Las críticas de Daniel Farriol en la 69 Seminci:
Stranger Eyes
Stranger Eyes es un thriller dramático singapurense que está escrito y dirigido por Yeo Siew Hua (A Land Imagined). Tras la misteriosa desaparición de su bebé, una joven pareja comienza a recibir extraños vídeos y se da cuenta de que alguien ha estado filmando su vida diaria, incluso sus momentos más íntimos. La policía monta una vigilancia alrededor de su casa para atrapar al voyeur, pero la familia comienza a desmoronarse a medida que se revelan secretos bajo el escrutinio de ojos que los observan desde todas partes.
Está protagonizada por Lee Kang-sheng (Journey to the West, Stray Dogs), Wu Chien-Ho (A Sun, The Kids), Anicca Panna (Temple of Devilbuster), Vera Chen (The Victims’ Game, La maldición de la soga 2), Pete Teo, Xenia Tan y Maryanne Ng-Yew. La película ha podido verse en Seminci 2024 dentro de la Sección Oficial.
El ruido y la imagen
Stranger Eyes es un extraño híbrido entre el thriller policíaco y un drama introspectivo con elementos de reflexión social. El director singapurense Yeo Siew Hua que ya sorprendió a propios y extraños con A Land Imagined (2018), continua explorando los límites de la ficción mediante la confluencia metafórica de elementos que quedan sujetos a múltiples interpretaciones mientras utiliza las distintas perspectivas de los personajes implicados.
La trama comienza como si fuera una exótica combinación de La ventana indiscreta (Alfred Hitchcock, 1954) y Caché (Escondido) (Michael Haneke, 2005), al presentarnos a una joven pareja que, tras la desaparición de su bebé, comienza a recibir en casa unas inquietantes grabaciones en discos ópticos que muestran episodios de su vida cotidiana, descubriendo así que alguien los ha estado espiando durante años y violando su intimidad. Sin embargo, la investigación policíaca para descubrir quién hay detrás de esas grabaciones acaba mutando en una historia profundamente oscura acerca de la construcción de nuestra identidad en la sociedad contemporánea a través de la mirada de los otros, así como del proceso de alienación social en un mundo dependiente de las imágenes por encima de las emociones.
Stranger Eyes es un filme exigente y para observar con calma, ya que tiene muchos temas interesantes que subyacen bajo la superficie de su trama principal que acaba siendo una excusa para todo lo demás.
La mirada voyeur
En Stranger Eyes todos los personajes son voyeurs. La mirada se convierte en una acción vampírica que define tanto al que mira como a quien es observado. La película nos lo muestra asumiendo distintos puntos de vista que transforman la vida de los personajes y la propia percepción que tiene el espectador sobre ellos. Más aún si tenemos en cuenta que esa mirada queda filtrada por las pantallas de los dispositivos móviles, cámaras o monitores, todos tan presentes en nuestro entorno cotidiano. El director traza un paralelismo alegórico entre la vigilancia orwelliana que acometen los gobiernos u otras instituciones para controlar los movimientos de los ciudadanos con la monitorización autoimpuesta de nuestra vida a través de las redes sociales y otros medios de comunicación modernos.
La mirada es también atracción y rechazo, obsesión y desprecio. La pareja protagonista vive sumida en la aflicción por la desaparición de su hija mientras jugaba en un parque infantil. Al tiempo que su relación va deteriorándose los vídeos que reciben de un pasado feliz provocan un contraste que acelera el aislamiento de ambos en sus respectivas soledades hasta llegar a caer en la paranoia. Por ejemplo, la mujer inicia una extraña relación a través de una app de mensajería con un acosador anónimo mientras el hombre persigue a una mujer que pasea a su bebé por un centro comercial.
La trama cruza los deseos ocultos y necesidades afectivas de sus personajes con secuencias que resaltan una atmósfera amenazadora y, por momentos, enfermiza. Es una película triste y lóbrega, sin embargo, también existe poesía y belleza en ese retrato desesperanzado de una sociedad cegada por el poder de la imagen que muchas veces es incapaz de desentrañar lo que se esconde tras ella.
Encontrar la propia identidad a través de los otros
El cine de Yeo Siew Hua tiene un ritmo especial inspirado por grandes maestros del cine asiático contemporáneo, en especial, respecto al uso del tiempo y del espacio, así como en la trascendencia visual que enmarca el viaje emocional de sus personajes. En ese sentido, cineastas como Tsai Ming-liang (uno de sus actores fetiches es uno de los protagonistas, Lee Kang-sheng), Apichatpong Weerasethakul, Lav Diaz o Anocha Suwichakornpong, son directores de cabecera para el autor de Stranger Eyes, aunque no se limita a copiar su estilo y nos ofrece una visión propia igualmente documentalista acerca de la condición humana, pero muy apegada a los códigos del cine de género.
La combinación resulta fascinante y, también, críptica, mediante un discurso sobre la imagen y la mirada que esconde diversas capas de profundidad para obligar a trabajar la imaginación del espectador. Si eres de los que quieren todo masticado, esta no es tu película. Es cierto que a Stranger Eyes le pesa demasiado su excesivo metraje, los giros dramáticos del final subrayan demasiado algunos conceptos ya explorados en los minutos precedentes, pero la capacidad narrativa de Yeo Siew Hua para articular imágenes perennes encuentra su verdadero significado en nuestra memoria, más allá del momento del visionado. Sus imágenes las hemos percibido a través de otra pantalla (la del cine) y aumentarán su poder de transformación mediante el recuerdo que tenemos de ellas aplicando nuestras vivencias, experiencias o anhelos personales.
Stranger Eyes es una película que nos habla sobre la invisibilidad en un entorno donde todos somos voyeurs (desapareciendo durante esa contemplación) y sobre cómo encontrar nuestra propia identidad a través de la mirada y de la imagen que proyectan los demás, precisamente por eso el filme obtiene su verdadera identidad tras la mirada de cada espectador.
¿Qué te ha parecido la película?
Stranger Eyes
Descubre más desde No es cine todo lo que reluce
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.