Las críticas de Laura Zurita:
Sirat
Luis (Sergi López) y su hijo Esteban (Bruno Núñez) llegan a una rave perdida en medio de las montañas del sur de Marruecos. Buscan a Mar, su hija y hermana, desaparecida hace meses en una de esas fiestas sin amanecer. Reparten su foto una y otra vez rodeados de música electrónica y un tipo de libertad que desconocen. Allí deciden seguir a un grupo de raveros en la búsqueda de una última fiesta que se celebrará en el desierto, donde esperan encontrar a la joven desaparecida.
Sirat está dirigida por Oliver Laxe, quien también coescribe al guion con Santiago Fillol. En su reparto encontramos a Sergi López, Bruno Núñez Arjona, Stefania Gadda, Joshua Liam Herderson, Richard ‘Bigui’ Bellamy, Tonin Janvier, Jade Oukid, Ahmed Abbou, Abdellilah Madrari y Mohamed Madrari. La película se estrena en España el 6 de junio de 2025 de la mano de Bteam Pictures.
La búsqueda que cambia
Oliver Laxe (París, 1982) es un director, guionista franco-español que se ha consolidado como una de las voces más singulares del cine contemporáneo. Criado en Galicia, pero con una fuerte conexión con Marruecos, Laxe ha desarrollado una filmografía marcada por una estética contemplativa, una búsqueda de lo auténtico y una profunda exploración de la condición humana en entornos naturales y a menudo hostiles. Sus tres películas anteriores, Todos vós sodes capitáns (2010), Mimosas (2016) y O que arde (Lo que arde) (2019) han sido premiadas en el festival de Cannes, al igual que lo ha sido su última obra, Sirat.
Sirat es una palabra árabe que significa “camino”, “sendero”, pero también designa, en la tradición islámica, el delgado puente que cruza el infierno y que las almas deben atravesar para alcanzar el paraíso. La película no sólo se apoya en ese concepto simbólico, sino que lo convierte en estructura narrativa, en estado de ánimo y, finalmente, en un umbral existencial.
Sirat ha sido aclamada en Cannes, y está hecha, en cierto modo, para eso: una obra que busca la experiencia sensorial, el discurso abstracto, el viaje mental colectivo. La historia, en su forma más superficial, es sencilla: un padre y su hijo buscan a una joven desaparecida, y para ello se sumergen en una rave en pleno desierto. Puede sonar extraño, y lo es, pero el pacto con el espectador se firma pronto. Si el cine nos lo cuenta con convicción, lo creemos. Y Sirat sabe hacerlo.
Un torbellino de luz y sonido
La primera media hora de Sirat es un formidable espectáculo audiovisual: torres de altavoces que parecen estructuras alienígenas, una atmósfera fuera del mundo, cuerpos danzando como si no existiera el tiempo. El contraste entre la serenidad infinita del entorno y el éxtasis ensordecedor de la fiesta es abrumador. La música actúa como agente alucinógeno: cada plano parece capturado desde un estado alterado de conciencia. El baile no es entretenimiento: es trance, vida, resistencia. Esa música hipnótica llena Sirat, y la consciencia del espectador, creando, también para ellos, un estado de ánimo especial.
En medio de ese torbellino de luz y sonido, Luis y Esteban buscan a su hija y hermana. Llegan noticias del mundo exterior —que ha cambiado drásticamente— y, desde ese instante, Sirat abandona su disfraz casi documental para adentrarse en otra lógica. La búsqueda empieza a mutar y se convierte en una travesía metafísica, donde el desierto atrapa y refleja el estado mental del grupo. El sendero —el sirat— es ahora literal y simbólico.
Sirat, entonces, cambia: lo concreto se disuelve, lo narrativo se vuelve atmosférico, los personajes no se sabe si buscan a alguien o simplemente huyen de todo. Lo que parecía una misión se convierte en un tránsito: están cruzando el puente, estrecho como una espada, sobre un abismo que ni se nombra.
Sirat es deslumbrante
Visualmente, Sirat es deslumbrante. Hay escenas que rozan la vanguardia estética, otras que se detienen solo en la contemplación del desierto, como si el paisaje hablara más que cualquier diálogo. La belleza es incuestionable, pero, como todo en Sirat, no siempre tiene sentido. La película renuncia deliberadamente a la lógica narrativa para entregarse a su propia cadencia. Se vuelve solipsista, ensimismada, como los propios danzantes que no bailan para nadie más que para sí.
En varios momentos, Sirat fragmenta el relato con elipsis que nos transportan entre distintas etapas del viaje interior. Pero la última elipsis rompe con todo: no hay transición ni explicación, sólo una imagen final que, más que cerrar, nos arroja a la incertidumbre. No hay conclusión ni desenlace, como si Sirat no supiera, o no quisiera, responder a nada.
La película contiene ideas poderosas bajo la superficie: la comunidad del rave como una contracultura nómada, los mundos que se rozan apenas (el de la familia convencional y el de los desarraigados), el desierto como escenario de revelación y pérdida. Pero Sirat no nos guía: nos deja solos en ese puente sobre el abismo.
Sin respuestas
Luis, interpretado por Sergi López, encarna una transformación radical y dolorosa a lo largo de la película. El actor transmite este proceso con sutiles indicios físicos que, de ser leves al principio, se van acentuando a medida que avanza la trama. Por otro lado, el grupo de raveros con el que convive, actores naturales, nos sumerge en un mundo completamente distinto: el de unos nómadas del rave que viven en los márgenes de la sociedad, mostrándonos una realidad alternativa y fascinante.
Sirat es cine: bello, ambiguo, envolvente. No busca darnos respuestas, sino provocarnos preguntas. A veces, da la impresión de que ni siquiera sus personajes entienden lo que ha pasado, ni lo que les espera. A fin de cuentas, no todas las travesías llevan al paraíso.
En resumen, Sirat es una travesía hipnótica, sensorial y profundamente ambigua, incluso hermética. A través de un viaje entre el trance del presente y la amenaza del abismo, la película propone más preguntas que respuestas. Hermosa, desconcertante e irritante porque no siempre se entiende, pero será recordada.
¿Qué te ha parecido la película Sirat?
Descubre más desde No es cine todo lo que reluce
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.