martes, marzo 19, 2024

Crítica de ‘Pequeñas mentiras para estar juntos‘: Drama ligero con gran reparto

Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Pequeñas mentiras para estar juntos

Esta secuela de la exitosa comedia dramática de carácter generacional Pequeñas mentiras sin importancia cuenta de nuevo con el director y guionista Guillaume Canet, quien retoma el mismo grupo de amigos de la primera parte algunos años después. Pequeñas mentiras para estar juntos consiguió grandes números en la taquilla francesa, con casi 3 millones de espectadores, logrando ser la segunda película francesa más exitosa de 2019 en Francia.

Dirigida por Guillaume Canet, está protagonizada por François Cluzet, Marion Cotillard, Benoît Magimel, Gilles Lellouche, Jean Dujardin, Pascal Arbillot, Valérie Bonneton, Laurent Laffite y José Garcia. La película se estrenó en cines de España el 8 de noviembre de 2019, y ha llegado a Netflix el 10 de julio de 2021.

Conmovedora comedia generacional

Siete años después de lo acontecido en Pequeñas mentiras sin importancia, angustiado y al borde de la depresión, Max decide pasar solo un largo fin de semana en su casa de la costa. Pero sus viejos amigos Eric, Marie, Vincent, Isabelle y Antoine han planeado visitarle para darle una fiesta sorpresa de cumpleaños. Una oportunidad para ponerse al día después de mucho tiempo separados, y de paso para comprobar qué queda de su amistad.

Al igual que su predecesora, es una película generacional, divertida y conmovedora con un reparto coral en estado de gracia, destacando François Cluzet (también protagonista del éxito francés del 2011 Intocable), Marion Cotillard (La vida en rosa), Jean Dujardin (The Artist), Benoît Magimel (La pianista) y Gilles Lellouche (Cuenta atrás), entre otros.

Sonrisas y lágrimas

Pequeñas mentiras para estar juntos es un drama ligero con un grupo de excelentes actores en sintonía perfecta entre sí, facilitando que nos sintamos atraídos por este grupo de amigos como si hubiéramos pertenecido a él durante todos estos años. El hecho de que los actores sean amigos en la vida real también se nota y la película encuentra su fuerza en la enorme credibilidad y la dinámica realista.

No se puede negar que muchos personajes están estereotipados e, incluso, algo caricaturizados (tenemos al encantador, al torpe, al neurótico,…), pero gracias a las magníficas interpretaciones son totalmente convincentes y en ningún momento notamos que fuercen las risas por sus personalidades.

De inicio todo apuntaba a que tendríamos como motor de la historia el enfrentamiento dentro del grupo de amigos como consecuencia del paso del tiempo y la ausencia de relación entre ellos, pero esa no era la idea de la historia que querían contarnos para volver a encandilarnos. Por eso, rápidamente se encauza la historia y volvemos a revivir con ellos sus días de emoción, nostalgia y diversión.

Canet sabe lo que tiene importancia

La dirección de Guillaume Canet dota a la película de una amplia sensación de profundidad, siendo una película acogedora que nos hace sentir como en casa, empatizando perfectamente con la historia, que al fin y al cabo es muy real, desde los diálogos a los silencios.

Canet nos embarca desde el primer momento en un reencuentro que no hace aguas y mantiene una parte emocional muy intensa, aunque pierde algo de intensidad según se acerca el final, culpa, en parte, de su larga duración. Aún con sus dos horas de metraje, la película se pasa en un suspiro pues nos sentimos arropados dentro la conversación de estos amigos e incluso a veces nos gustaría intervenir.

Muchos actores brillando en conjunto

La desventaja de un elenco tan amplio es que no todos los personajes están igualmente desarrollados, no teniendo el mismo trasfondo ni trama por detrás. Así, Marie (Marion Cotillard), Max (François Cluzet) y Eric (Gilles Lellouche) atraen la mayor parte de la atención de la película, pero eso no desequilibra la trama y en conjunto todos refuerzan sus historias.

Cada uno de ellos se enfrenta a sus propios demonios intentando exorcizarlos durante esta reunión de amigos: Max se encuentra con una montaña de problemas y una gran crisis cuando llegan sus viejos amigos, Vincent (Benoît Magimel) sigue cuestionando su sexualidad, Eric intenta ser padre, y Marie se deja llevar de nuevo por el alcohol y la fiesta como vía de escape.

Siempre es un placer ver a tantos buenos actores y actrices destacando en una película y sobre todo que se cuente una historia tan global, no necesariamente centrada en el país de origen de la misma. Puede que no tenga el mismo nivel de sorpresa y dinamismo que su primera parte, pero no por ello faltan los momentos divertidos así como dolorosos.

Pequeñas mentiras para estar juntos es una película sobre la amistad, sin distinción de edad, sexo o clase social, que disfrutamos como una buena reunión de antiguos amigos, en la que nunca faltan las risas y las lágrimas, sobre todo cuando algunos se refugian en su pasado y en las personas que han perdido por el camino.


¿Qué te ha parecido la película?

Pequeñas mentiras para estar juntos

6.5

Puntuación

6.5/10

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