Las críticas de Daniel Farriol:
MadS
MadS es un filme de terror francés que está escrito y dirigido por David Moreau (Ellos (Ils), The Eye (Visiones)). Tras probar una nueva droga, Romain sale de fiesta. De camino, recoge a una mujer herida de un lado de la carretera, la cual, al subir al coche, es presa del pánico y se golpea la cabeza hasta morir. Así comienza una noche de pesadilla durante la que Romain será incapaz de distinguir qué es real y qué son los efectos de un fármaco tan misterioso como potente.
Está protagonizada por Lucille Guillaume, Laurie Pavy, Milton Riche, Yovel Lewkowski y Xiomara Melissa Ahumada Quito. La película ha pasado con éxito por multitud de festivales internacionales de terror como Sitges, Isla Calavera o la maratón nocturna de PUFA (Pucela Fantástica) en el marco de la Seminci. Se estrena en salas el 6 de junio de 2024 de la mano de A Contracorriente Films.
Un «viaje» sangriento y muy palomitero
MadS actualiza los códigos del «nuevo extremismo francés» de principios del siglo XXI con generosas dosis de hemoglobina, sexo y violencia que traslada a nuestro tiempo como reflejo generacional de una juventud ávida de estímulos. Pero sobre todo se trata de un ejercicio de estilo absolutamente inmersivo que obliga al espectador vivir la pesadilla de sus protagonistas en primera persona, adentrándose con audacia en el subgénero de «infectados» mediante un único y espectacular plano secuencia (alguna trampilla hay, claro).
La cámara está en constante movimiento para imitar el estado anímico y la paranoia por la que pasan los personajes, tanto que incluso puede resultar una experiencia agotadora. Sin embargo, su virtuosismo técnico es apabullante y el ritmo que tiene la película te dejará sin respiración, proponiendo un «in crescendo» dramático de auténtica locura que hará las delicias de todos aquellos que se dejen llevar por este «viaje».
Más acción que psicología
El director francés David Moreau (no confundir con el personaje de Marvel de mismo nombre) nos relata el caos pospandémico desde la perspectiva del subgénero zombi, pero logrando darle una vuelta de tuerca con la que sortea los tropos y tópicos recientes mediante situaciones que resultan fácilmente reconocibles en el contexto ambiental actual, colocando el foco en las nuevas formas de comunicación de los jóvenes, en un experimento similar a lo hiciese Rob Savage en Dashcam (2021).
Otra de las características más interesantes de MadS es el audaz uso del punto de vista que irá mutando, a medida que avanza la película y sin solución de continuidad, para mostrar las distintas realidades y experiencias de los personajes protagonistas. Moreau solo nos ofrece unas pinceladas de sus relaciones, más telenovelescas que psicológicas, pero esos breves apuntes sirven para que nos involucremos emocionalmente un poquito más con ellos cuando el protagonismo de la acción los haga desfilar por la pantalla.
Una road movie festiva
De hecho, ese traspaso de rol puede entender como un perverso símil del propio contagio de la infección, lo que otorga una coherencia entre lo visual y lo argumental más allá de los que consideran el plano secuencia una capricho autoral. MadS no tendría la misma fuerza ni casi sentido de existir si no fuera por el alucinante y alucinógeno viaje que nos provoca a modo de road movie festiva, sin necesidad de consumir lo mismo que los jóvenes protagonistas. Finalmente, si queremos buscar una dimensión social más allá que vaya más allá del puro disfrute palomitero, el filme también puede entenderse como una reflexión acerca de las consecuencias del abuso de las drogas y sobre la transformación identitaria que sufren las personas cuando las sustancias químicas controlan sus emociones.
Pero más allá de todas estas consideraciones personales, MadS es un filme tremendamente entretenido y salvaje si se entra en su juego hormonado con excesos estéticos y formales que, sin duda, apasionará de todos los aficionados al terror físico por sus escenas sangrientas (sin pasarse con el gore), acción, humor negro y con más adrenalina que en una rave en Ibiza. Eso sí, MadS es de esas películas que pierden mucho si no se ven en la pantalla grande de un cine y sin las distracciones externas que todos tenemos cuando vemos las películas en casa.
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