Las críticas de Daniel Farriol
No te muevas
(Don’t Move)
No te muevas (Don’t move) es un thriller estadounidense que está dirigido por Brian Netto y Adam Schindler (Intruders, Delivery: The Beast Within), con un guion escrito por T.J. Cimfel y David White (There’s Something Wrong with the Children). La historia nos muestra a un asesino experimentado que inyecta un potente agente paralizante a una mujer afligida. Ella debe correr, luchar y esconderse antes de que su cuerpo se apague.
Está protagonizada por Kelsey Chow (Yellowstone, Wind River), Finn Wittrock (American Horror Story, Respirar de nuevo), Moray Treadwell y Daniel Francis. La película se ha estrenado en Netflix el 25 de octubre de 2024.
La sustancia
No te muevas (Don’t move) es un entretenido thriller de supervivencia que no va mucho más allá de su interesante premisa. La protagonista es Iris (Kelsey Chow), una joven que vive atormentada por el sentimiento de culpa tras perder a su hijo. Una mañana no puede soportarlo más y sube a una montaña decidida a suicidarse, pero allí se encuentra con Richard (Finn Wittrock), un tipo de apariencia amable que interrumpe el momento en que va a lanzarse al vacío. Sin embargo, tras la simpatía del desconocido se oculta la mente perversa de un psicópata que aprovecha un descuido para inyectar a la chica una sustancia paralizante con la intención de secuestrarla y torturarla en una cabaña aislada.
Los primeros (largos) 15 minutos de metraje se desarrolla el trauma interior de la chica que desea morir y que, después, paradójicamente deberá luchar por mantenerse con vida. El inicio melodramático tiene visos de telefilme de sobremesa, pero si hemos estado atentos a los créditos iniciales sabremos de buena tinta que la película tomará pronto otros derroteros más siniestros, ya que uno de los productores es Sam Raimi, un apasionado del cine de género que se ha ido domesticando con el paso de los años, pero que sigue conservando algo de su mala baba. Es ahí cuando el drama dará paso a algo más oscuro, eso sí, menos de lo que nos hubiera gustado.
Un survival previsible
Tras recibir la inyección, la chica sabe que tiene unos 20 minutos para escapar del asesino y ocultarse hasta que se le pasen los efectos de la droga. Se produce, entonces, una persecución por el bosque que nos remite a los survivals de toda la vida con el añadido de esa lucha a contrarreloj que añade emoción cuando se advierten los primeros síntomas en el cuerpo de la víctima. Posiblemente esta parte se podría haber haber alargado más y jugado con el suspense de ese deterioro físico que afecta a la motricidad de la chica, pero el guion prefiere dejarla enseguida en un estado catatónico. Lo más aterrador resulta de que la droga solo la paraliza a nivel físico, pero ella sigue teniendo consciencia mental en todo momento de lo que sucede a su alrededor.
No te muevas (Don’t move) juega con pericia alrededor de su premisa argumental, introduciendo un par de personajes secundarios que ayudan a la chica en su huida, pero de los que es fácil adivinar cuál será su destino. Uno de los aspectos más endebles que tiene la película es precisamente la ausencia de sorpresas, todo transcurre tal y como esperamos que irá sucediendo. El visionado es entretenido y el filme no se vuelve demasiado aburrido, pero esa previsibilidad constante hace que asistamos al sufrimiento de la chica desde la distancia y sin involucrarnos de lleno en su terrorífica situación. Los directores Brian Netto y Adam Schindler prefieren realizar un ejercicio de tensión apto para todos los públicos que apostar por el horror puro o una intriga de tono más inquietante, les falta oficio e imaginación.
Un guion que sufre parálisis
No te muevas (Don’t move) acaba siendo un pasatiempo de usar y tirar, otro más de Netflix y plataformas semejantes. Es cierto que cumple con su cometido, pero probablemente la olvides pocas horas después de haberla visto cuando se podía haber logrado algo más perdurable con un poquito de inventiva y esfuerzo. Sus 85 minutos de duración se ven sin complicaciones, entra fácil, no hace falta pensar ni plantearse demasiadas cosas ante hechos poco probables que suceden en la pantalla.
Ni siquiera existe un desarrollo natural en los personajes, por eso el trauma de la protagonista parece insertado con calzador para darle una profundidad que no tiene (la metáfora de una mujer paralizada que vuelve a vivir…) o el malo de la película hace honor al puro estereotipo sin dobleces. La premisa de la parálisis paulatina y la anulación de la voluntad tenían muchísimas posibilidades para generar tensión dramática más allá de la escena del cortacésped o del sofá, esta última para mi gusto la mejor, gracias a la participación de Moray Treadwell.
Y es verdad que se hace complicado no pensar mientras ves la película en lo que hubiera podido conseguir un primerizo Sam Raimi con ese argumento, pero, en definitiva, como buen producto alimenticio de plataforma, si solo buscas pasar el rato puede servirte, está por encima de otros productos similares.
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