sábado, febrero 24, 2024

Crítica de ‘Ojos de fuego’: No hay más cera que la que arde

Las críticas de Daniel Farriol:
Ojos de fuego

Ojos de fuego (Firestarter) es un filme de terror estadounidense dirigido por Keith Thomas (The Vigil). El guion está escrito por Scott Teems (Halloween Kills, Rectify) adaptando la famosa novela de Stephen King. Es un remake del clásico ochentero de la Serie B, Ojos de fuego (Mark L. Lester, 1984). La historia trata de una chica con extraordinarios poderes mentales que lucha para proteger a su familia y a sí misma de una agencia secreta gubernamental que quiere capturarla. Está protagonizada por Ryan Kiera Armstrong (Wildflower, The Old Way), Zac Efron (Gold, Extremadamente cruel, malvado y perverso), Gloria Reuben (Mr. Robot, El asesino de la cara feliz), Michael Greyeyes (Home Before Dark, Blood Quantum), Sydney Lemmon, Tina Jung, Lanette Ware y Neven Pajkic. La película se ha estrenado en España de la mano de Universal Pictures el día 13 de Mayo de 2022.

El remake de un clásico de la Serie B

Ojos de fuego es un remake de un filme ochentero de cierto éxito en el ámbito doméstico, Ojos de fuego (Mark L. Lester, 1984), que durante mi época de pubertad cinéfila y visitas al videoclub siempre tomé como una réplica pobre de Carrie (Brian De Palma, 1976). En realidad, ambas películas tienen en común el ser adaptaciones de sendas novelas del rey de terror Stephen King y estar protagonizadas por niñas con poderes mentales a las que es mejor no hacerlas enfadar sino quieres tener que llamar a emergencias, por lo demás son historias bien distintas.

La trama de Ojos de fuego nos presenta a una familia que debe mudarse constantemente de residencia al estar huyendo de una agencia secreta gubernamental que pretende capturar a la niña. Los padres, Andy y Vicky McGee (Zac Efron y Sydney Lemmon), se sometieron a unos experimentos siendo jóvenes que les han otorgado ciertos poderes, la madre domina la telequinesis y el padre algo llamado «empuje» que consiste en controlar la mente de los demás para manejar su voluntad. La hija que tienen en común, Charlie (Ryan Kiera Armstrong), ha nacido con el poder de la piroquinesis, la capacidad psíquica que permite a una persona manejar el fuego, pero es algo que aún no sabe controlar del todo y cuando sufre episodios de ira se le va de las manos…

La tienda de los horrores

La nueva adaptación de Ojos de fuego se toma algunas licencias respecto al material original que van siendo más notorias a medida que avanza el metraje. El director Keith Thomas y su guionista Scott Teems, no parecen tener muy claro que tipo de película quieren hacer. Se mueven indistintamente y de forma errática entre la nostalgia ochentera por su original, la readaptación de los códigos del fantástico para contentar a un público consumidor de Stranger Things y similares, o finalmente adentrándose en la pura aventura de superhéroes luchando contra el mal. Es una combinación que no acaba de funcionar en ninguno de los aspectos, pero lo peor es que se pierde por el camino el la esencia desenfadada del fantástico desacomplejado que tenía la era videoclubera para ofrecer un producto que se toma demasiado en serio a sí mismo en sus postulados sobre la culpa y el perdón. ¿Dónde está el terror? ¿Dónde queda la diversión sin más?

Y eso que durante la primera media hora la película es interesante, crea expectativas y atrapa bastante. En ella se amplía la dimensión familiar dando mayor protagonismo a la madre (por contra la figura del padre que es clave se irá diluyendo con el paso de los minutos), incorporando también un contexto escolar ausente en la primera versión que añade una subtrama sobre bullying que vuelve a conectar en mi mente a Charlie con Carrie. Por desgracia, todo queda en agua de borrajas. Tras ser descubiertos y acontecer un suceso trágico en casa, padre e hija deberán huir de los hombres de «La Tienda» (denominación del laboratorio secreto de la agencia en que pretenden encerrar a la niña para experimentar con su cuerpo). Durante la escapada conocerán al viejo granjero Irv Manders (John Beasley) y ahí es cuando los caminos de novela-primera versión y este remake empiezan a disociarse de manera evidente. El contenido melodramático referente al estado vegetativo de la mujer del granjero es un anticipo de otras ideas de bombero que irán apareciendo durante el avance de la trama.

Superhéroes de baratillo

No seré yo quién cante las alabanzas de la película dirigida torpemente por Mark L. Lester en 1984, una pequeña y estimable Serie B con buenos efectos especiales que carecía de ritmo ni tensión dramática, pero esta nueva adaptación en 2022 de Ojos de fuego por parte de Keith Thomas (quién ya me dejó frío con su anterior obra The Vigil) deja mucho que desear y convierte la original en un clásico a reivindicar. La media hora final es un espanto y algunas decisiones de guion buscan la trascendencia emocional en una historia que debería ser algo así como una celebración alrededor del fuego. Recurriendo al refranero popular podríamos decir que «no hay más cera que la que arde» o, si se me permite el juego de palabras con el título de nuestra web, «no es fuego todo lo que reluce». Ni siquiera la remarcable elección como protagonista de Ryan Kiera Armstrong, una niña que a sus 12 años tiene ya un extenso currículum, podrá hacernos olvidar que la Serie B original tenía un repartazo con Drew Barrymore, David Keith, Martin Sheen, George C. Scott, Louise Fletcher y Heather Locklear, entre otros.

El personaje de Charlie es demasiado cambiante. Al principio es una niña ingenua y vulnerable de la que se ríen sus compañeros de clase y que el único poder que utiliza es hervir el agua, muy útil para el café matutino. Sin embargo, poco a poco, no solo empezará a dominar la piroquinesis sino que se le atribuirá el poder de «empuje» que tiene el padre, de manera que la niña se vuelve una superheroína total que primero desarrolla sentimientos malignos (cuando convierte sin miramientos a un hombre en un pollo a l’ast en el interior de su vehículo) y luego incomprensiblemente piadosos (alerta de spoiler: cuando perdona la vida del asesino de su madre tras haber chamuscado antes a decenas de personas). Ojos de fuego es un olvidable remake que tan solo entusiasmará a los fans del género por los sonidos electrónicos de una banda sonora ochentera compuesta por Cody Carpenter, Daniel A. Davies y el maestro John Carpenter, al que deberían haberle dejado dirigir la película ya que la original se la arrebataron en el último momento.


¿Qué te ha parecido la película?

Ojos de fuego

4.5

Puntuación

4.5/10

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