Las críticas de Laura Zurita:
Entre la vida y la muerte
Leo Castañeda, español afincado en Bruselas, trabaja como conductor de metro. Una noche presencia el suicidio de Hugo, su hijo, del que llevaba más de dos años sin saber nada. Tras lo sucedido, Leo empieza a indagar en las causas de su muerte y descubre que estuvo implicado en un atraco. La búsqueda de respuestas lo conducirá a una peligrosa investigación y a enfrentarse a su propio pasado.
Entre la vida y la muerte está escrita y dirigida por Giordano Gederlini e interpretada por Antonio de la Torre, Marine Vacth, Olivier Gourmet, Tibo Vandenborre, Fabrice Adde, Nessbeal, Alexandre Bouyer, Lila Jonas, Marie Papillon, Noé Englebert, Christophe Seureau, Vadiel Gonzalez Lardued y Wim Willaert. La película se estrena en España el 14 de julio de 2022 de la mano de Filmax
Cine negro efectivo y elegante
Esta redactora tiene la costumbre de ir al cine sabiendo lo menos posible sobre la película que va a ver, excepto director y actores. Para ver Entre la vida y la muerte puedo recomendar que se haga de esta manera, y dejarse sorprender por lo que ocurre en la gran pantalla. Es mejor no saber nada ni del argumento ni de los personajes, e iniciar la búsqueda como lo harán nuestros protagonistas, casi desde cero.
Como muestra, valgan un par de botones, que acontecen en los primeros minutos de la película. En las primeras escenas vemos un hombre con una pistola, en una playa, sin precisar el cuándo ni el dónde, ni mucho menos el por qué. Es una escena cruda, desesperada, que no se nos comentará hasta mucho más tarde en la película, pero cuyo recuerdo nos acompaña, incómodo y desasosegante, todo el tiempo. Poco después, vemos a Leo Castañeda, un conductor de trenes de mediana edad y aspecto descuidado, mientras un joven cae a las vías. Leo demuestra unas inesperadas habilidades para la supervivencia en un momento crítico, y entendemos su mutismo y su pena cuando nos enteramos que el joven de las vías es su hijo.
Oscura y violenta
Entre la vida y la muerte es oscura y violenta, con una estética de cine negro clásica y tono narrativo discreto y elegante. Es cine negro europeo, con personalidad propia y en el que no se abusa tanto de las armas como en el estadounidense. El director le saca mucho partido a Bruselas como telón de fondo, creando un fuerte y sugestivo contraste entre el sofisticado Atomiun y las incursiones en aspectos más oscuros de la noche, vagones de metro, callejones y edificios que aparecen fríos, inquietantes, dudosos.
En Entre la vida y la muerte hay dos niveles de suspense: en uno, Leo se entrega a la búsqueda desesperada de unos delincuentes; en el otro, el espectador y la policía, siempre a la zaga, van descubriendo el misterio que esconde la aparentemente anodina vida del español. El interés del espectador se mantiene en todo momento, conforme la información se va entregando con precisión, a cuentagotas. Las piezas del rompecabezas van encajando, aunque puede dar la impresión que hay algunas que se quedan por descubrir. Se evitan explicaciones superfluas sobre las motivaciones o las historias personales de los personajes, los que, sin embargo, tienen vida propia por las sólidas interpretaciones de todo el elenco.
Destaca, sobre todo Antonio de la Torre como Leo, un hombre adusto de mediana edad, abrumado por el dolor, al que vamos conociendo más por sus actos que por sus parcos diálogos. El actor tuvo que tomar clases de francés, idioma que no dominaba, y de lucha libre para preparar su papel, y sale muy bien librado en estos dos aspectos en particular, y por su brillante creación del personaje en general. Es muy posible que este papel le abra las puertas a una gran carrera internacional, que bien se merece por su talento y su profesionalidad.
Entre la vida y la muerte es cine negro elegante y absorbente, con un estupendo elenco internacional en el que destaca un grandísimo Antonio de la Torre.
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Entre la vida y la muerte
