Las críticas de Daniel Farriol:
Centenario Ava Gardner
El secuestro del presidente (1980)
El secuestro del presidente (The Kidnapping of the President) es un thriller dramático canadiense que está dirigido por George Mendeluk (Flash mortal, Cosecha amarga). El guion es de Richard Murphy (Lanza rota, Pánico en las calles) que adapta la novela «The Hostage» de Charles Templeton. La historia sigue a los miembros de un grupo terrorista que proviene de un país de Sudamérica y quieren llevar a cabo un ambicioso plan para secuestrar al presidente de los Estados Unidos durante una visita diplomática que éste realiza a Toronto. Está protagonizada por William Shatner, Hal Holbrook, Van Johnson, Ava Gardner, Miguel Fernandes, Cindy Girling, Elizabeth Shepherd y Michael J. Reynolds.
La amenaza de descabezar políticamente a los Estados Unidos
El secuestro del presidente es un irregular thriller político sobre unos revolucionarios sudamericanos con ideales poco definidos y gran afición por los diamantes que urden un rocambolesco plan para secuestrar al presidente de los Estados Unidos en mitad de un acto multitudinario en mitad de las calles de Toronto. Aprovechándose de la psicosis y teorías conspiranoicas existentes entre la población norteamericana tras el asesinato perpetrado en Dallas contra John Fitzgerald Kennedy durante un desfile presidencial en 1963 o el de su hermano, el senador Robert F. Kennedy, durante la celebración de unas elecciones primarias en California en 1968, la novela «The Hostage» de Charles Templeton plantea una situación similar añadiendo más picante y dosis de imaginación para llevar la intriga a traspasar los límites de la credibilidad. Eso sí, el peligro en la vida real no era cosa del pasado y pocos meses después del estreno de la película hubo otro intento de asesinato contra Ronald Reagan en Washington D.C.
La película comienza en un país indeterminado de Sudamérica con un par de secuencias extremadamente violentas para la época que demuestran bien a las claras los pocos escrúpulos que tiene Roberto Assanti (Miguel Fernandes), el malvado guerrillero que pondrá en jaque a los servicios de seguridad del Presidente de los Estados Unidos cuando irrumpa en un desfile (con muchas similitudes con el de J.F.K. en Dallas) para secuestrarlo delante de todos con la ayuda de Linda Steiner (Cindy Girling), con quien mantiene una relación que va más allá de las convicciones políticas.
El improbable secuestro se produce mientras el presidente Adam Scott (Hal Holbrook) saluda a la muchedumbre a pie de calle, momento en que Roberto aprovecha para acercarse y esposarse a él, llevando un detonador en una mano y un chaleco lleno de explosivos que impide que los tiradores de los servicios de seguridad le disparen sin poner en peligro la vida del mandatario. Tras eso, introduce al rehén en una furgoneta en la que ha instalado un complejo dispositivo que la hará explotar ante cualquier intento de abrirla. Un poco surrealista todo, sí, y más hacerlo todo delante de miles de personas sin que nadie pueda detenerlo. El responsable de la seguridad, Jerry O’Connor (William Shatner), y el vicepresidente Ethan Richards (Van Johnson), serán los encargados de gestionar la crisis institucional y salvar la vida del presidente, el segundo con opción a redimirse tras cometer un desfalco que le iba a obligar a dimitir de su cargo.
‘El secuestro del presidente’, un thriller político anticlimático
La acción de El secuestro del presidente va de más a menos. Durante las primeras secuencias seguiremos a Roberto y sus secuaces cometer unos sangrientos asesinatos en la selva sudamericana en los que no se escatima con la sangre vertida por parte del equipo de efectos visuales. Después los seguiremos a los terroristas en su periplo por tierras estadounidense con secuencias tan espectaculares como el tiroteo y posterior destrucción de una gasolinera. La verdad es que si querían pasar desapercibidos y no ser descubiertos antes del secuestro muy discretos no son. A partir de ahí se cambia de punto de vista y el protagonista absoluto será Jerry O’Connor que asume el control del dispositivo de seguridad que veremos que funciona algo regular y no impide el secuestro. Tras la ilógica situación de el terrorista entregándose a las autoridades policiales, la trama estará más centrada en discusiones de despacho sobre cómo afrontar la situación que en potenciar la intriga mediante más secuencias de acción.
El asalto al furgón con métodos más o menos ingeniosos para no hacerlo explotar nos llevará a una cuenta atrás final (donde el reloj del explosivo quita tensión al ir hacia adelante) que el director, George Mendeluk, resolverá de manera inesperada mediante una pequeña elipsis anticlimática justo en el momento del rescate. Así pues, estamos ante un thriller político no demasiado astuto que se deja ver sin levantar pasiones y que tiene la estrambótica situación del secuestro como único detalle distintivo respecto a otros filmes semejantes.
En el reparto encontramos varios rostros conocidos con un hierático William Shatner como protagonista y un desaprovechado Hal Holbrook que se quedan a la sombra de Miguel Fernandes, desatado antagonista malvado que parece sacado de un filme de Serie B. Es triste comprobar la decadencia de nuestra admirada Ava Gardner que aquí apenas aparece en tres cortas escenas como la manipuladora esposa de Van Johnson que le insta a aprovecharse de la situación sugiriendo que es preferible la muerte del presidente para que así sea su marido el que ocupe su lugar en el poder. El secuestro del presidente es un filme bastante olvidable al que le faltan dosis de emoción e intriga para convertirlo en algo más entretenido.
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El secuestro del presidente
