Las críticas de Manuel M: Salvar al Soldado Ryan
Durante los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial, Hollywood nos obsequió con un gran número de superproducciones, del estilo Patton, la batalla de Midway, El Zorro del desierto, Un Taxi para Tobruk, o Un Puente Lejano. Todas ellas, generalmente, con un elenco de actores de primera fila, o bastante conocidos, personajes arquetipos, alemanes malísimos, y un realismo, bastante edulcorado. Pero progresivamente la fuerte conciencia antibélica que caracteriza a Occidente, y el choque que eso supone con los ideales más clásicos de Hollywood (conservador por excelencia, por decirlo suavemente), hizo que las películas sobre el tema clásico que fue la Segunda Guerra Mundial, prácticamente desaparecieran del mapa.
Y entonces Tom Hanks desembarcó en Normandía.
Considerada, posiblemente con toda la razón del mundo, la mejor escena de una película bélica de la Historia, por el momento, Salvar al Soldado Ryan fue un enorme triunfo de Steven Spielberg, a todos los niveles.
Es una película muy sólida a nivel de actores, que, además, están excelentemente caracterizados. No solo a nivel de equipo, sino que su estado físico es el propio de un soldado en esas circunstancias: Spielberg contrató a un sargento del ejército que les puso a punto «a la manera del ejército» para que tuvieran la expresión siempre cansada del soldado en batalla, y la forma física real de un soldado: Enjuto, con la ropa sobrante por todos lados, sin afeitar… El reparto, con un tremendo Tom Hanks a la cabeza, respaldado por Tom Sizemore, Edward Burns, Barry Pepper, Adam Goldberg, Vin Diesel (en la mejor película de su carrera, sin duda), Giovanni Ribisi… y Matt Damon como el soldado Ryan.
A nivel de fotografía, es excelente. Algunas imágenes son de las que permanecen en la retina del espectador mucho tiempo: El francotirador alemán en el pueblo francés, la escena final, con Tom Hanks disparando con una pistola a un tanque… Una gozada para los sentidos.
A nivel de guión, es, sin embargo, donde radica buena parte del triunfo de Spielberg. No tanto en la historia, que es sencilla, patriótica, aunque formalmente bien cuidada. Sino en lo que hay detrás: En que Spielberg quiso que esta película fuera no solo para pasar un buen rato en el cine (cosa que consigue plenamente), sino para que se recordara unos hechos que comienzan a olvidarse, difusos en la memoria, y que, sin embargo, deberían, a día de hoy, seguir mereciendo nuestro respecto y admiración. A Spielberg le sirvió para recordar a los americanos, que no tienen porqué ser los malos de la película. Que hubo una guerra, en la que fueron los buenos, e hicieron lo correcto. Quizás eso a los europeos nos pille de refilón, pero conviene también, por nuestro lado, recordar, que alguien se tomó la molestia de venir desde el otro lado del océano a sacar a Europa las castañas del fuego…
De cualquier manera, posiblemente la película de guerra más completa, a nivel general, que he visto. No es la que más me gusta, pero, desde un punto de vista objetivo, creo que es la mejor que Hollywood ha producido.
Que aproveche.