jueves, marzo 28, 2024

Crítica de ‘Les doy un año’: Bajada de pantalones de un cínico en el amor

Las críticas de Cristina Pamplona «CrisKittyCris«: Les doy un año

Me encantan, no me canso de las comedias románticas, son predecibles, cursis y en ocasiones algo sexistas, pero dadme colores rosas, una buena banda sonora con algún tema de Van Morrison y un par de besos y me tenéis ganada. Sin embargo, en los últimos años ha habido un cambio de esquemas en el género. Desde hace más de una década la comedia romántica ha ido añadiendo un tono gamberro a sus guiones. Algo pasa con Mary, Persiguiendo a Amy, La cosa más dulce, Virgen a los cuarenta o La boda de mi mejor amiga ya subían el tono de sus diálogos hasta rozar con su humor el mal gusto. ¿Y por qué no? A todo el mundo le hace gracia los chistes de pollas. Por eso, cuando me enteré de que Dan Mazer, guionista de Borat y Bruno, se estrenaba como director en la gran pantalla con una comedia romántica preparé mis carcajadas histéricas. Que terrible decepción…

La premisa de Les doy un año resultaba refrescantemente novedosa; una historia de amor en dirección contraria, desde el enamoramiento a la ruptura. Dan Mazer cuenta la historia de Nat y Josh, una pareja que, a los pocos meses de conocerse, deciden contraer matrimonio, y es a partir del «sí quiero» que comienzan las complicaciones. Con un nuevo y atractivo cliente en la agencia de publicidad de Nat, y una antigua novia de regreso a la vida de Josh, la idea de llegar a su primer aniversario resulta cada vez más difícil.
Tal y como pintaba, parecía que Mazer iba a ofrecernos un retorcimiento del género, tal vez incluso una burla capaz de otorgar cierto realismo a la comedia romántica, pero no, él abandona su cinismo para ir poco a poco endulzando la historia hasta ofrecernos un final insoportablemente empalagoso,  sólo empeorable por el momento «tren del amor» en The Holiday. Vergüenza ajena.
Cuenta la película con un reparto brillante para el humor. La pareja protagonista, Nat y Josh, está interpretada por Rose Byrne (X-Men: Primera generación, La boda de mi mejor amiga) y Rafe Spall (One dayAmigos de más) que tienen química menos diez, y que por eso resultaban perfectos para interpretar a un matrimonio condenado al fracaso. Anna Faris (El dictadorDime con cuantos) y Simon Baker (El mentalista, L.A. Confidential) son los responsables de tambalear los votos matrimoniales. Y entre los secundarios una encantadoramente divertida Minnie Driver (El fantasma de la óperaEl indomable Will Hunting) como esposa de Jason Flemyng (X-Men: Primera generaciónFuria de Titanes) y Stephen Merchant (actor y guionista junto a Ricky Gervais en The Office y Extras) que tiene los mejores chistes de la película.
Como no podía ser de otro modo en un guión escrito por el mismo que lanzó a Sacha Baron Cohen a la fama con los personajes de Ali G, Bruno Borat, Dan Mazer explota en Les doy un año su humor característico, otorgando a la película algunos momentos verdaderamente carcajeantes… durante un ratito al menos. No sé si es que en opinión de Mazer el público femenino, al que va principalmente dirigido este género (para qué vamos a negarlo), es demasiado sensible, pero a medida que transcurre la película, parece que alguien tira de las riendas hasta frenar el ritmo y la comedia, convirtiendo lo que podría haber sido una hora y media de risas en un título fácilmente olvidable. Así, Les doy un año termina pecando de aquello que siempre se le echa en cara a la comedia romántica, una profunda falta de originalidad. Y no es que la necesite en realidad, todos los géneros cumplen una serie de pautas casi siempre inamovibles, pero frente a eso se agradecen otro factores que los enriquezcan, y Mazer tenía en su mano el haber convertido éste título más en una comedia salvaje en la que el romanticismo tuviese su hueco.
Si he de valorar de manera positiva algo en la película sería sin duda el trabajo de Rose Byrne, tan estirada y antipática en algunos momentos como infantil y divertidísima en otros, demuestra trabajar con ganas y profesionalidad en un proyecto que hace aguas. No se puede decir lo mismo de Rafe Spall que aquí resulta insulso y casi imperceptible. A eso hay que sumarle algunas escenas brillantes como la del trío sexual de Anna Faris, posiblemente uno de los momentos más divertidos de la cinta, y una banda sonora propia de la comedia inglesa; temas del pop británico ya legendarios como «Sweet Dreams» de Eurythmics, «Don’t Dream it’s Over» popularizada por Crowded House o «Please Forgive Me» de David Gray versionada por The Pierces.
En definitiva, una gran decepción de lo que podría haber sido una visión realista de la comedia romántica, pero que al final sin mucha comedia y cero romanticismo, se pierde en un argumento estúpido que a duras penas llega a divertido.

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