Las críticas de Cristina Pamplona “CrisKittyCris”: Mamma Mia! Una y otra vez
Cuando en 2008 se estrenó Mamma Mia!, el musical que había arrasado en los escenarios de medio mundo, el éxito fue igual o mayor al cosechado en el teatro. Mamma Mia! Utilizaba la discografía del grupo sueco ABBA para escribir un argumento sencillo, tierno y romántico. Diez años después y sabiendo la manía que tiene Hollywood de no dejar descansar su éxitos, volvemos a la isla griega de Kalokairi para Mamma Mia! Una y otra vez, con más canciones y una historia menos original, pero que termina por enamorar porque… es que es ABBA.
Dejamos a las Sheridan felices y enamoradas. Diez años más tarde, sin embargo, la tragedia ha visitado Kalokairi: Donna ha fallecido y, en homenaje a su madre, Sophie va a reabrir el hotel con una gran fiesta de inauguración. Sin ella para apoyarla, sus padres ocupados y la relación con Sky tambaleándose, Sophie se encuentra sola y superada, tanto como debió sentirse su madre veinticinco años atrás, cuando llegó a esa isla de la que se enamoró. A lo largo de las veinticuatro horas que preceden a la fiesta, volvemos a finales de los setenta para encontrar a la joven Donna en el verano en el que conoció al padre de Sophie. Todo ello acompañado de temas de ABBA no tan potentes como los de la precuela, pero que emocionan igual porque, bueno…es que es ABBA.
La producción de esta segunda parte ya no cuenta con Phyllida Lloyd como directora, sino con Ol Parker (El exótico Hotel Marigold, Rosas rojas) que se hace cargo además del guion sobre una historia de Richard Curtis (Love Actually, About Time), quien ejerce además de productor de la película. El guion se ha encargado de poner en orden aquello que ya sabíamos en la precuela: que Donna conoció a tres chicos en menos de un mes y que uno de los tres es el padre de la niña que criaría como madre soltera. Es el respeto a esa historia lo que hace que Mamma Mia! Una y otra vez sea una segunda parte consecuente, con una continuidad fluida con respecto al libreto y guion de la original escrito por Catherine Johnson. Sin embargo, por esa misma razón, también peca de falta de originalidad. Pero qué es la originalidad cuando se trata de un musical tan delicioso. Al fin y al cabo…es que es ABBA.
La película repite reparto, al que se le suman un par de caras. Las más famosas las de Andy García como el gerente del nuevo hotel y la de Cher, que tiene un breve papel como abuela de Sophie. Juntos se marcan un «Fernando» a dúo que bien podría haber sido en solitario, porque la potencia de voz de Cher silencia a García.
Pero la verdadera estrella de esta segunda parte es Lily James en el papel de Donna de joven. James, que se dio a conocer con Downton Abbey y hemos visto últimamente en Baby Driver y El instante más oscuro, no solo canta de maravilla, es enérgica y se come la pantalla, sino que sabe adaptar su interpretación gestual a los movimientos de Meryl Streep, para que realmente el espectador las perciba como la misma persona. Lo mismo ocurre con Jeremy Irving, Josh Dylan y Hugh Skinner como las versiones rejuvenecidas de Pierce Brosnan, Stellan Skarsgard y Colin Firth, son tan encantadores que puedes entender porque Donna no pudo resistirse. Era difícil encontrar a dos actrices tan geniales como Christine Baranski y Julie Walters y, sin embargo, Jessica Keenan Wynn y Alexa Davis aprueban con nota como sus versiones veinteañeras. Y todos son guapos, y todos son jóvenes y todos cantan de maravilla, que es de lo que se trata cuando hablamos de un musical, y no un musical cualquiera… ¡es que es ABBA!
Y es que la película funciona. Funciona a pesar de la falta de originalidad, o de ser algo cursi, o de la casi ausencia de Meryl Streep. Funciona a pesar de que se repitan temas ya usados en la precuela, y de que el resto sean temas menores compuestos por Benny Andersson y Björn Ulvaeus tras la disolución del grupo. Funciona porque maneja una continuidad perfecta con su predecesora. Funciona porque Anne Dudley ha hecho un trabajo magnífico con la banda sonora instrumental que versiona ABBA con mandolinas, guitarras y buzukis. Y funciona, sobre todo, porque es de la música de ABBA de la que estamos hablando y sí… ¡ES QUE ES ABBA!
Segundas partes nunca fueron buenas, pero pueden ser un soplo fresco, divertido, entrañable y conmovedor, cuando se hacen con el cariño con el que Richard Curtis y Ol Parker se han tomado el proyecto, y cuando tienes un reparto entregado a la historia, a la música y a pasarlo bien, y eso se nota en cada número de Mamma Mia! Una y otra vez.
O puede que no sea objetiva, porque es que es ABBA y no sé cómo resistirme.
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