Las críticas de Carlos Cuesta: Django desencadenado
No creo que haya muchos directores de cine que puedan mezclar un spaghetti western centrado en el esclavismo en Norteamérica con el mito germano de Broom-Hilda y Siegfried. Que puedan hacerlo bien. Quentin Tarantino ha demostrado que él sí, porque es capaz de viajar en el tiempo, de manipular la cronología y el decoro de ambientes inconexos, trastocar sus trasfondos y depositarlo todo reunido y de forma ¿coherente? en un tercer escenario; al único lugar donde este monstruo de frankenstein podría sobrevivir y prosperar: su película.
Django Desencadenado es el potente y alocado relato de un cazarrecompensas alemán (Cristoph Waltz) que compra a un esclavo negro (Jamie Foxx) porque es una de las personas que puede identificar a tres forajidos buscados. Como el germano está en contra de la esclavitud, prefiere llegar a un acuerdo con él: dejar que le acompañe como asistente y una vez terminado el trabajo ayudarle a encontrar a su mujer. Ella también es una esclava vendida. El hecho de que se llame Broom-Hilda (Kerry Washington), personaje clave del más popular mito alemán, y la afinidad con su ayudante Django provoca una nueva relación de lealtad que les llevará a buscar juntos a la esposa de su colaborador.
Que las escenas ocurran en el Oeste americano del siglo XIX me parece sólo un punto de anclaje para que el espectador se ubique en una contexto geográfico y temporal que cree conocer, pero que seguramente sólo le resulta familiar de otras películas. Esa situación no le impide a Tarantino incluir temas musicales insólitos y casi fuera de lugar, como por ejemplo un rap, que encajan perfectamente en el momento en que se insertan. Seguramente es una de esas cosas que sólo se le permiten a según qué personas. Resulta bastante complicado ver una película de este director sin prejuicios, positivos o negativos, y seguramente los comentarios que habría sobre Django desencadenado serían muy distintos si no fuera hija de su padre.
Pero él parece saber lo que hace. La selección de una gran banda sonora suele ser uno de los puntos fuertes de sus películas, y en este caso también. El contraste de la acción con temas musicales que parecen pertenecer a otro tipo de historia son parte clave de un artificio que nos ayuda a sumergirnos en un sistema propio. En él la violencia extrema, la crudeza, la comicidad y un irónico humor negro se suceden a través de unos diálogos ultradescriptivos, muy elaborados, que diseccionan las situaciones y la psicología de los personajes.
Jamie Foxx aporta el carácter a un personaje del que se espera un pura sangre. Se trata de una gran elección para interpretar a un hombre rudo, apasionado, inteligente aunque tosco, cargado de convicción. Deberá recuperar a su mujer de las manos del propietario de la mayor explotación de algodón (Leonardo DiCaprio). El tipo es un francófilo que se hace llamar monsieur Candie aunque no sepa hablar francés. El actor está a la altura a la hora de encarnar a un hombre que compensa su actitud negligente con dinero, violencia y sangre fría.
Samuel L. Jackson regresa a las órdenes de Tarantino para ofrecernos a un criado imprescindible para Candie, un hombre cruel e inteligente más racista que los propios negreros, tozudo y de una vehemencia absolutamente cómica. Sensacional también este actor. Pero el mejor es también un intérprete que repite con Tarantino después de Malditos Bastardos. Cristoph Waltz es el cazarrecompensas que pone toda la acción en movimiento, un profesional resuelto, con una forma de hablar barroca y analítica y puntería letal. Un hombre sorprendente, adaptado a su tiempo, convertido en ser excepcional por su capacidad de empatizar con las víctimas de ciertas injusticias. Apto para matar fríamente a los culpables y apto para sentir compasión por los inocentes.
Lo que el director ha hecho con Django desencadenado ya lo había hecho en Malditos Bastardos, cuando viajó en el tiempo para «interferir» en la historia, criticar un barbarie humana con mucha ironía, sangre y violencia. Entonces creó una sátira, sin llegar a la parodia, de la sinrazón nazi. Ahora, hace más complejo el concepto y pone en manos de un alemán la capacidad de hacer justicia en la sinrazón del esclavismo negro americano (al mismo actor que en la anterior hizo de azote de negros y judíos). El director pone a los culpables en situaciones de esperpéntico ridículo (el asalto racista a caballo al más puro estilo Ku Klux Klan es para troncharse de risa) y a las víctimas en situaciones que serían impensables en un contexto real, «enmendando» el desequilibrio de fuerzas que hubo en el pasado.
La película no sólo recupera a una vieja gloria, para esa escena del Ku Klux Klan (Don Johnson), algo habitual en las películas de Tarantino. El catálogo de símbolos y referencias puede llegar a ser inagotable en la obra del realizador. Django es un personaje protagonista de varias películas del spaghetti western que interpretó Franco Nero (quien aparece en un cameo en el que interpreta a un adinerado italiano que apuesta en las peleas de mandingos).
Pero Django desencadenado no sólo es atractiva porque es excéntrica. Pese a su duración no es una película pesada, tiene toques geniales de humor negro (no es un juego de palabras), chocantes escenas de acción y otras de una tensión creciente brutal, auténticas bombas de relojería. Pese a ello, el dominio que existe del relato es tal que es capaz de helarnos la sangre, pasando de una escena absurda, graciosa, cómica a un momento de congoja que nos revela la dimensión horrenda y la barbaridad de los hechos que satiriza y que sí ocurrieron. Parece mentira que eso sí ocurriera y no nos parezca imposible.
La he visto este fin de semana y bueno, en su conjunto me ha parecido entretenida sin más. Una película que si hubiese prescindido de muchas cosas, sobre todo de numerosas escenas, hubiese quedado mucho más redonda y llevadera llegando a ser una muy buena película. Pero no es el caso, se me hizo muy pesada y me pareció entretenida sin más.
Eso sí, lo mejor las interpretaciones de DiCaprio y Waltz. Brillantes.
La veré pero me temo que veré en ella toooooodos los tics del insoportable tarantino. Escenas largas, tratando de crear un clima para un resolución que en principio parece impensable. Frases geniales y actitudes extravagantes que tratan de definir a personajes pero lo único uqe hacen es realentizarla pelicula. Eso si, si todo esto no es así, lo diré y admitiré mi error.
Firmaría tu crítica de principio a fin, si fuera capaz de expresarme asi. Como no lo soy, diré simplemente que suscribo cada palabra. Por cierto, situación inicial, puntos de giro, calderones, diálogos… un guión para analizar en las escuelas… De libro.
Tengo la suerte de haberla visto como un niño sin prejuicios y no como el adulto que mientras observa a un mago intenta descubrir el truco… Y me ha parecido genial. Y qué si tiene sus tics si es un maestro en ellos…
Muchas gracias Anónimo 1 por tu comentario, que seguro agrada a Carlos. Siempre es bueno coincidir con vosotros en las críticas y que lleguen al espectador. Hasta mañana no podré verla, y confío me guste como lo ha logrado con Carlos. Javier, muchos comentan las grandes interpretaciones, y el merecido Oscar que debería haber aquí en Waltz.
Obispo, confío tengas que admitir error, y así pagues una entrada de la que salgas contento y no defraudado por el gasto.