La película de Barrachina muestra la vida de Jesucristo y da una imagen de él muy diferente a la difundida por la Iglesia al considerarlo como una persona con todos los defectos humanos y «en constante estado de ira».
Cruce de palabras. La crítica de Orellana dice que lo que se muestra está basada «en una vida de Jesús inventada que nada tiene que ver con el Jesús histórico de los evangelios». El director responde. Los discursos elegidos para la película, dice, sí pertenecen a las sagradas escrituras. «Lo que hemos hecho en la película es cambiar algunos de los textos evangélicos de contexto, con lo que cambian profundamente de significado», añadió Barrachina. Hombre, si Barrachina realmente lo dijo así, y sacas de contexto las cosas, pues no sé qué decir, parece criticable.
La estética de la película también entra en la discusión. Orellana dice que la película está «a años luz» del sentido artístico de cineastas como Passolini y Buñuel, referencias para Barrachina. «La película es pobre, plana, declamada, y parece salida del túnel del tiempo para llevarnos a los peores años del cine español», argumenta el crítico. La respuesta del aludido : «El Discípulo tiene un pie en el documental y otro en la ficción y una cámara muy de Informe Semanal; es lógico que haya quienes no gusten de ello», explicó Barrachina.
La Conferencia Episcopal dice que no hay milagros en ninguna escena ni resurrección de Jesucristo. Critica que el director abribuye a Platón la predicación del amor y del perdón, y Barrachina dice que el neoplatonismo inunda el contenido de los Evangelios.
Fuente: El Mundo
La polémica está servida,
No hay nada mejor que crear polémica y meterse con la iglesia para hacer caja.