miércoles, abril 24, 2024

Crítica de ‘Heredero (Son)’: La semilla profética

Las críticas de Daniel Farriol:
Heredero (Son)

Heredero (Son) es un filme de terror irlandés escrito y dirigido por Ivan Kavanagh (Tierra de violencia, El canal). La historia sigue a una mujer embarazada de un bebé no deseado que huye aterrorizada de algo. Años después de ese incidente, Laura vive tranquilamente con su hijo David hasta que una noche unos extraños irrumpen en la habitación del niño y al día siguiente éste contrae una enfermedad vírica desconocida. Está protagonizada por Andi Matichak (Halloween Kills, Foxhole), Luke David Blumm, Emile Hirsch (La autopsia de Jane Doe, Freaks), Erin Bradley Dangar, Rocco Sisto, Wanetah Walmsley, Cranston Johnson y Ethan McDowell. La película pudo verse en el Festival de Sitges 2021. Se ha estrenado el 1 de Abril de 2022 en Filmin.

¿Enfermedad vírica o posesión demoníaca?

Existe tal despiste en el cine de género actual que a menudo se dejan en el ostracismo algunas de las propuestas más interesantes por no tener detrás una campaña mediática que las impulse desde las redes sociales. Este es el caso de Heredero (Son) que, más allá de esa cuestionable y «patillera» traducción que busca aprovecharse del tirón de una conocida película de Ari Aster, se convierte en una perfecta combinación apócrifa entre La semilla del Diablo (Roman Polanski, 1968) y La profecía (Richard Donner, 1976), pero con suficiente personalidad propia para sorprender y, sobre todo, inquietar.

Para empezar, detrás del proyecto hay un director como el irlandés Ivan Kavanagh que lleva tiempo labrándose una prometedora carrera con películas tan estupendas como el wéstern crepuscular Tierra de violencia (2019) o el terror atmosférico de El canal (2014), en ambas ya demostraba su enorme capacidad como narrador de historias. En Heredero (Son) nos trae una historia de terror sobrenatural contada como si se tratase de un drama familiar e intimista. El director prioriza profundizar en la relación materno-filial, pero siempre bajo la amenaza constante de algo desconocido que podría ser real o simplemente derivarse de un trastorno psicológico. La película se mueve a la perfección en ese terreno de ambigüedad, tomando como principal el punto de vista de la protagonista, es ahí cuando logra ser más efectiva al trasladar en imágenes la desesperación de no poder controlar lo que sucede a tu alrededor.

Huir de una secta

Al igual que la protagonista de Martha Marcy May Marlene (Sean Durkin, 2011), la joven madre Laura, tiene que lidiar con un pasado traumático vinculado a su pertenencia a una secta. Eso hace que vea recuerdos fragmentados y alucinaciones que perturban sus noches y acrecientan la necesidad de sobreprotección de su pequeño vástago. Por suerte, desde el primer momento, tiene el apoyo de un policía al cargo de la investigación con el que entablará una relación más allá de lo profesional. En ese sentido, la trama no es especialmente novedosa, cayendo en algunos lugares comunes telefilmeros o directamente torpes como la secuencia en que la chica cuenta ese pasado sectario al policía como quién diría que ha ido a comprar pan de molde al supermercado. Otras, en cambio, son mucho más espeluznantes como el reencuentro de la chica con alguien que también sufrió con ella los abusos a que fueron sometidos de niños por parte de los integrantes de la secta.

Sin embargo, en general, la película consigue una ambientación enrarecida y con suficientes elementos desestabilizadores para hacerla avanzar de manera incómoda (la casa siendo asaltada por la noche, los distintos episodios de la terrible enfermedad del niño…). No estamos ante un terror de sustos, más bien es un terror que te va calando poco a poco mediante escenas cada vez más perturbadoras. La fotografía de Piers McGrail (Giri/Haji: Deber/Deshonor, Glassland) se inspira en el thriller setentero con la utilización de neones en exteriores que dotan a las imágenes de tonalidades frías y azuladas, se nota cierta atemporalidad buscada para la puesta en escena.

La actriz estadounidense-canadiense Andi Matichak está estupenda como esa madre coraje que defiende su hijo a capa y espada, alimentándole con algo más que hamburguesas del Burger King… Junto a ella, el bueno (y no siempre valorado como merece) Emile Hirsch que aquí se siente un pelín desaprovechado en un rol donde se le descubren las aristas demasiado tarde y que podrían haber servido antes para darle una mayor dimensión. Heredero (Son) es un filme más que correcto dentro del subgénero de posesiones demoníacas con un acercamiento más psicológico de lo habitual sin renunciar, por ello, a escenas explícitas o sangrientas.


¿Qué te ha parecido la película?

Heredero (Son)

7.4

Puntuación

7.4/10

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