ante unos hechos que deberían implicarnos en lo emocional mucho más. El ángel de la muerte es una película de gran corrección formal y ritmo pausado que acaba siendo elevada principalmente por el trabajo que desempeña la siempre magnética Jessica Chastain.


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El ángel de la muerte

6.9

Puntuación

6.9/10

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