La delgada línea roja narra las vivencias de un grupo de soldados americanos en la Segunda Guerra Mundial, durante la campaña de Guadalcanal. Sin embargo, aunque esa es la definición formal de la película, en su desarrollo se mezclan, sin solución de continuidad, escenas de lucha con flashbacks de los protagonistas. En los primeros el ruido por los disparos, los gritos, y el fragor de la batalla son constantes, en tanto que en los recuerdos de los soldados las imágenes son siempre bellas, el sonido suave, en una atmósfera que invita a la relajación. Sin embargo, al superponerse las unas con las otras, el espectador con frecuencia entra en unas pensando en las otras, y eso hace que para ver la película haya que poner mucha atención.
El director, Terrence Maux, dirige con maestría un plantel de actores sencillamente maravilloso: Sean Penn, Adrien Brody, Jim Caviezel, Ben Chaplin, Woody Harrelson, Nick Nolte…Son primeras figuras del cine y realmente bordan sus papeles. No puedo quedarme con ningún actor en particular, porque realmente llevan a cabo una gran interpretación. Realmente mereció ganar alguno de los siete oscars a los que fue nominado. Quizás el presentar de una manera tan cruda al Ejército Americano, institución muy protegida desde Hollywood, tuvo bastante que ver.
El guión original se basa en la novela homónima de James Jones. En frío, el nombre quizás no le diga nada al espectador, pero si decimos que es también autor de la novela que luego se llevó al cine como De aquí a la eternidad, vemos que estamos ante un guión de primera línea. Con diálogos verosímiles, sin patrioterismos vacíos, mostrando las grandezas y miserias del ser humano, está pensado para revolver la conciencia del espectador y hacerle reflexionar sobre todos los dilemas que la película plantea: El miedo, la ignorancia, la codicia, la incompetencia, la furia, el odio, el amor…
La película está soberbiamente rodada. Las escenas de acción, reales, impactantes, sin concesiones al espectador, con una ambientación casi perfecta, te hacen sentir que casi estás en mitad de una batalla. Está muy bien tratado el tema de la verosimilitud: Los combates son reales, los “malos” no son tontos, las situaciones en las que se encuentran los protagonistas se dan en cualquier guerra, sin necesidad de heroicidades varias.
En definitiva, una película excelente para el amante del cine bélico que busca algo más que las películas clásicas sobre el tema.
Que aproveche.