Es curioso que Mark Wahlberg es el reclamo principal en el póster oficial, además de estar en prácticamente todos los fotogramas de la película, pero su personaje es casi inexistente, pues no crea ninguna empatía con el espectador, y en algunas escenas con Michael K. Williams, John Goodman o Alvin Ing, Wahlberg se difumina. El guión le permitía mucho margen y podría haberse explotado más el personaje, pero mientras que el trío de actores citados se hacen valer en cada escena, Wahlberg en su rol de Jim Bennett está esperando casi para pasar de una secuencia a otra sin demasiado alarde interpretativo, lo que no quiere decir que no cumpla en su rol, pues como jugador empedernido que pasa de todo cumple a la perfección. Lástima que este remake haya quedado desprovisto de la maldad y la desesperación del original de 1974, donde el personaje de James Caan es memorable, no concibiendo la película sin él.
En esta nueva versión, no vemos la desesperación en Bennett, sino alguien demasiado enamorado de su arrogante prepotencia, con un rostro imperturbable ante el peligro, sin importar la gravedad de la situación, pareciendo más un héroe de acción que un personaje de un drama. En el rol de la alumna de Bennet, Amy, interpretada por Brie Larson, parece que se han esmerado poco a la hora de desarrollar el personaje, pues suena demasiado típico: estudiante universitaria de día, y camarera en un garito ilegal por la noche. Ella conoce la debilidad ante el juego de Bennett, creando una relación entre ambos dado que parece que a ella le atrae esa doble vida, pero tampoco se profundiza demasiado sobre los motivos por los que surge química, siendo un personaje plano, aunque bien interpretado en su planicie.
Jessica Lange destaca como la madre millonaria de Bennet, harta de la vida de su hijo, con poca presencia en pantalla pero quedando patente lo gran actriz que es, siendo una lástima no se la haya aprovechado más.
Del trío mencionado de Ing, Goodman y Williams, Ing como el señor Lee ofrece un personaje frío, conocedor de la vida, pero comprensivo y delicado, sin perder la agresividad que alguien en un mundo así debe tener. Goodman aparece casi todo el tiempo sin camisa, en topless, con grandes frases escritas con la experiencia de la vida. Pero el más efectivo es Williams, cuyo personaje sirve como mentor encantador para Bennett sin perder de vista que debe ser un hombre peligroso. Fantástica es la parte de la película en la que comienzan a interactuar entre ellos Ing, Goodman y Williams, pensando en como dañar a Bennet, quedando el peso de la película sobre sus hombros, así como las escenas más memorables.
Con El jugador parece que Rupert Wyatt se ha ocupado demasiado de ser artístico y atrevido con sus escenas y yuxtaposiciones de temas de la banda sonora como para pensar en el ritmo de su particular fábula a la que la falta de drama y tensión perjudica lo que era una gran idea y un buen reparto.