Las críticas de Laura Zurita:
Cómo entrenar a tu dragón
Hipo (Mason Thames) es un joven vikingo que sueña con convertirse en un gran cazador de dragones, tal como dictan las tradiciones de su tribu. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Desdentao, un joven dragón Furia Nocturna con quien entabla una amistad inesperada. Juntos desafiarán los prejuicios de su pueblo y demostrarán que la convivencia entre humanos y dragones no solo es posible, sino también necesaria para la supervivencia de ambos mundos.
Cómo entrenar a tu dragón está escrita y dirigida por Dean DeBlois, basándose en la exitosa saga literaria escrita por Cressida Cowell y en los caracteres de animación creados para Dreamworks por William Davies, Dean DeBlois y Chris Sanders. El reparto principal incluye a Mason Thames, Nico Parker, Gerard Butler, Julian Dennison, Nick Frost, Bronwyn James, Ruth Codd y Harry Trevaldwyn. La película lega a los cines el 12 de junio de 2025 de la mano de Universal Pictures International Spain.
Copia de calidad
Hay veces que voy al cine con una mezcla de curiosidad y precaución. Llego con las expectativas bajas, deseando que me guste lo que voy a ver, pero temiendo —casi esperando— que no sea así. Ir a ver Cómo entrenar a tu dragón era una de esas ocasiones. Los live action nos han dado unas cuantas alegrías (pocas), bastantes decepciones y un océano entero de mediocridad.
Me da mucha alegría reconocer que, en esta ocasión, me equivocaba. Cómo entrenar a tu dragón (2025) es, sencillamente, una buena película y respeta mucho la versión original. No en vano, su director fue guionista de la película original, por lo que la conoce muy bien.
Sí, es verdad que la nueva Cómo entrenar a tu dragón no es original. Sigue casi con exactitud el esquema, los personajes y los ritmos de la versión animada. Y no, en sentido estricto, no era necesaria: el universo ya existía, completo, en esa película que muchos ya hemos visto (y querido) más de una vez. Pero si había que hacer una copia con actores reales, me parece justo decir que Cómo entrenar a tu dragón es una versión digna, bien hecha y, a ratos, conmovedora.
El lenguaje de esta nueva versión cambia algo en tono respecto a su precedente de animación. Los jóvenes son más mayores, y su adolescencia tiene otra textura, adquiriendo más madurez. En general, los personajes son más moderados en sus expresiones, ya que la acción real no se presta —como la animación— a exageraciones e hipérboles, tanto en los gestos como en las secuencias de acción. Esa contención juega a favor: lo que se pierde en dinamismo se gana en humanidad.
Para quienes no vieron la original, lo que se van a encontrar es un cuento precioso. Cómo entrenar a tu dragón ocurre en una aldea vikinga donde los dragones no son solo bestias mitológicas, sino amenazas reales que queman cosechas y roban provisiones. Hipo (Mason Thames) quiere ser un gran cazador de dragones, compensando su físico enclenque con ingenio y manualidades. Uno de sus artefactos lo lleva a conocer a Desdentao, un joven dragón Furia Nocturna herido, y ese encuentro lo cambia todo.
Es interesante que el relato de Cómo entrenar a tu dragón se enriquece con elementos de subtexto. Hay una atmósfera mitológica que lo eleva: cuernos enormes, barbas épicas y un cierto aire de leyenda del norte. Incluso se podrían rastrear guiños sutiles a los mitos griegos —el maestro herrero recuerda al dios cojo Hefesto, en algún momento aparece un monstruo que parece salido del Hades—, como si detrás de la película sonara un eco antiguo.
Ritmo y garbo
La duración de Cómo entrenar a tu dragón es mayor que la de la cinta animada, pero su calidad no se resiente por este hecho. Los momentos emocionales, los épicos, los cómicos, aunque conocidos, consiguen funcionar. El guion no se abalanza con grandilocuencia sobre clichés, ni abusa de frases hechas para emocionarnos a la fuerza. Y eso se agradece, sobre todo en el caso de esta redactora, algo alérgica a la manipulación emocional. Buena parte del mérito es de la banda sonora, que realza sin aplastar, que sabe ser entusiasta sin volverse machacona, y que en los momentos dulces tiene la decencia de evitar el empalago y las violinadas.
Visualmente, Cómo entrenar a tu dragón es un espectáculo, uno que merece verse en pantalla grande. El CGI está muy bien logrado, pero más importante aún: está al servicio de la historia. Los actores se funden con el mundo fantástico sin que parezca que están actuando en un fondo verde. Las escenas de vuelo son nada menos que grandiosas. Hay una fusión convincente entre héroe y universo, entre carne y dragón.
La poesía del guion aparece sobre todo en la relación entre Hipo y Desdentao, que sigue siendo el corazón del relato. Hay más profundidad emocional entre ese chico y su criatura que en muchas relaciones humanas que uno ve en pantalla. Es una amistad sincera, casi íntima, que crece en silencio y sin subrayados.
El reparto de Cómo entrenar a tu dragón está muy bien elegido. Mason Thames es una versión más humana —y más torpe— que su contraparte animada. Es sensible, inseguro, invisible a ratos. Pero al final, nos gana. Nico Parker, como Astrid, sostiene a su personaje con una mezcla de fortaleza y renuente ternura que la vuelve creíble y magnética. Gerard Butler interpreta a Estoico, el padre de Hipo, con la rigidez de un líder que no sabe cómo ser padre, pero que conserva una humanidad contenida que asoma en los momentos clave.
Esta versión live action de una historia ya conocida, no ofrece nada nuevo. Pero, por una vez, no hace falta. Lo que hace, lo hace bien. Tiene belleza, tiene oficio, entretiene y maravilla.
En resumen, Cómo entrenar a tu dragón es una grata sorpresa. A pesar de no ser original y seguir fielmente la estructura de la película de animación, resulta ser una versión digna y conmovedora, cuyo tono más maduro y la contención en las expresiones de los personajes le añaden humanidad. Visualmente es un espectáculo con CGI impecable y escenas de vuelo grandiosas. Tiene belleza y oficio, y es un gusto verla.
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