martes, marzo 19, 2024

Sangre y cenizas (XXI): Crítica de ‘Byzantium’

Las críticas de Carlos Cuesta: Byzantium

Byzantium desvela con siniestra sensibilidad, hermosa cadencia y arrebatador suspense la historia de Ella (Saoirse Ronan), una joven deseosa de compartir con el mundo el relato de su vida inmortal, pero obligada a mantener su secreto y a escribirla una y otra vez en papel para arrojarla al viento. Es un pena que la trama que tan acertadamente había ido desentrañando con fascinación el pasado de la muchacha y su madre, Clara, también vampiresa (Gemma Arterton), se pierda por caminos menos gratificantes sin saber muy bien qué historia se desea contar.
El comienzo promete una contrastada combinación de la intimista y contenida existencia de la joven y la arrebatadora, intensa y sórdida vida de la madre protectora, que parece condenada a repetir su rol mortal de mujer dedicada a satisfacer los placeres de los hombres. Clara fue empujada a la prostitución antes de trasformarse en lo que ahora es y se ha convertido en una superviviente que huye de los vampiros a los que robó el secreto de la inmortalidad dos siglos atrás. El interés de su personaje va mucho más allá de la exuberancia de la actriz que lo interpreta. Sus rasgos obsesivos y su confusa actitud protectora y castigadora hacen de su papel un mar de atrayentes ambigüedades. Sin embargo la apuesta final de la historia por cierta vertiente de denuncia feminista transforma un virtuoso y oscuro relato de infame maldad en una obra menor sobre una sociedad secreta misógina y elitista.

La manera en la que Neil Jordan (Entrevista con el vampiro) regresa una y otra vez a una época anterior para mostrarnos la trágica y penosa vida de las protagonistas, poco a poco, detalle a detalle, es magistral, pero finalmente descubrimos que la tarea de desvelar el misterio definitivo es estéril y que el elaborado inicio de la película no se corresponde con un cierre que se coloca a sí mismo en caminos sin salida, se obliga a una simple confrontación directa y ni se acerca a responder las preguntas que se nos habían planteado.

Todo en Byzantium conducía hacia algo maravilloso, empezando la forma tan distinta en que las dos vampiresas escogían a las «víctimas» de las que alimentarse: una tan piadosa e intelectual, la otra tan animal y vengativa. Los sombríos escenarios escogidos eran los apropiados y también el tempo de los acontecimientos que ocurrían en ellos. El poder primigenio que las convirtió en lo que son transmitía intranquilidad y terror y la forma en que su transformación se expresa visualmente en la pantalla con una literal cascada de sangre es sobrecogedora. Pero finalmente las incógnitas planteadas y todo la imaginación regalada en la presentación de la historia culminan con una sensación de decepción similar a la que experimenté con el cierre de la serie Perdidos.

Byzantium va incluso más allá en melancolía y sensibilidad de lo que Jordan consiguió con Entrevista con el vampiro pero el libreto teatral escrito por Moira Buffini no logra en la pantalla la redondez que alcanzó la adaptación de la novela de Anne Rice. A la trama le falta continuidad  y seguramente una elaboración mucho mayor de los objetivos, los principios y la organización de la hermandad de vampiros que guarda el secreto del santuario de un dios brutal y maldito. En cuanto sus integrantes entran en escena de un modo más continuado la sofisticación de la trama se pierde, seguramente porque en origen la obra no tiene una convicción clara de a dónde quiere llegar, o la tiene, pero no es en absoluto de mi agrado.

Pese a esa conclusión desaprovechada, la película tiene mucho de interesante y de salvaje. Sus personajes tienen bastante profundidad y ofrecen nociones apasionantes como la concepción de la muerte como un acto de compasión o la soledad eterna. Clara se desvive por proteger a su hija de los hombres que las persiguen pero Ella está agotada de pasar los siglos sufriendo una vida que no puede vivir. Frank (Caleb Landry Jones) es un joven estudiante y camarero, solitario y enfermizo, con el que Ella establecerá un vínculo con el mundo más allá de su reducida familia. Él se convertirá en la vía para soltar el peso de sus secretos. La supuesta fragilidad de la muchacha contrasta con la dureza interior del horror humano y sobrenatural vivido durante siglos. Su papel es lo mejor de este tétrico cuento.
Pese a su innegable estilo, Byzantium peca de falta de originalidad en algunos aspectos. De nuevo el vampiro busca la complicidad de alguien para contar su melancólica historia (como en Entrevista con el vampiro) y la estética y algunos pasajes hacen recordar a la impresionante Déjame Entrar. Dentro de la propia historia, repetir la imagen del escenario de la isla desbordando sangre con la creación de un nuevo inmortal la despoja de su fuerza y de toda sorpresa. La ambigüedad de los personajes femeninos es en los masculinos contradicción e incoherencia. Si el guión se hubiera molestado en rellenar esos papeles, en adentrarse y enriquecer la razón de su existencia (y justificar mejor la furiosa insistencia con la que persiguen a las fugitivas), habrían logrado alumbrar todo un referente cinematográfico.

El vampiro según… Bizantium (Spoiler).

*Origen. La entidad que los transforma en vampiros se oculta en una cueva de una isla perdida. Cuando una persona entra en ella se encuentra con alguien idéntico en apariencia física que lo desangra hasta la muerte. Cuando despiertan, se encuentran solos y ya perciben el mundo como seres inmortales.
*Motivación. La de las protagonistas es la mera supervivencia en secreto y la de los miembros de la hermandad acabar con ellas por haber incumplido su código. Se refieren a sí mismos como un apéndice de la Justicia pero sus acciones son muy confusas, misóginas y no acaba uno de entender a qué justicia se refieren. Para Ella, su principal motivación es poder compartir su trágica vida.
*Poder. Muestran unas condiciones físicas mejoradas y por supuesto no envejecen ni fallecen debido a la edad. A parte de eso, no se constatan muchas habilidades más.
*Entorno. Las protagonistas comienzan la aventura en un pueblo pesquero y más tarde en el tiempo presente se esconde en las ciudades, finalmente en una pensión llamada Byzantium después de seducir al propietario.
*Influencia. Los miembros de la hermandad parecen haber extendido una red de contactos dentro de la sociedad humana que les permite hacerse pasar por agentes de la ley sin las sospechas de nadie.
*Debilidades. En contra de lo habitual, los vampiros de Byzantium sí pueden caminar a la luz del día. En la película todos los vampiros que fallecen lo hacen decapitados. También sufren la habitual sed de sangre.

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