sábado, febrero 24, 2024

Crítica de ‘Terminator Génesis’: La gallina muerta no puede dar huevos de oro

 Las críticas de Cristina Pamplona «CrisKittyCris»: Terminator Génesis


En cuanto a franquicias de películas se refiere parece que los productores no se dan por vencidos, buscando a través de precuelas, secuelas o remakes el modo de seguir ordeñando la vaca. Tras la espiral de caída a la que se enfrentó Terminator tras su segunda entrega, ya sea en secuelas o en la serie de televisión, parecía que por fin habían quedado convencidos de que ahí no había más que rascar. Pero no, no están dispuestos a rendirse y con Terminator Génesis intentan volver a pegarnos al asiento como ya lo hiciesen en 1984. Alan Taylor (Thor: El mundo oscuro, Mi Napoleón) dirige esta quinta entrega que intenta resucitar la franquicia volviendo a su inicio, pero con un resultado muy distinto.

Tras el día del juicio final, la resistencia humana, liderada por John Connor, se enfrenta a una última batalla contra Skynet para arrancar la Tierra de manos de los ciborgs. Lo que parece una victoria es en realidad el comienzo de toda la pesadilla, cuando Skynet envía a un T-800 a matar a Sarah Connor e impedir así el nacimiento de John. Por eso éste ha de mandar a Kyle Reese a protegerla. Pero cuando Reese llega al pasado, no se encuentra a la desvalida Sarah Connor que intenta salir adelante con un trabajo de camarera, sino a una mujer entrenada para matar y que está al corriente de todo lo que ocurre en el futuro.

No estamos por tanto ante un remake, sino ante una nueva vuelta a la historia en la que ya hay que lidiar con realidades paralelas. El resultado no es positivo. Aunque el volver a ver recreadas escenas de la producción de James Cameron resulta muy divertido, y el enfrentamiento entre el T-800 joven y el anciano es un plus, la película no deja de ser una falsificación barata de la entrega de 1984.

Con tantas idas y venidas al pasado y futuro, el guión compartido entre Laeta Kalogridis (Alejandro Magno, Avatar) y Patrick Lussier (Drácula 2001, Furia ciega), se llena de dudas y fallos no solucionados, tal vez a la espera de una próxima entrega, pero que sea como sea termina por decepcionar al espectador. La nueva línea temporal trazada hace que las películas que la preceden no tengan sentido, o que si lo tienen, esta última sea totalmente innecesaria.

Es una película de acción, y sí, la tiene de principio a fin, casi sin dejar respirar, y está bien, pero no llega en ningún momento a ser memorable. Mucha explosión, muchos tiros y peligrosos giros de volante, pero sobre todo el ya manido y frenético movimiento de cámara que intenta hacernos creer que están pasando más cosas de las que en realidad ocurren, y que lo único que consigue es que salgas de la sala deseando una biodramina.

Emilia Clarke (Juego de tronos, Dom Hemingway), aunque preciosa en su castaño natural, no puede sostener la sombra que Linda Hamilton proyectó. Estamos hablando de Sarah Connor, la mayor pateadora de culos del cine -con el permiso de Ripley- y Clarke hubiese sido una buena elección para Sarah cuando ignora la importancia que tiene para el futuro de la humanidad, pero como soldado resulta muy poco creíble. A eso hay que sumarle que su química con Jai Courtney (La jungla: Un buen día parar morir, Divergente), elegido para dar vida a Kyle Reese, es prácticamente nula por mucho que intenten jugar a una relación de «te odio, pero te quiero». Tampoco él puede superar al Reese original de Michael Biehn, aunque mejora la elección de Anton Yelchin en Terminator Salvation. En cuanto a Jason Clarke (El amanecer de planeta de los simios, La noche más oscura), es un muy buen John Connor durante los diez primeros minutos de película, para pasa a sobreactuar en el momento en que se convierte en un nuevo modelo, casi invencible, de ciborg.

Al final solo nos queda Arnold. Después de todo, si hay una razón para ir al cine a verla, es ver a Schwarzenegger en el papel que lo hiciese inmortal. Es una pena que aquí hayan querido darle más carga cómica, porque, aunque muy divertido, desmerece un poco a su personaje en la primera y segunda entrega.

En cuanto a efectos especiales, nada realmente destacable. De nuevo la primera y segunda entrega suponían un avance tal en animatrónica, que ésta resulta una tremenda decepción. Incluso el T1000, que aunque interpretado por otro actor, sigue siendo el modelo de ciborg más espectacular, desaparece demasiado pronto en la historia, llevándose con él todas las posibilidades que ofrece a los efectos especiales. Y las cosas como son, un fan de Terminator nunca de cansa de brazos palancas y masas de mercurio.

Terminator Génesis es todo lo que una película de acción ligera ha de ser, y no hay duda de que no resulta aburrida en ningún momento. Podría haber pasado con la cabeza ligeramente alta si no fuese porque la preceden Terminator I y II que son obras maestras de la ciencia ficción y la acción y no se puede responder a ellas con algo pasable. Terminator Génesis es un argumento de peso para plantearse que tal vez Skynet ya no tiene más que ofrecer.

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